No hay mañana para el Liceo. Es aquí y ahora. El momento de vaciarse. 50 minutos. Sin descontar ni un segundo. Porque el tercer asalto de la final del playoff de la OK Liga se presenta en el Palacio de los Deportes de Riazor (20.30 horas) con urgencias verdiblancas. Después de perder los dos partidos en Barcelona (6-3 y 6-0), el segundo incluso con una imagen desdibujada, el equipo de Juan Copa está obligado a una inédita e histórica remontada con tres triunfos seguidos. Pero tiene que ir paso a paso para que la montaña no parezca tan empinada. Primero el duelo de esta noche en el que entona el win or go home, es decir, ganar o irse a casa, o de vacaciones en este caso. Una nueva derrota haría repetir la imagen de hace dos años, cuando los azulgrana celebraron el título sobre la pista coruñesa. La victoria local le daría una vida extra, la opción de volver, aunque en las mismas condiciones contra las cuerdas, a la batalla el domingo.
La defensa ha sido el principal problema en los dos partidos previos. Seis goles encajados en el primero. Seis en el segundo. El Liceo también se encontró con, probablemente, la mejor versión del año del conjunto azulgrana, liderado por Ignacio Alabart. Juan Copa quiere que bajen estas cifras, volviendo a ese Liceo duro atrás y con Martí Serra al mismo nivel que en las semifinales contra el Reus, donde fue fundamental. Y, sobre todo, no alimentar al rival. Porque ya es bastante peligroso por sí mismo como para que además le hagan regalos. El clásico hacerlo todo bien y que además acompañe la suerte. Vamos, que facilito. Los contendientes son los mismos, salvo que Juan Copa recupera al sancionado Tato Ferruccio.
La situación está en contra. Los números también. El Liceo encadena cinco derrotas seguidas contra el Barça. La última victoria fue en marzo del año pasado, en la liga regular, un 3-1 en el que todos los goleadores fueron coruñeses: dos para César Carballeira y otro para Dava Torres en el bando local y otro de Ignacio Alabart, siempre inspirado cuando los que están delante visten de verde, para los visitantes. Antes de eso, los verdiblancos venían de una de sus peores rachas históricas, con diez partidos, entre Liga, Champions, Copa y Supercopa, sin conseguir ningún resultado positivo frente a su máximo rival, que no obstante previamente había claudicado en dos finales seguidas frente al Liceo, la Copa del Rey de 2021 (3-2) y la Supercopa de España de unos meses después (3-2).
A lo largo de la historia el Liceo solo le ha ganado tres veces seguidas al Barça en dos ocasiones, pero ninguna la misma temporada. En la 1989-90 se impuso en sus dos duelos de la liga, tanto en la ida como en la vuelta (jornadas 7 y 14), por 8-5 en A Coruña y por 1-2 en Barcelona. Al año siguiente volvió a salir victorioso en Riazor por 7-4, pero el Palau cortó su racha perdiendo allí por 2-1. Después de esa derrota, volvieron a ser tres los triunfos seguidos: en la ida (3-5) y en la vuelta (6-5) de los cuartos de final de la Copa del Rey y ya en el inicio de la 1991-92, con un eléctrico 8-7 en el Palacio. Fueron sus mejores momentos, unos años que dominó con claridad. Porque a este le siguió un empate a dos goles en Barcelona y otras dos victorias en las semifinales del playoff (9-2 y 2-5). La única vez que el Liceo pudo con los culés en una eliminatoria.
