OPINIÓN | ADN, ¡chupito!
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OPINIÓN | ADN, ¡chupito!

OPINIÓN | ADN, ¡chupito!
Celebración liceísta | Carlota Blanco

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Cuando en el cincuenta aniversario del Liceo decidimos Rubén Darío Rodríguez y yo repasar la historia verdiblanca en un libro con entrevistas a sus protagonistas, nos mirábamos de reojo y nos provocaba una sonrisa cada vez que alguno de ellos utilizaba la expresión ”el ADN del Liceo”. Menos mal que no hicimos el juego de los chupitos porque hubiésemos acabado con una buena. Daniel Martinazzo: ADN. ¡Chupito! José Luis Huelves: ADN. ¡Chupito! Ramón Canalda: ADN. ¡Chupito! Willy Duarte: ADN. ¡Chupito! Facundo Salinas: ADN. ¡Chupito! Josep Lamas: ADN. ¡Chupito!  Jordi Bargalló: ADN. ¡Chupito! César Carballeira: ADN. ¡Chupito! Dava Torres: ADN. ¡Chupito! Juan Copa: ADN. ¡Chupito! Y así hasta prácticamente el infinito. Pero por más repetitivo que sea, ¿cómo se puede explicar entonces la semejante barbaridad del Liceo en Reus si no es recurriendo a ese halo que envuelve al equipo para el que no existe la palabra imposible y que se ha ido pasando de generación en generación empujándole a través de su garra, fuerza y coraje imparables a las gestas más increíbles? Solo puede ser ese ADN inoculado en vena cuando un jugador se enfunda la camiseta verdiblanca. Y ahora ese ADN lo pone a prueba la casta azulgrana. La Federación Española fijaba los dos primeros partidos de la final en Can Barça para viernes y domingo. Pero la televisión manda y serán finalmente sábado y lunes. Sí. Un lunes. La liga clandestina. Por mucho que aporte en cuanto a visibilidad el hecho de la retransmisión del partido, ¿en serio es la mejor promoción para este deporte? ¿Que los aficionados no puedan ir al pabellón en la lucha por el título? ¿Que nadie pueda desplazarse desde A Coruña? Odio eterno al hockey moderno.

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