Lo reconozco Trey, hiciste que me ilusionara en esa entrevista. Ahora mismo soy el vivo ejemplo de esa frase que puso de moda Jorge Ponce: “Piensa a lo grande y verás la hostia que te pegas”. No es, ni muchísimo menos, un reproche. Más bien todo lo contrario. Sólo me salen palabras de agradecimiento al legado que deja Trey Thompkins en el Básquet Coruña pese a haber estado solo una temporada aquí. Llegó siendo una incógnita por su estado físico, pero con todo el mundo sabiendo cuál era su potencial real. Entre él y el cuerpo médico del club consiguieron recuperarlo y que regresara a su mejor nivel para hacer disfrutar al Coliseum durante todo el año con su juego.
Siempre tuve debilidad baloncestística por Trey Thompkins. Durante su etapa en el Real Madrid era de mis jugadores favoritos, dominante y estético a partes iguales en el máximo nivel europeo. Por aquel entonces, no se me pasaba por la cabeza ni que el Leyma pudiera llegar a jugar ACB, ni mucho menos que Thompkins iba a acabar vistiendo su camiseta. Pero acabaron pasando ambas cosas.
Por desgracia no pudimos disfrutar de él sobre la pista los 34 partidos (quizás eso hubiera cambiado algo el resultado final de la temporada), pero los 26 que jugó fueron más que suficientes para demostrar que sigue teniendo baloncesto para rato. Thompkins entendió a la perfección lo que eran el club y la ciudad y se adaptó desde el principio, admitiendo él mismo que estaba muy a gusto.
Antes del último partido tuve la suerte de entrevistarlo, algo con lo que llevaba meses insistiendo, y fue cuando “me mintió” diciéndome que igual se quedaba. Yo me lo creí y me ilusioné, pero por dentro sabía que era una quimera. Al acabar esa entrevista, desactivé el modo periodista y puse el modo fan. No pude resistirme a pedirle una foto y un autógrafo, porque ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado a Trey Thompkins jugando en el Básquet Coruña.