“La vida del deportista es finita, va a ver una vida después de la de rendimiento, siempre lo tuve claro y además siempre estuve bien aconsejado para ver más allá y tener un plan B. Las vidas deportivas se truncan o se terminan antes. Por muy profesional que sea el deportista, que en el atletismo hay pocos, las cosas se acaban y eso es positivo. Siempre tuve claro el compatibilizar la formación académica con el prepararme para el día después”, declara Raimundo Fernández, exlanzador profesional de jabalina y que subió a lo más alto del cajón tanto a nivel nacional como internacional.
Un periodo de su vida en el que fue capaz de ser un referente nacional en la disciplina de la jabalina. Una destreza que aprendió de su padre, el célebre Raimundo Fernández Vázquez, reconocido entrenador de grandes especialistas. “Es importante compatibilizar el deporte con otra actividad, aunque el deportista lo es las 24 horas, no solo cuando entrena. Pero para mí es importante complementar con algo, porque te da una vía de escape. A la edad a la que empiezas en el deporte es en la que te tienes que formar”, incide.
¿La razón? Lo corta que suele ser la carrera del deportista. “A los 35 o como mucho a los 40 te tienes que retirar. Cuando se apagan los focos y dejas de salir en los periódicos la gente te pregunta ‘¿usted qué sabe hacer?’ Da igual los goles que metieses antes, lo rápido que corrieses, hay que estar capacitado para algo y eso lo tienes que tener claro”, remarca. Además de la importancia de tener una perspectiva más allá de la alta competición, hay otra cuestión sobre la que Raimundo quiso poner el acento. “Cuando dejas de hacer deporte no has cotizado a la seguridad social, es otro hándicap. Has representado a tu país, has ganado medallas, pero no ha contado nada para tu vida laboral”, apostilla.
“En mi caso alargué mucho mi carrera deportiva, aunque tuve muchas lesiones. Después de graduarme empecé como técnico en la UDC y me salió la oportunidad de trabajar en Deportes en el Ayuntamiento de A Coruña como técnico deportivo. Fue en 2003 y ya llevo 22 años”, apunta. No obstante, en la jornada vespertina la actividad continúa para Raimundo: “Por las tardes voy a mi escuela de lanzadores, además soy entrenador nacional de atletismo”.
Formando ahora a otros atletas admite que no le da pena no estar ya en esa etapa de su vida. “Nostalgia no, la verdad es que la retirada no la viví como algo traumático. Fue algo paulatino y lo dejé bastante mayor. Fue casi igual que como cuando empecé, algo progresivo y poco a poco. Cuando lo dejé fue un poco parecido y como tampoco me desligué... Trato de seguir viviendo el deporte desde la grada. Ahora mis hijos lanzan jabalina y hacen atletismo (risas)”, cuenta.
No obstante, desde hace varios años se ha enquistado un problema que atañe al uso de las pistas de Elviña por parte de los lanzadores. “Se retiró la pista de Riazor y se hizo la de Elviña. La UDC la gestiona para los universitarios, hay un convenio con los clubes para la ciudad, pero no se permite hacer lanzamientos y nos tuvimos que ir al INEF de Bastiagueiro. También hay problemas en otras disciplinas. Traemos medallas nacionales, sacamos campeones, llevo 13 años de entrenador pero parece que a nadie le interesa que se haga atletismo en A Coruña y que a nadie le preocupa", se lamenta.
Una jabalina coruñesa |
Raimundo Fernández Fernández (A Coruña, 1970) se dedicó a la jabalina siguiendo la tradicional familiar. Esa disciplina la practican ahora sus hijos. Durante su larga y prolífica carrera fue catorce veces internacional en lanzamiento de jabalina. Además, fue en dos ocasiones campeón de España Absoluto y doce veces medallista en Campeonatos de España. Ya en otra etapa de su carrera deportiva se proclamó campeón de Europa y subcampeón del Mundo en categoría Máster. Su marca personal es de 76 metros y es el vigente récord de España de mayores de 35 años, con 71,67 metros.
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