Hoy es un poco menos lunes porque no empieza una semana cualquiera sino una en la que arranca la lucha por el título de la OK Liga. Por un lado, el Barcelona. Por otro, el Liceo. Primero contra segundo de la fase regular. Los dos grandes frente a frente en una final de playoff que echa a andar el sábado en el Palau y que se presenta muy abierta. Porque el favorito indiscutible tendría que ser el Barça, pero esta temporada ha sido menos Barça de lo que acostumbra por más que su versión liguera haya sido la más fiable de todas tras las grandes decepciones de la Copa y sobre todo en Europa. Pero nunca hay que fiarse de un animal herido, aunque el Liceo sea como un tiburón cuando huele la sangre. Los verdiblancos vienen, además, de menos a más en modo indestructible, sin nada que perder, conscientes de que tienen una gran oportunidad y con ese gen competitivo que les hace tan peligrosos. Eso sí, los enfrentamientos de la temporada sonríen claramente a los azulgrana con un 3-0 en su marcador particular.
La temporada termina como empieza. Hace ocho meses, el 5 de octubre de 2024, que el Palacio de los Deportes de Riazor abrió fuego con la Supercopa de España que ya enfrentó en las semifinales al Liceo y al Barça. Al conjunto coruñés el estreno le pilló verde de más tras una pretemporada con pocos partidos y sin algunos de sus efectivos, enrolados con la selección española en los World Skate Games. Un obstáculos para conjuntar una plantilla que se presentó con cinco cambios (Martín Rodríguez, Jacobo Copa, Nil Cervera, Arnau Xaus y Tato Ferruccio). Sangre nueva y además, joven, que siempre necesita un tiempo extra en su particular proceso madurativo.
Tampoco fue un verano fácil para el Barça, teniendo que ver cómo se iban sus dos grandes referentes, los dos jugadores que, con permiso de Ignacio Alabart, le sacaban siempre las castañas del fuego, un Pau Bargalló y un João Rodrigues que pusieron rumbo al Benfica junto al entrenador Edu Castro, a los que se sumó la baja por retirada de Sergi Panadero. Comenzaba por tanto una era nueva en el conjunto azulgrana que tendría en el banquillo a David Cáceres y para la que se recuperó a Pablo Álvarez y se reclutó a Ferrán Font y a Sergi Aragonés. Jugadores contrastados y con experiencia, lo que sirvió para acortar plazos, deshaciéndose del Liceo en las semifinales de la Supercopa de España por 5-2 y después venciendo en la final al Reus por 1-0 para ganar el primer título de la temporada.
Debacle azulgrana
Pocos podrían esperar entonces que sería el primero y, de momento, único. Con una trayectoria inmaculada en la competición doméstica, batió su récord al encadenar 18 victorias seguidas hasta que el Igualada, en la jornada 19, se convirtió en el primero en frenarle, aunque fuera a medias, con un empate. Después, hasta el final de la liga regular, perdió en Noia y empató en Reus para terminar líder destacado con 71 puntos, 23 triunfos, dos empates y una derrota, 123 goles a favor, 44 en contra. Incontestable. Y aun así no consiguió trasladar este dominio a los momentos importantes.
En Europa acumuló problemas tras perder en la pista del Reus en la segunda jornada de la fase de grupos. No levantó el vuelo con empate contra el Barcelos en casa y cayendo con claridad en su visita al Porto. Con la tercera derrota, en Noia, ya se quedó contra las cuerdas y los empates frente a Barcelos, Porto y Reus confirmaron su eliminación a las primeras de cambio, sin alcanzar los cuartos. Primera gran decepción. Y con ella se plantó en la Copa del Rey con la necesidad de desquitarse y el Noia volvió a ejercer de verdugo al eliminarle en cuartos de final.
La Liga es su última oportunidad y de momento avanza con paso firme en un playoff en el que el coruñés Ignacio Alabart, que atravesó problemas físicos y estuvo de baja varios meses, demostró lo mucho que le echó de menos su equipo. En cuartos, los azulgrana sufrieron en el primer partido contra el Alcoi, que se decidió en los penaltis, pero sentenciaron en el segundo con un golpe de autoridad (4-7). En semifinales también dominaron al Calafell por la vía rápida, con más apuros en el primero y en el tercero que en el segundo.
Regularidad liceísta
El Barça llega con menos desgaste, sobre todo en el playoff (44 partidos lleva el equipo de la Ciudad Condal por los 47 del coruñés), porque el Liceo necesitó un esfuerzo extra ya que abrió los cuartos de final con derrota contra el Lleida y se vio obligado a remontar en los dos siguientes. Y también su serie de semifinales contra el Reus fue mucho más exigente a nivel físico y mental, con dos duelos que se fueron a la prórroga, que la que tuvieron los culés. Pero eso también le ha dado un entrenamiento en nivel de resiliencia que no ha tenido su rival.
Los verdiblancos no habían podido llegar a ninguna final y salvaron el honor en el último momento y de forma heroica. En la Supercopa de España cayeron en las semifinales frente al Barça; también las semifinales de la Copa del Rey, en las que se toparon con el Reus, fueron su tope, mientras que en la Liga de Campeones se quedaron a las puertas de la final a cuatro tras ser eliminados en cuartos por el Barcelos en la tanda de penaltis. Activos en todos los frentes. Ya son los más regulares. Ahora quieren subir la apuesta.
