El Deportivo sigue con su apuesta para rearmar el ataque, que apuntaló este lunes con la llegada a la ciudad del delantero italiano Samuele Mulattieri (La Spezia, 2000). El futbolista llega procedente del Sassuolo y aterrizó este lunes a media tarde en el aeropuerto de Alvedro de A Coruña para pasar el pertinente reconocimiento médico y cerrar la cesión por una temporada por el Deportivo. Esta operación es con opción de compra obligatoria en caso de ascenso con el club coruñés.
La llegada generó una gran expectación en el aeropuerto. Muchas personas preguntaban a los gráficos a quién se esperaba y pronto corrió la voz de que se trataba del delantero italiano, que iba a fichar por el Deportivo. Le esperaban varios empleados del club. Mulattieri, que llegó acompañado por su agente, eludió hacer declaraciones a los medios de comunicación y tampoco posó a su salida del aeródromo, por lo que las instantáneas que se pudieron tomar del punta fueron entre la salida de la terminal hasta el parking donde le esperaba un vehículo que le trasladó al hotel en el que se aloja. Su llegada atiende a una de las demandas de Antonio Hidalgo, que pedía de cara a la recta de este mercado estival a uno o incluso a dos delanteros. “Es inteligente, generoso con los compañeros y tiene el gol entre ceja y ceja”, define Fabio Grosso a Samuele Mulattieri.
Grosso no es un cualquiera, lateral izquierdo en la selección italiana campeona del mundo en 2006, clave en las postrimerías de ese campeonato en una memorable semifinal contra la anfitriona Alemania y autor del último gol que le dio el título a Italia en la tanda de penaltis contra Francia. A Mulattieri lo entrenó en el Frosinone y en el Sassuolo: “Lo tiene todo para llegar a ser un futbolista de élite”.
Mulattieri es un delantero dúctil que lo mismo se mueve en el nueve como entre líneas o cae a los costados. Sus cifras no son las de un goleador impactante, pero su influencia en el juego va más allá: era el delantero centro de dos de los tres últimos campeones de la Serie B. Su casa natal está en Arcola, un pueblo vecino a La Spezia, en la costera región de la Liguria. Allí en 2020 sucedió una de esas cosas que pasan una vez cada siglo, tras cien años lejos de la máxima categoría el Spezia Calcio, sucesor del club que se había declarado en bancarrota doce años atrás, volvió a llevar a la ciudad a lo más alto. Pero para entonces Mulattieri, la perla de su cantera que había llegado a jugar tres partidos con el primer equipo, ya había volado. Con 17 años se había ido al Inter. Como para negarse, su corazón siempre fue neroazzurro, su ídolo Diego Milito, al que dicen que recuerda por sus movimientos. Aunque la costumbre de llevar una cinta en el cuello y alguna que otra referencia las tomó de Zlatan Ibrahimovic.
En el Inter dio el paso al profesionalismo tras dejarse ver en la Youth League ante el Barcelona de Nico González, Ansu Fati, Ilaix Moriba y… Arnau Comas. Acabó su etapa juvenil con 15 goles en 20 partidos y le enviaron a hacer un particular Erasmus a Países Bajos, al Volendam, un equipo de segunda división entrenado por Win Jonk, un exjugador interista. Fue allí, en la soledad holandesa y en plena pandemia, cuando decidió empezar a estudiar piano. Aprendió a cocinar. 18 goles en 30 partidos en el exilio y una eliminación en el playoffs de ascenso fueron el preludio del regreso a Italia, donde encontró sitio en la Serie B, primero en el Crotone en una temporada en la que empezó a convertirse en habitual de la selección italiana sub-21. Con ella disputó un partido contra Rumanía en noviembre de 2021 en la que se alineó de inicio junto a Giacomo Quagliata, entonces futbolista del Heracles holandés.
Tras Crotone llegó un paso adelante en Frosinone, un equipo armado para pelear el salto de categoría y en el que anotó doce goles en una campaña que acabó en ascenso, con Grosso a los mandos. Mulattieri se perdió los seis últimos partidos del campeonato por una lesión, pero se revalorizó y entró en la operación por la que Frattesi se marchó del Sassuolo al Inter a cambio de Davide Frattesi, el delantero que con un gol casi sobre la hora eliminó al Barcelona en las semifinales de la última Champions. El Inter pagó al Sassuolo 28 millones de euros y agregó los derechos por Mulatteri, al que se valoró en 6 millones más.
El acuerdo le dio al delantero, ahora deportivista, un estatus de jugador de la Serie A, pero la experiencia no fue buena, bastantes suplencias y una campaña que finalizó sin goles y con un descenso de categoría. Se redimió el curso pasado, con un ascenso, nueve dianas.
Su llegada puede acelerar las opciones de salida de Mohamed Bouldini. El ariete marroquí tiene contrato hasta 2028, pero su continuidad en el Dépor no es segura, después de que en el curso pasado no cumpliese con las expectativas. Tras haber pagado su traspaso al Levante, un desenlace que no implicase una venta que neutralizara la amortización de su fichaje supondría una rémora para el Límite de Gasto en Plantilla Deportiva en el Dépor.
“(Ficharemos) un delantero seguro y otro dependiendo de las salidas. Por ahí andará la situación”, comentaba recientemente el técnico Antonio Hidalgo, al ser preguntado por las piezas que faltaban para dar por cerrado el mercado estival, que finaliza el próximo 1 de septiembre a las 23.59 horas. Con la llegada, pendiente solo de oficialización de Mulattieri, el Dépor no descarta fichar a otro punta, aunque para ello tendrá que salir el marroquí.