El Deportivo es uno de los equipos más limpios de la Segunda División en cuanto a volumen de infracciones. Es el que menos tarjetas amarillas ha recibido (61) y el segundo que menos faltas ha cometido (407) en 40 jornadas. Sin embargo, esa imagen disciplinada se ve contradicha por un dato llamativo, ya que ha sufrido cinco expulsiones y cuatro de ellas por roja directa. Esta última cifra supera claramente la media de la categoría y resulta especialmente sorprendente al ponerla en contexto con su bajo nivel de dureza.
El conjunto blanquiazul, solo por detrás del Albacete (376) en faltas cometidas, cuenta con una media de apenas 10,18 infracciones por partido, que lo aleja del perfil de equipo agresivo. Para ponerlo en perspectiva, el promedio de faltas en Segunda es de 13,03 por encuentro, mientras que la media de tarjetas amarillas por equipo asciende a 90,3. El Deportivo, por tanto, se sitúa un 21,9% por debajo de la media en cuanto a faltas y un 32,4% por debajo en cuanto a amonestaciones.
Sin embargo, esa imagen de equipo disciplinado contrasta con una estadística que lo sitúa por encima de la media de la Liga: las expulsiones por roja directa. Hasta la fecha, el conjunto coruñés ha sufrido cinco expulsiones, de las cuales cuatro fueron de esta forma. La media general del campeonato en este apartado es de 3,4 rojas directas por equipo, por lo que el Dépor supera esa cifra con claridad, pese a su bajo nivel de dureza global. De hecho, se sitúa un 25% por encima del promedio en Segunda.
Esa dicotomía entre la estadística colectiva y el castigo individual define lo que ha sido el Deportivo en esta temporada en términos disciplinarios: un equipo que no entra fuerte, no corta el juego con demasiadas faltas tácticas y no recurre al juego brusco, pero que ha cometido errores o desconexiones puntuales que han desembocado en expulsiones tan evitables como claras, en su mayoría.
La primera expulsión llegó en la jornada 17, en Cádiz, cuando David Mella fue sancionado con una segunda tarjeta amarilla por una entrada dudosa sobre Matos. La jugada, muy protestada por el banquillo y la afición, dejó al equipo con diez en el tramo final de un partido que terminaría ganando.
A partir de ahí, comenzaron a llegar las rojas directas. En el cierre de la primera vuelta, Diego Villares fue expulsado en Riazor frente al Mirandés por una entrada dura a destiempo. Aunque quizá fue la única de las cuatro rojas que admite cierta interpretación. Las otras tres, sin embargo, dejaron poco lugar a la discusión. Ximo Navarro vio la roja en el minuto 7 ante el Cartagena por una acción fortuita pero peligrosa en la que impactó a Ortuño al intentar despejar. Denis Genreau fue expulsado en El Sardinero por un agarrón claro a un rival que se marchaba solo tras un error propio. Y la última, sufrida por Iván Barbero ante el Granada, ni siquiera tuvo que ver con el balón: fue expulsado por dirigirse al árbitro con un “eres malísimo” durante una protesta, reflejado en el acta arbitral.
El Deportivo, por tanto, no tiene un problema estructural de disciplina. Pero lo que reflejan los números es que necesita controlar mejor los momentos calientes del partido, las reacciones individuales y las decisiones precipitadas que terminan por manchar una hoja de servicio que, salvo por esas cuatro rojas directas, sería intachable.
La campaña 2024-25 ya es, a falta de dos jornadas, una de las más severas del siglo XXI para el Deportivo en cuanto a expulsiones por roja directa. Con cuatro rojas vistas hasta ahora, solo hay una temporada en toda la historia reciente del club en la que recibió más. Fue en la 2018-19, también en Segunda División, con cinco expulsiones directas sufridas por Quique González, Edu Expósito, Borja Valle, Michael Krohn-Dehli y Nahuel Leiva.
El dato cobra aún más relevancia si se observa la regularidad que el club había mantenido en este aspecto. Entre 2000 y 2024, el Dépor solo alcanzó las cuatro rojas directas en cinco ocasiones más (2000-01, 2006-07, 2011-12, 2022-23 y ahora en 2024-25). En el resto de temporadas, la cifra ha oscilado normalmente entre una y tres, con algunas campañas particularmente limpias, como la 2021-22, en la que no hubo ni una sola. De hecho, solo fue expulsado Alberto Quiles por doble amonestación ante el Celta B en Balaídos.
Los datos refuerzan la singularidad del curso actual. En un año en el que el Dépor ha sido un modelo de corrección en el juego, ha encadenado una serie de sanciones individuales que lo acercan a su techo del siglo XXI en cuanto a rojas directas.