El día que el Liceo pudo cambiar la historia contra el Barça
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El día que el Liceo pudo cambiar la historia contra el Barça

El equipo coruñés nunca ha ganado una final de Liga contra los azulgrana - Dos palos y una tanda de penaltis evitaron que en 1996 abriera la cuenta
El día que el Liceo pudo cambiar la historia contra el Barça
Pueyo defiende a Joan Carles en un Liceo-Barça de la temporada 1995-96 | Archivo El Ideal Gallego

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Los precedentes no son precisamente halagüeños para el Liceo. Ya no lo eran antes de empezar a jugarse el playoff, con una única victoria global contra el Barça, y ninguna en una final (fue en las semifinales de la temporada 1991-92), en sus nueve eliminatorias previas. Pero es que cada vez que una serie llegó a A Coruña con 2-0 a favor de los azulgrana después de los dos primeros partidos en el Palau, el resultado fue el mismo: derrota en el tercero y adiós por la vía rápida. Y eso pasó en cinco ocasiones (más de la mitad del total), dos en finales incluidas las dos últimas en las que se enfrentaron (2008-09 y 2022-23). Ese es el nivel del dominio que ejerce el conjunto culé. Pero hubo una vez, en 1996, va a hacer ahora 29 años, que los verdiblancos estuvieron a punto de cambiar la historia. Fue cuando más cerca estuvieron de ganarle una Liga al Barça en el playoff. Llegaron al Palacio para el cuarto partido con match point tras perder el primer duelo en el Palau (3-1) pero ganar los dos siguientes, uno en Barcelona (5-6) y otro ya en A Coruña (4-3). Dos palos y una tanda de penaltis le separaron de la gloria.


“Es la espina que más me duele de mi carrera”, reconoce Willy Duarte, uno de los protagonistas de aquel partido, incluso fatídico, porque en la tanda final, donde no solía fallar, mandó su tiro a un palo que en el último minuto ya había repelido un tiro de Raúl Monserrat que hubiese desnivelado a balanza. “El mío se le quedó debajo del culo a Folguera, que pensé que se le iba a colar y me quedé esperando y él mirándome mal”, ríe Boqui Pueyo, que había marcado el gol que supuso el 2-2 con el que sonó la bocina. El único que acertó fue Nani Cáceres, exjugador de Dominicos (donde había coincidido con Pueyo), hermano de David Cáceres, actual entrenador del Barça, y que para más colmo, no había jugado ni un minuto del partido y que encima, le dio hasta mal, le pegó mordida a la bola, lo justo para despistar a Ramón Canalda y decantar el duelo para los azulgrana. La final volvió a Barcelona y el Palau dictó sentencia: 7-4.

 

Willy Duarte: “Merecimos ganar y es mi gran espina, tiré el penalti al palo, lo tuvimos tan cerca ese día...”


“Lo tuvimos tan cerca...”. Duarte todavía se lamenta. “Lo podíamos haber rematado y completar una temporada perfecta porque aquel año también ganamos la Copa del Rey y la Recopa de Europa”, recuerda (y en todas con una tanda de penaltis de por medio, en Europa en la final contra el Lodi y en la Copa en semifinales precisamente contra el Barça). “Me acuerdo perfectamente del partido”, continúa, “fueron 50 minutos de presión al Barça, que sobre el papel era un equipo superior, y aunque hubo mucho control, ese día todas las ocasiones cayeron para nosotros”.


Los cuatro goles llegaron en los minutos finales. Calero adelantó dos veces a los visitantes. Monserrat igualó la primera vez y Pueyo, la segunda. “Fue con un disparo lejano, que era mi gran fuerte”, apunta el asturiano, nacido en San Sebastián, ahora afincado en Marbella. “El Barça era un equipazo. Willy y yo lo sufríamos. Estábamos cubriendo a Páez y Borregán, se iban al banquillo y salía Gaby Cairo. Era imposible”, comenta. “El Barça tenía más calidad en cuanto a nombres, pero nosotros éramos un equipo más aguerrido, luchábamos mucho, y encima teníamos al mejor entrenador que he conocido (Carlos Gil)”, añade.

 

Paralelismos


Duarte ve paralelismos entre aquella plantilla y la actual, aunque la situación en la final no sea la misma (1-1 entonces, 2-0 ahora). “Éramos un equipo en crecimiento y después se demostró porque acabamos ganando cosas. Y sobre todo, éramos muy peleones. Había que ganarnos… Y era muy difícil”, describe. “La base éramos todos de entre 22 y 25 años”, apunta Pueyo. 

 

Boqui Puyeo: “El Barça tenía más calidad, pero nosotros éramos un equipo más aguerrido, luchábamos”


Era el año tres de la gran reconstrucción tras la marcha de Daniel Martinazzo y la gran evasión del resto de estrellas, con muchas de ellas (Pujalte, Joan Carles e incluso Roldán un año después) camino del Barça. Siguieron como veteranos con galones Ramón Canalda en la portería y Willy Duarte con el brazalete de capitán y llegó savia nueva desde Argentina con Facundo Salinas y Raúl Monserrat, el salto de Pueyo desde Dominicos y la subida de canteranos como Diego de Santiago. “Ese año (el 95-96) también estaban Albert Martinell y Osvaldo Díaz”, matiza Pueyo. “Son dos momentos muy parecidos, dos equipos con gente joven, en formación, de la casa. Como ahora un Jacobo, un Bruno, un Nil, gente que están empezando y que ya están asumiendo roles”, analiza Duarte.


El ahora directivo verdiblanco cree que por esa juventud, es más necesario que nunca que responda el público el viernes en el tercer partido. “La gente joven necesita el apoyo del público, sobre todo después del 2-0, necesitan salir a la pista y sentirse arropados. Va a estar lleno, el público va a responder. Pero también los jugadores. Porque aparte lo merecen. Merecemos ganar el siguiente partido, después ya veremos”, dice. Con ellos, en su momento, casi funciona:  “Aquel día empujó de tal manera que era imposible perder con ese ambiente. Y en realidad no lo perdimos en juego, fue en los penaltis. Así es muy difícil que alguien te gane en el Palacio”. 

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