Canta C. Tangana en ‘Un Veneno’ que “esta ambición desmedida por las mujeres (sic), la pasta y los focos me está quitando la vida muy poquito a poquito a poco”. Y bien haría el Deportivo en asumir como propia la letra del madrileño —por muy hincha del Celta que sea— de cara a lo que resta del mercado de fichajes y el establecimiento de metas.
El Dépor presentó a Antonio Hidalgo en su nota con una retahíla de adjetivos calificativos y méritos que parecían más propios de un entrenador de absoluta élite y reconocido prestigio que de un técnico de todavía corta carrera y méritos más que evidentes, pero todavía ‘menores’. No me entiendan mal: Hidalgo tiene una pinta fabulosa, pero venderlo como el nuevo Luis Enrique quizá sea sobrerreaccionar.
Poco después, fue al mercado a por Luismi Cruz, en un movimiento en el que se anticipó a varios equipos de Segunda. Tuvo que hacerlo a base de proyecto para convencer al andaluz, pero también de cartera. Una cartera que también ha usado para atar a Arnau Comas y que apunta a ser clave en las incorporaciones de Miguel Loureiro y Riki Rodríguez. Todos jugadores con contrato por los que tienes que pagar. Nada grave si los consideras piezas capitales en tu proyecto, pues parece poco recomendable dudar de la habilidad financiera de un club dirigido por un banco.
Sin embargo, invertir también genera unas expectativas. Sobre ti mismo, de tu masa social con respecto a ti y del resto de clubes a la hora de tratar contigo. Generar ilusión es positivo y siempre aplaudiré la autoexigencia. El Dépor debe volver más pronto que tarde a Primera. Pero ojo con pretender hacerlo por la vía rápida y sobrepagando. No hay que saltarse pasos ni olvidarse de dejar espacio a la cantera. Tampoco dejar de tener en cuenta que el resto de equipos también compiten. Porque ya saben qué dice ‘Puchito’ acerca de la ambición desmedida.