Pablo Vázquez deja el Deportivo con el mismo perfil con el que llegó: serio, firme y fiable. Dos temporadas después de su aterrizaje en A Coruña, el central de Gandía pone rumbo al Sporting de Gijón tras haber sido un pilar en el ascenso a Segunda y uno de los jugadores más sólidos del equipo ya en la categoría de plata. Su marcha deja un vacío difícil de rellenar en lo deportivo y en lo emocional. Se va un capitán sin brazalete.

El Deportivo comunicó que Pablo realizó este jueves por la mañana trabajo personalizado en Abegondo, a la espera de cerrar su salida. Dépor y Sporting alcanzaron un acuerdo después de varios días de negociación, que comenzaron con la petición del club coruñés de 250.000 euros por el traspaso hasta que ambas partes llegaran a un entendimiento. En breve se espera su llegada a Gijón para iniciar una nueva etapa.

Desde su debut con la camiseta blanquiazul en agosto de 2023 ante el Rayo Majadahonda, Vázquez se hizo un fijo en el once. En la 2023-24 disputó 40 partidos oficiales, 36 de ellos en liga, y solo se ausentó en dos jornadas: una por sanción y otra tras lograr el ascenso. Fue el líder de la zaga de un equipo que recuperó solidez en su área, especialmente en centros laterales, y también se hizo notar en la del rival: firmó cinco goles entre Liga y Copa, igualando un récord histórico de Miroslav Djukic que llevaba más de 30 años sin repetirse.

En Segunda, su importancia no se redujo ni un ápice. Todo lo contrario. En la 2024-25 fue el jugador de campo con más minutos disputados de toda la Segunda División, con 3.707 repartidos en 42 jornadas. Solo se perdió una titularidad, la del último encuentro ante el Elche. Llegó a ese día final con el pleno al alcance de la mano: titular en los 41 partidos anteriores, sin lesiones y sin sanciones. Se le escapó el récord, pero no el reconocimiento.

“Es un jugador que lo ha jugado todo, que ha sido protagonista y que ha rendido a un nivel muy alto”, destaca José Luis Oltra, que lo entrenó brevemente y que lo hizo debutar años atrás en Copa con el Córdoba. “Pablo conoce bien la categoría y ha rendido a un nivel muy alto. Es un futbolista que, además, conozco bien. Debuta, si no recuerdo mal, estando yo en el Córdoba, en un partido de Copa en Cádiz porque él estaba en el filial. Luego, me lo vuelvo a encontrar en el filial del Granada”, comenta el exentrenador del Deportivo.

Pablo Vázquez supo adaptarse a los distintos escenarios y entrenadores. Imanol Idiakez lo consideró desde el primer día su central de referencia, incluso en un sistema que exigía atrevimiento con el balón y capacidad para defender grandes espacios. Con la llegada de Óscar Gilsanz, mantuvo galones y protagonismo. Su entendimiento con Pablo Martínez primero, y Dani Barcia después, le permitió liderar una defensa que fue creciendo durante el curso. No fue solo contundente y posicionalmente inteligente, también supo convivir con el estilo valiente del equipo. Aunque no brilló con la pelota, nunca se escondió en ese sentido.

Oltra: "Pablo compite bien, fuerte en el juego aéreo, buena colocación, salida correcta… Es completo"

“Además de su liderazgo, es un chico regular en el rendimiento, que compite bien, fuerte en el juego aéreo, buena colocación, salida correcta… Es un jugador completo, la verdad”, analiza Oltra, antes de matizar que el fútbol no se detiene por la marcha de nadie: “Pero si lo pierde, tampoco hay que darle más vueltas, sino que forma parte del fútbol. Si los que han llegado compiten bien, nadie se acordará de Pablo. Si no, todos los que tenemos al Dépor en el corazón querremos que a Pablo le vaya bien”.

En lo disciplinario, fue un ejemplo de regularidad. Acabó la 2024-25 con solo cuatro amarillas y sin sanciones. Una cifra notable para un central en un equipo que solía vivir al límite en defensa. También en lo físico dejó una huella imborrable. En dos temporadas sumó 82 partidos oficiales, 80 como titular y más de 7.200 minutos. No sufrió ninguna lesión relevante y nunca se cayó de una convocatoria por problemas físicos en el Dépor. El propio jugador reconocía que su principal virtud era la fiabilidad. Y la sostuvo hasta el último día.

Capitán sin brazalete

Más allá de lo estrictamente futbolístico, Pablo Vázquez se fue ganando un lugar central en el vestuario. No necesitaba el brazalete para ejercer de portavoz ni para ser referencia en los momentos más delicados. Siempre estuvo dispuesto a dar la cara tras una derrota. Era de los que hablaba claro, dentro y fuera del campo, sin levantar la voz más de la cuenta, pero con autoridad.

“Está claro que la experiencia es un valor, pero más que la trayectoria, es el carácter, la madurez… Eso no va tanto con la edad ni con los partidos, sino con lo que haces en el campo y cómo te comportas”, opina Oltra. “Eso se tiene o no se tiene. Es un buen profesional, un buen tipo, y eso para mí siempre es importante en un vestuario”.

Más allá de su rendimiento o sus números, Pablo Vázquez representó durante dos años una idea de compromiso que no siempre es fácil encontrar en el fútbol actual. Llegó con la misión de elevar el nivel defensivo del equipo y lo logró con creces. Dejó huella por su constancia, por su rendimiento y por una implicación que lo acercó a la afición.

Ahora le espera una nueva etapa en Gijón. Pero en Riazor se recordará al central que se quedó a un partido de completar un ‘Ironman’, que marcó goles cruciales y que, sin llevar el brazalete, actuó como un auténtico capitán.