En el fútbol todo puede cambiar de una temporada a otra, y pocos ejemplos más claros existen que el de Gorka Santamaría. El delantero llegó al Deportivo en el verano de 2022 como uno de los arietes más codiciados de la Primera RFEF y, apenas dos años después, ha caído hasta la Segunda RFEF en busca de una redención que se le sigue escapando entre los dedos.
Su llegada a A Coruña venía avalada por una gran temporada con el Badajoz, en la que firmó 15 goles en 36 partidos, destacando especialmente por su doblete ante el propio Dépor en el fatídico 3-0 del Nuevo Vivero, que supuso un duro golpe para las aspiraciones del conjunto blanquiazul. Esa tarde, Santamaría fue un tormento para la zaga deportivista y seguro que la dirección deportiva coruñesa puso su ojo en él para incorporarlo como referencia ofensiva para el curso 2022-23.
Pero lo que parecía una apuesta segura se convirtió en uno de los fichajes más decepcionantes del Dépor en los últimos años. Gorka llegó A Coruna con una idea clara, "quiero meterme en Segunda y creo que el Deportivo es el equipo idóneo para hacerlo", fueron las primeras palabras del guipuzcoano como deportivista. Pese a su deseo, nunca logró encajar en Riazor: participó en 14 encuentros oficiales (13 de liga y 1 de Copa), apenas acumuló 427 minutos y no logró marcar ni un solo gol. Muy pronto dejó de contar para los entrenadores, y en el mercado invernal regresó al Badajoz en busca de recuperar sensaciones.
En tierras extremeñas, donde conocía el entorno y el sistema, si que pudo mostrar una mejor versión que en A Coruña: marcó cuatro goles y dio dos asistencias en apenas media temporada. Pero ese chispazo no tuvo continuidad. La cuesta abajo ya había comenzado.
La campaña siguiente firmó con el Nàstic de Tarragona, donde participó en una plantilla que alcanzó el playoff de ascenso a Segunda División. Sin embargo, su protagonismo fue residual, 600 minutos en 27 partidos, eso sí su figura apareció en el partido más importante de la temporada. Gorka Santamaría salió desde el banquillo en el minuto 67 del partido de vuelta de la final del playoff de ascenso frente al Málaga. En el minuto 72 pudo asistir a Alan Godoy para empatar la eliminatoria, y, en el comienzo de la prórroga, marcó su primer y único tanto con la camiseta grana. A pesar de su gran actuación el Málaga remontó con dos goles en los minutos finales y dejaron a Gorka Santamaría y Tarragona sin su ansiado ascenso.
Buscando minutos y continuidad, recaló en el Unionistas de Salamanca. Allí volvió a superar los 2.000 minutos, participando en 36 encuentros. Pero su rendimiento goleador fue discreto, 4 tantos y 2 asistencias, cifras muy alejadas de aquel delantero que en Badajoz había sido temido por las defensas rivales.
Más revelador aún es el siguiente dato: desde que salió del Deportivo, ha visto más tarjetas amarillas, catorce, que goles celebrado, nueve. Un registro que simboliza una trayectoria estancada y cada vez más cuesta abajo.
Esta semana, el Intercity CF anunció su fichaje. El conjunto alicantino milita ahora en Segunda RFEF, un escalón más bajo para un futbolista que apenas dos años atrás era referencia en una de las plantillas más potentes de la tercera categoría del fútbol español. La decisión responde al deseo del delantero vasco de reencontrarse con su mejor versión y volver a sentirse importante, algo que no ha conseguido desde su salida de Riazor.
En Alicante coincidirá con Ian Mackay, exportero y excapitán del Deportivo, con quien compartió vestuario durante su breve paso por A Coruña. Ambos siguen la senda de otros exblanquiazules que, en algún momento, apostaron por el Intercity como trampolín para revitalizar sus carreras. Es el caso del mediapunta Emre Çolak, el veterano atacante Miku o Diego Caballo, quien tras una notable segunda vuelta con los alicantinos, firmó este verano por el CD Lugo, dando un paso hacia delante en su trayectoria profesional.
El fichaje de Gorka por el Intercity es un último intento por revertir una caída que se inició en A Coruña. Porque aunque fue breve, su paso por el Dépor marcó un antes y un después en su carrera. Esta temporada el delantero guipuzcoano buscará en una categoría inferior los goles que perdió en Riazor.