OPINIÓN | Soñar en grande con los pies en la tierra
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OPINIÓN | Soñar en grande con los pies en la tierra

OPINIÓN | Soñar en grande con los pies en la tierra
Diego Villares, durante el Deportivo-Burgos | PATRICIA G. FRAGA

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No descubro América al afirmar que la Liga Hypermotion es molto longa. 42 jornadas son muchas jornadas y, por si a alguien le pudieran parecer pocas, se pueden convertir en 46 en el mejor —o peor, según se mire— de los casos. Todavía es pronto para valorar la puesta en acción deportivista, básicamente porque aún faltan unos cuantos días de mercado y la mayor parte de las plantillas tienen varias compras pendientes. Eso sí, se mire por donde se mire, cuatro puntos de seis posibles son un buen botín. Más que nada, porque empezar como motos Botana tampoco asegura nada. El curso pasado, solo Huesca, Albacete y Zaragoza ganaron los dos primeros partidos. Los oscenses acabaron octavos, los manchegos fueron décimos y los maños finalizaron decimoctavos, un solo puesto por encima del descenso. El propio Zaragoza, Andorra y Tenerife lo hicieron en la campaña 2023-24. Los chicharreros, duodécimos, firmaron el mejor resultado de los tres al cabo de la interminable Liga Hypermotion. Los pirenaicos, ojo, acabaron descendiendo a Primera RFEF. Y si echamos la vista atrás tres ejercicios vemos que el ‘6 de 6’ fue cosa de Granada, Alavés y Ponferradina. Los primeros subieron directos, los segundos lo hicieron en el playoff con el mítico penalti de Villalibre... y los terceros, como les sucedió a los bercianos doce meses después, perdieron la categoría.

 

Puede parecer que no es una buena puesta en escena porque, otra vez, el Dépor y el deportivismo han catado el amargo sabor del problema que los lastró el pasado año. No es que el equipo no jugase cómodo ante el Burgos frente a casi 26.000 almas, hecho esgrimido por algunos protagonistas en tiempos no muy lejanos para justificar el bajo rendimiento como local. El Dépor tuvo momentos largos de lucidez y de dominio. No mostró síntomas de nerviosismo, ni de precipitación, y apenas concedió ocasiones claras a su rival. Sin embargo, volvió a faltar el gol en Riazor. Y faltó ante un equipo que, si bien ganó 5-1 en la primera jornada, frente a la Cultural Leonesa encajó un tanto y estuvo cerca de hacerlo en un par de ocasiones más pese a jugar 89 minutos en superioridad numérica. Los números en Riazor alejaron al Deportivo de cualquier posibilidad de pensar en cotas mayores la pasada temporada y este 0-0 no es la mejor forma de pasar página.

 

Diego Villares, cauto por naturaleza como buen gallego, en su comparecencia tras el empate ante el Burgos —el noveno en los últimos 22 encuentros en Riazor— no quiso mencionar la palabra tabú con la que el Dépor comenzó outra historia. “Esto es muy largo, vamos poquito a poquito, ya hablaremos dentro de muchos meses”. Es tan esperanzador soñar en grande como saber que hay quien mantiene los pies en el suelo porque, amigo mío, no conviene olvidar que “la fiesta te la quitan de los fuciños inmediatamente”.

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