El Leyma Coruña mantiene un equilibrio en la ACB
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El Leyma Coruña mantiene un equilibrio en la ACB

El Leyma Coruña mantiene un equilibrio en la ACB
Paradójicamente, el Leyma ha superado en los dos partidos –en la imagen el del Coliseum– al otro debutante, el ya salvado Lleida | Carlota Blanco

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Pagar la novatada está a la orden del día en cualquier campo. La ACB es una muestra de ello. Aunque no la más ejemplar. Ni por asomo.


Y es que, con el formato actual de competición, en vigencia desde la temporada 1996-97, la cifra de debutantes descendidos y la de novatos que salvaron la categoría es la misma: ocho.


La caída del Leyma Bàsquet Coruña y la salvación de su compañero de viaje desde la LEB Oro, el Força Leida, han hecho posible que se mantenga un equilibrio que establecieron hace dos temporadas el Fundación CB Granada y el Bàsquet Girona, la única pareja de novatos que se quedó en la Asociación de Clubes de Baloncesto en los últimos 29 ejercicios ligueros.


En la 1983-84, la primera competición bajo la denominación de las tres letras, dos debutantes  –entendidos como tales por no haber militado en la antecesora de la ACB, la Primera División Nacional– perdieron la categoría, el Hospitalet y el Peñas Huesca. 


En aquellos primeros años el campeonato de la regularidad contaba con 16 equipos. Se jugaba una primera con dos grupos de ocho. Los cuatro primeros de cada uno de ellos pasaban al A-1 (los que luchaban por el título) y los cuatro últimos al A-2 (permanencia).

 

La vida en unos playoffs

Y los cuatro peores del A-2 disputaban unos playoffs por mantener la categoría, con un sistema de semifinales y final.  El Huesca venció por 2-1 al Hospitalet y perdió por el mismo marcador global contra el Estudiantes, que había eliminado al Manresa, el otro equipo que bajó.


Por este mismo sistema abandonó la Asociación de Clubes Baloncesto el Collado Villalba en la 1984-85, superado (2-1) por su vecino el Cajamadrid en las semifinales. Los ‘veteranos’ Tenerife y Caja de Ronda (actual Unicaja) acompañaron a Primera B al equipo de la sierra madrileña.


La siguiente campaña cayó el otro ilustre insular, el Gran Canaria, que en su debut en la máxima categoría, con el nombre Claret Las Palmas, cedió  en semifinales por 1-2 ante el Cajamadrid, verdugo el curso precedente de otro novato.


Cierran el capítulo de debutantes descendidos de los ‘viejos tempos’ el Askatuak y el Sant Josep Girona, más conocido como el Valvi. En este curso, el 1988-89, los playoffs por la salvación los disputaron ocho equipos. El catalán cayó en segunda ronda contra el Breogán (1-2) y el donostiarra cedió por 0-3 –aunque innecesario, se jugó el tercer encuentro– a manos del Tenerife.


En la era actual, el primer debutante que volvió por donde llegó fue el Fuenlabrada del curso 1996-97. Su marca de 4-30 es la peor de todos los equipos de esta lista, que continuó con el Ciudad de Huelva, penúltimo clasificado del curso 1997-98, con nueve triunfos y 25 derrotas. El mismo registro que firmó el Lucentum Alicante en la 200-01.


Dos alegrías menos se llevaron el Gipuzkoa de la campaña 2006-07 y el Zaragoza de la 2009-09, este en 32 encuentros al disputarse la liga con 17 equipos por la renuncia a última hora –motivos económicos– del Sant Josep Girona.


El Obradoiro, que en principio iba a ser inscrito esa temporada, no debutó hasta la siguiente. Y con un balance de 8-26 no regresó a la instancia de la que procedía, que era Primera Autonómica, sino a la LEB Oro. Es el único descendido que salió ganando con la pérdida de categoría. 


Cierra la relación el Palencia de la 2023-24, con una marca de 5-29, la segunda peor de los miembros de este club.

 

Un caso único

El del otro lado de esta equilibrada balanza bajo el actual sistema de competición lo inauguró, en la temporada 1997-98, el Cantabria, que con 12 victorias y 22 derrotas concluyó en la décimo cuarta posición y con tres éxitos de margen sobre el penúltimo.


En la 2001-02 ingresó el Lleida Bàsquet, club desaparecido en 2012, año en que nació el Força. Es el único debutante que además de salvar la categoría se metió en los playoffs, al terminar octavo, con 19-15, la fase regular. Y Lleida es la única ciudad con dos novatos que eludieron el descenso. 


Tras el Menorca de la 05-06 (décimo sexto, con 12-22) se abrió un largo paréntesis, roto en la 2017-18 por el San Pablo Burgos entrenado por Diego Epifanio, que finalizó en el puesto décimo cuarto, con 13 triunfos (siete en las últimas 10 jornadas) y 21 derrotas. Los mencionados Granada y Girona de la 2022-23 y el Força Lleida del ejercicio en curso completan la nómima de novatos salvados. 

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