Construyendo el nuevo Dépor: Overbooking en el centro del campo
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Construyendo el nuevo Dépor: Overbooking en el centro del campo

Construyendo el nuevo Dépor: Overbooking en el centro del campo
Mfulu, mediocentro con contrato con el Dépor hasta 2026, conduce el balón durante un partido en Riazor

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El Deportivo cuenta con overbooking en la sala de máquinas. De los 30 contratos en vigor con los que cuenta más allá del 30 de junio, una buena parte son de mediocentros y mediapuntas. Algunos tienen un sitio garantizado en la plantilla del próximo curso, sea cual sea el entrenador elegido para dirigirlos, otros tendrán que convencer al técnico en la pretemporada y varios más tienen el cartel de cesión o salida casi escrito en la frente. A todo esto hay que añadir que, además, lo más probable es que el club incorpore alguna pieza en esta parcela del campo para subir el nivel competitivo. Es decir, más madera para una zona ya superpoblada. Mucho trabajo por delante para Fernando Soriano, director de fútbol del Deportivo. Después de valorar la reconstrucción del Deportivo en la retaguardia, es el momento de analizar lo que puede pasar con las piezas del centro del campo.

 

Villares y José Ángel, garantías

En medio de tanto movimiento, hay dos nombres intocables. Dos jugadores que representan estabilidad, compromiso y rendimiento en el doble pivote. Se trata de Diego Villares y José Ángel Jurado, ambos con contrato hasta 2027 y considerados esenciales dentro del vestuario y del campo.


Villares ha vuelto a demostrar que es una pieza indispensable. El único futbolista que ha vivido las cuatro temporadas del Dépor en Primera Federación, se ha consolidado en los dos últimos cursos como un mediocentro completo: presiona, abarca metros, compensa desajustes y ha mejorado su aportación con balón. Su crecimiento ha sido continuo. En este curso firmó 40 partidos, 35 titularidades, 3.149 minutos y cuatro goles, todo ello coronado por una gran segunda vuelta, solo interrumpida por unas molestias físicas y por un final decepcionante en lo colectivo. Además, el vilalbés es el capitán del Dépor, algo que refuerza aún más su figura.

 

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Villares (i) y José Ángel, durante un partido en Granada | Foto: Fernando Fernández


A su lado, José Ángel ha sido el complemento ideal. Tras aparcar una lesión de pubis –que le ha hecho pasar por el quirófano recientemente–, su regreso coincidió con el mejor momento del equipo entre diciembre y febrero. Fue el timón, el encargado de marcar el ritmo del juego. Su renovación automática hasta 2027 por partidos jugados (50 con el Deportivo) refleja su importancia dentro del campo. En este curso ha jugado 28 encuentros, 23 desde el inicio, y casi 2.000 minutos. Sin alardes, pero siempre con claridad y orden en la circulación. La pareja que forma con Villares es una de las bases sobre las que se asienta el presente y el futuro inmediato del equipo.

 

Mfulu, en el aire

Una de las decepciones de la temporada lleva el nombre de Omenuke Mfulu. El franco-congoleño aterrizó en Riazor el pasado verano con el aval de su experiencia en Primera División con Las Palmas, pero su rendimiento ha estado lejos de lo esperado. Le costó entrar en el once y, aunque tuvo una etapa aceptable cuando alcanzó un mejor tono físico, terminó la temporada en un segundo plano, superado por la competencia y con malas sensaciones.


Ha jugado 25 partidos, solo 14 como titular, con un total de 1.169 minutos. No marcó y acumuló cinco amarillas. Su aportación fue limitada. Por eso, aunque le queda un año más de contrato, el club le ha colgado el cartel de transferible. Si aparece una oferta y el jugador está dispuesto a cambiar de aires para sentirse más importante, el Deportivo no pondrá trabas.

 

Genreau, una incógnita

La llegada de Denis Genreau en el mercado invernal generó cierta expectación. El centrocampista australiano, procedente del Toulouse, aportaba un perfil distinto: asociativo, dinámico y con creatividad entre líneas. Sin embargo, no logró asentarse en los esquemas de Óscar Gilsanz y terminó el curso como un actor secundario.


Solo participó en nueve partidos, dos como titular, con 210 minutos acumulados. Mostró detalles sueltos, pero sin continuidad. Su contrato se extiende hasta 2027 y su futuro está en el aire. Por un lado, mantiene cartel en Europa gracias a su etapa en la Ligue 1, lo que podría abrirle la puerta a una salida. Por otro, dependerá de la opinión del entrenador que dirija al Dépor en la 2025-26. Un caso que requiere pausa y análisis.

 

El dilema Patiño

Otro de los nombres que plantea más dudas es el de Charlie Patiño. El joven mediocentro inglés llegó el pasado verano como una apuesta de presente y futuro, respaldado por su formación en el Arsenal y sus raíces gallegas. Pero la realidad fue otra. Apenas participó en siete partidos, solo tres como titular, y disputó 293 minutos. En defensa quedó retratado en varios partidos y su interpretación táctica fue un punto débil evidente.

 

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Patiño, contra el Albacete | Foto: Patricia G. Fraga


Eso sí, en la recta final del campeonato, cuando el Dépor ya no se jugaba nada, dejó algunas pinceladas: buena salida de balón, visión y elegancia. Suficiente como para generar debate sobre cuál será su futuro inmediato. Con contrato hasta 2028, su futuro está en el aire. La dirección deportiva se debate entre una cesión para que madure o mantenerlo con la esperanza de que explote tras un año de adaptación.

 

Rubén López, una cesión positiva

Uno de los cedidos que regresa con cierto crédito es Rubén López, que ha completado una temporada notable en el Barça Atlètic, pese al descenso del filial azulgrana. Ha jugado 35 partidos, 25 como titular, con 2.300 minutos y dos goles. En su paso por Barcelona ha crecido como futbolista, ocupando varias posiciones: mediocentro, interior e incluso lateral izquierdo en emergencias.


El club catalán no ejecutará la opción de compra, por lo que regresará a A Coruña salvo que otro equipo lo reclute antes. Con contrato hasta 2028, el plan inicial es que haga la pretemporada. Si convence al nuevo técnico, podría quedarse como una pieza polivalente.

 

Irregular Pablo Muñoz

El caso del joven mediapunta es más tibio. Cedido al Atlético Marbella, no terminó de consolidarse. Jugó 24 partidos, 13 como titular, y acumuló 1.168 minutos, con dos goles. Su temporada fue irregular: arrancó bien, pero fue perdiendo peso. No logró el impacto que el club esperaba de él.


Con 21 años y contrato hasta 2028, parece probable que vuelva a salir cedido. Solo una gran pretemporada o una apuesta decidida del cuerpo técnico podrían hacerle hueco en la plantilla.

 

Mario Soriano, intocable

En el capítulo de mediapuntas, el nombre propio es Mario Soriano. Ha sido el único jugador de la plantilla que participó en los 43 partidos del curso: los 42 de Liga y el de Copa. Indiscutible. Ha elevado su nivel, su cuota goleadora (cinco tantos) y su importancia en el equipo.

 

 

 


Su inteligencia táctica, su movilidad y su capacidad para encontrar espacios lo convierten en un comodín de enorme valor. Aunque su lugar natural es la mediapunta, ha sabido adaptarse a las necesidades del equipo en otras posiciones y conectar con un feeling especial con José Ángel y Yeremay. Tiene contrato hasta 2028 y es uno de los pilares del proyecto. Solo una oferta fuera de mercado podría sacarlo de Riazor.

 

Los méritos de Chacón

Uno de los regresos más esperados es el de Luis Chacón, que ha firmado una gran temporada cedido en la Cultural Leonesa: 35 partidos, 33 de ellos como titular, 2.870 minutos y doce goles. Ha sido una de las revelaciones del curso en Primera Federación, mostrando pegada, desequilibrio, visión de juego y polivalencia.


El plan del club es que haga la pretemporada y, si convence al técnico, se quedará. Su perfil encaja en el juego ofensivo que busca el Dépor y su evolución le ha colocado bien posicionado para formar parte de la plantilla 2025-26.

 

Futuro incierto

Por último, el futuro de Hugo Rama está sin resolver. Su contrato termina este mes de junio y el club no ha anunciado su adiós, como sí lo hizo con Pablo Martínez y Jaime Sánchez, que también finalizaban su vínculo con el Dépor. En sus dos años como blanquiazul ha tenido poca continuidad y menos aún en su posición natural de mediapunta. En este último curso tuvo un tramo positivo saliendo desde el banquillo, pero su impacto global ha sido escaso.


Su condición de jugador formado en el pasado en el Fabril, su compromiso con el club y su buena relación con el vestuario podrían jugar a su favor. Pero la decisión final dependerá del análisis interno y de la configuración final de la plantilla.


De este modo, aunque Mfulu tiene la puerta abierta si considera que puede mejorar su protagonismo en otro club, el centro del campo del Deportivo está pendiente de ofertas, decisiones técnicas y de la evolución de los jugadores en la pretemporada. La sobrepoblación en la sala de máquinas obliga a tomar decisiones quirúrgicas. Hay talento y proyección, pero también dudas y jugadores  que necesitan minutos para crecer. A Fernando Soriano le espera un verano agitado en la medular.


El análisis de la situación no estaría completo sin tener en cuenta otro factor: el Deportivo está explorando el mercado en busca de algún refuerzo para la medular. La dirección deportiva considera que el equipo necesita subir un peldaño más en esa parcela si quiere competir con garantías por objetivos ambiciosos. Eso significa que, si no hay salidas suficientes, el atasco puede ser todavía mayor. Por eso se impone una criba clara, no solo para hacer sitio a los que regresan o pueden quedarse, sino también para dejar hueco a posibles incorporaciones que aumenten el nivel de exigencia y rendimiento. 

Construyendo el nuevo Dépor: Overbooking en el centro del campo

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