Liceo-Barça, el Clásico de los Clásicos, un duelo legendario, apoyado en una rivalidad con más de 40 años de historia y 23 finales: seis para los de verde y blanco, tres con Juan Copa en el banquillo, y 17 para los azulgranas. La batalla número 24, con el título de la OK Liga en juego, dará comienzo este sábado en el Palau Blaugrana (13.00 horas). Aquí repasamos las aventuras y desventuras del liceísmo contra su eterno rival.
En la primera temporada de Augusto César Lendoiro como presidente y en la primera final contra el Barça, el Liceo se proclama campeón de la Copa del Rey en el Palacio de los Deportes de Riazor (4-2). Tres goles de Garvey y uno de Mario Rubio marcan el terreno, pero la expulsión del propio Garvey espolea a los visitantes, que ni con un jugador más pueden con la resistencia del Liceo y el clamor del Palacio. “Debimos y merecimos resolver antes”, declaró el técnico Carlos Gil.
Areces recibe la Copa de manos del entonces presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor. A su lado aplaude el coruñés Antonio González, expresidente del RC Deportivo, primer no catalán en dirigir la Real Federación Española de Patinaje, fundador de la CERS... y abuelo del ahora barcelonista Ignacio Alabart.
Aquella primera final no es en realidad la primera porque se juega entre el partido de ida y el de vuelta por el título más preciado: la Copa de Europa. El 6-2 en el Palau fue demasiado para el equipo coruñés, aunque la victoria en el torneo del KO caldea los ánimos de remontada, que se disparan con el 2-0. Nada más lejos de la realidad, un tanto de Pauls a 20 segundos del descanso enfría el ambiente y el Barça suma su séptima corona continental consecutiva pese a la derrota (3-2).
El Clásico se repite en las tres siguientes finales de la Copa, todas con derrota del Liceo. En 1985, un doloroso 7-0 en Palma de Mallorca desemboca en la dimisión de Gil y un cambio de ciclo, pero a lo grande. “El hincha, si mañana le ofrecemos triunfos y espectáculo, olvida pronto estos disgustos”, lanza un desafiante y premonitorio Lendoiro.
En 1986, una derrota en el Palau (5-2) tras el empate de ida en Riazor (3-3) importa menos en la parroquia liceísta después del primer título de Liga. Y al año siguiente, otra final copera más a doble partido definida por el 12-3 en Barcelona, es un recuerdo menor en A Coruña tras la celebración de su histórica primera Copa de Europa unas semanas después.
El Liceo vuelve a levantar un trofeo contra su eterno rival en diciembre de ese mismo 1987: la Supercopa de Europa. Parece encarrilar el triunfo cuando gana 2-4 en el Palau, pero los locales reaccionan y empatan (4-4), dejando todo para la vuelta en el Palacio de Deportes. No falla el equipo de Andrés Caramés (4-1) y Mario Rubio recibe el primero de los cuatro títulos que el Liceo conquista esa temporada: suma la Copa Intercontinental, la Copa de Europa y la Copa del Rey. Solo falla en la Liga, segundo tras el Noia.
La histórica rivalidad en las finales se aplaza hasta mediados de los años 90 por el mal momento de la sección azulgrana mientras la vitrina del Colegio Liceo La Paz no deja de crecer. La siguiente batalla por un título es, de nuevo en la Copa, en 1994, justo la temporada que Lendoiro deja la presidencia, Caramés el banquillo y Martinazzo cuelga los patines. Cambio de ciclo y triunfo azulgrana (5-3).
Conviene detenerse en el siguiente duelo con un título en juego: Barça y Liceo se cruzan por vez primera en las finales de los playoffs de la División de Honor 1995-96, al mejor de cinco partidos. Los coruñeses roban el factor cancha en el segundo envite (5-6), pero los azulgranas salvan el match-ball en los penaltis del cuarto (2-2 y 0-1) y se proclaman campeones al abrigo del Palau (7-4).
En los 2000, el equipo coruñés pierde cuatro finales contra su némesis: la Copa de Europa de Sevilla en 2001, en la tercera etapa de Carlos Gil como técnico, y tras una dura prórroga (4-2); la Supercopa de España en 2004 (7-3 en Barcelona y 2-2 en A Coruña); la OK Liga 2008-09 en una serie por la vía rápida que permite al Barça celebrar un trofeo en Riazor por vez primera desde 1987 y la Supercopa de Europa 2010 (7-2).
El tercer éxito liceísta contra los azulgranas vale por unas cuantas derrotas: en Lodi 2012 suma su segunda Liga Europa consecutiva (antigua Copa de Europa) y la sexta en la historia del club con un desenlace de cuento de hadas. O de pesadilla. Según el bando. Con 2-2 en el marcador, Barreiros firma a 26 segundos para el final el 2-3 para el Liceo tras un pase de Jordi Bargalló. Y la leyenda cierra el 2-4 con una falta directa con solo dos segundos en el reloj.
“Ellos tenían todo preparado para celebrar la victoria, con neveras llenas de champán, incluso. Nosotros, nada. Apenas pudimos conseguir unas cervezas un buen rato después de levantar el trofeo”, desvela el propio Bargalló en el libro Visten de verde y blanco.
Dos Supercopas de España con derrotas ajustadas (4-5 en 2014 y 6-5 en 2015) cierran un balance de tres títulos para el Liceo en quince finales contra su principal enemigo. La llegada de Juan Copa al banquillo mejora ese porcentaje histórico: el técnico coruñés suma los mismos títulos (tres) en solo ocho duelos directos. Y eso que pierde el primero en la Copa del Rey de 2018 (1-2) y también los tres últimos.
La Supercopa de España de 2019, con un gol decisivo de Carlo di Benedetto a doce segundos del final (3-2); la memorable Copa del Rey de 2021 en Riazor, con tres tantos a bola parada, dos de Adroher y uno de Carballeira (otro 3-2) y la Supercopa de España unos meses después con hat-trick del propio Adroher (sí, también con 3-2) alimentan las esperanzas de este Liceo en la final de todas las finales.