El Teresa Herrera, víctima del efecto 2000
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El Teresa Herrera, víctima del efecto 2000

El nuevo siglo trajo un cambio radical en la organización del Teresa Herrera ► El Deportivo de Lendoiro asumió el mando ► Ningún campeón de Europa o América vigente ha jugado el torneo desde entonces
El Teresa Herrera, víctima del efecto 2000
Frankie Oviedo, del América de México, bate al portero deportivista Juanmi en un Riazor semivacío en la tanda de penaltis del primer partido del Teresa Herrera de 2003, disputado en formato triangular con el Nacional de Montevideo completando el cartel

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A finales del siglo pasado, todo el planeta teme al llamado efecto 2000. Los programadores informáticos, desde los años 80, adoptan como costumbre omitir la centuria en el año para el almacenamiento de fechas, asumiendo que el software solo funcionaría durante los años cuyos números comenzaran con 19. El miedo generalizado a fallos masivos en los sistemas informáticos —sí, aunque algunos no lo crean casi toda nuestra vida ya estaba informatizada hace un cuarto de siglo— es real. Sin embargo, el 1 de enero de 2000, los problemas informáticos en todo el mundo, afortunadamente, son menores.

 

El Trofeo Teresa Herrera, sin embargo, sufre su particular efecto 2000. La bomba no explota en año nuevo, sino un poco más tarde. El 27 de abril, el Ayuntamiento coruñés cede la contratación de equipos para el torneo y los derechos de televisión al Deportivo. Los beneficios —en caso de que los haya, que no es lo habitual— son íntegramente para el Deportivo, que se compromete a ceder un pequeño porcentaje del superávit a los clubes del fútbol modesto herculino.

 

Desde principios de abril, Lendoiro intenta reunirse con la alcaldía para abordar diversos temas. La primera cita se lleva a cabo el 27 de abril. “Ha sido el mejor día del año”, afirma el presidente blanquiazul a su salida de María Pita. Es de suponer que solo unas pocas semanas después, Lendoiro cambia de opinión. El Deportivo se proclama, el 19 de mayo, campeón de Primera División.

 

El 15 de marzo de aquel año, Wanderlei Luxemburgo, seleccionador brasileño, afirma que el combinado olímpico canarinho disputará el torneo, como parte de su preparación para los Juegos de Sydney. Finalmente, no es así. El máximo mandatario deportivista consigue que el campeón de la Serie A italiana, la Lazio, acuda al torneo. Es un Teresa Herrera de primer nivel. Campeón de España contra campeón de Italia, probablemente las dos mejores ligas del momento. La Premier inglesa todavía no es lo que es hoy. La mala noticia es que, por primera vez en 27 años, el trofeo no se celebra en el formato cuadrangular que lo convierte en el mejor torneo amistoso del mundo durante esas casi tres décadas.

 

Desde aquel momento, el esplendor de aquellas tardes de agosto de los años 70, 80 y 90 no ha vuelto a tener réplica, salvo en contadas excepciones. Ningún campeón de Europa o de América en vigor ha vuelto a jugar el Teresa Herrera. La excepción es el Atlético de Madrid, que en 2012 participa como vigente campeón de la Europa League. Las tres participaciones del Real Madrid en el presente siglo (2001, 2007 y 2013) no coinciden con ninguna de las abundantes Champions League blancas. Lendoiro utiliza con asiduidad la participación en el torneo como moneda de cambio para fichajes y cesiones, sobre todo con clubes americanos.

 

El formato cuadrangular vuelve en 2001 y, tras un triangular en 2003 —en el que queda de manifiesto que el público le da la espalda, con asistencias por debajo de los 5.000 espectadores incluso en los encuentros del Deportivo—, regresa durante unos pocos años para prácticamente desaparecer a partir de 2008. Desde 2009, únicamente vuelven a disputarlo cuatro equipos en dos ocasiones: 2014 y 2024.

 

Es cierto que, durante sus primeros 55 años de existencia, el trofeo sufre importantes altibajos. No siempre es oro —plata, mejor dicho en este caso— todo lo que reluce. Aquellos representantes trileros, que traen a equipos europeos llenos de suplentes y de retales, están a punto de liquidar el torneo tras una década de vida. Los años 60 también dejan algún timo. El guion solo cambia con la instauración del cuadrangular que, en la inmensa mayoría de las ocasiones, convierte el torneo en una especie de mundialito de clubes. 

 

Durante la pandemia de 2020, el torneo sufre una nueva crisis. Solo el empecinamiento de algunos empleados del club convence al entonces consejero y ahora concejal Manuel Vázquez de que el Teresa Herrera no puede perder su longevidad única en el orbe. Acaba jugándose en diciembre y, libra por libra, es el peor Teresa Herrera —un Dépor de Segunda B se enfrenta a una selección del fútbol modesto coruñés— pero mantiene su exclusividad.

 

Corren otros tiempos y, pese a la proliferación de torneos oficiales, de virus informáticos y de virus patógenos, el Teresa Herrera sigue en pie. Que no es poco.

El Teresa Herrera, víctima del efecto 2000

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