El Deportivo, que hace justo un año y un día logró el ascenso y abandonó el barro, cuenta solo con dos supervivientes del inicio de esa etapa: Diego Villares y Jaime Sánchez. El mediocentro vivió el primer curso en Segunda B (2020-2021) y el central llegó la siguiente temporada, en la 2021-2022. La historia del zaguero de Chiclana es un ejemplo de resiliencia y de capacidad de adaptación. Su trayectoria con el Deportivo, con el que renovó de forma automática en junio de 2024 por una campaña más, ha ido de más a menos.

Este curso, tras la marcha de Lucas Pérez en enero, se erigió como uno los capitanes, demostrando su alcurnia dentro del vestuario. Ni una palabra más alta que la otra, aguardando su oportunidad, que este año como titular se ha hecho esperar. No fue hasta la jornada 38, en el partido ante el Albacete en Riazor (5-1).
“Todo el mundo quiere jugar lo máximo posible, yo también, pero hay cosas más importantes. Con el paso de los años me gustaría que le pregunten a algún excompañero y diga ‘era un buen compañero’. Hay que entrenar bien y, como capitán, también hay que dar ejemplo”, comentaba en zona mixta tras ese encuentro.

Jaime puede estar tranquilo, a tenor de las palabras de Pablo Vázquez: “Lo que está haciendo tiene mucho más valor, pero muchísimo más, que lo que estoy haciendo yo. Este mundo del fútbol, a veces es desagradecido; Jaime trabaja cada día para poder tener su momento, y por desgracia no le está llegando (...) Cada vez que salgo al campo, Jaime me da un abrazo sentido, y esa es una cualidad que él tiene y que le engrandece. Ojalá pronto llegue su oportunidad”. 

Suma 280 minutos este curso. Hasta Albacete llevaba casi un mes sin jugar: su última aparición había sido el 6 de abril, siendo suplente en el triunfo del Dépor ante el Cádiz (1-0). El pasado fin de semana, en la derrota contra el Sporting, repitió en el once y lo hizo como central zurdo.

Una posición que no le es ajena y en la que ejerció su primer año en el club junto a Adrián Lapeña. Esa primera campaña en las filas herculinas había disputado 2.331 minutos de temporada regular, en los que había marcado un gol. La llegada de Pablo Martínez el curso siguiente le hizo perder minutos y presencia. No obstante, sus números se acercaron a los 2.000 minutos disputados, en una temporada en el que el equipo tuvo tres técnicos: comenzó Borja Jiménez, a este le siguió Óscar Cano y terminó el curso Rubén de la Barrera.

Su tercer año en el Dépor, con Imanol Idiakez al frente del banquillo deportivista, gozó de nuevo de oportunidades, en gran medida gracias a su polivalencia. Una versatilidad que le permitió jugar, además de en el centro de la defensa, como lateral derecho e incluso en la posición de pivote defensivo.

“Yo a Jaime lo veo en el campo. Es un jugador que me gusta mucho, juegue donde juegue. Tenemos la suerte de tener la polivalencia de Jaime, vale su peso en oro. Ves al Real Madrid, con futbolistas como Lucas Vázquez o Nacho y ese perfil de jugador siempre está preparado. Cuando lo necesitas aquí o allí él cumple. Es un tesoro para nosotros. Independientemente de donde actúe es rendimiento y estabilidad”, comentaba Idiakez el 4 de mayo del año pasado, en la previa del partido ante Unionistas en Riazor.

En ese duelo sería suplente y disputaría los últimos minutos de un encuentro en el que el Dépor se impondría, gracias a un tanto de Barbero. Los coruñeses, que llevaban sin perder desde el 14 de enero, culminarían la gesta del ascenso el 12 de mayo. Después del mismo sería titular en el choque ante la Real Sociedad B (1-1) para cerrar el exitoso curso. Este, confirmada la permanencia, está acabando el año sobre el verde. Termina contrato el 30 de junio y a sus 30 años disfruta de sus galones, veremos si últimos, en el Deportivo.