“Uno o dos atacantes”, reclamó desde un primer momento para su Deportivo un Antonio Hidalgo que, a medida que avanza el mercado de fichajes, ha ido rebajando sus expectativas. “Al menos uno”, apuntaba más recientemente, eligiendo con tino las palabras para una petición que es parecida, pero no la misma. Cuando falta semana y media para que la ventana de fichajes se cierre, los tiempos de este mercado han ajustado las ansias de refuerzos por parte del técnico y, al mismo tiempo, han recalculado las opciones de un futbolista cuyo destino parecía lejos de A Coruña: Mohamed Bouldini.
 

La posibilidad de que el delantero marroquí forme parte de la plantilla definitiva cuando el calendario alcance el 2 de septiembre han crecido de forma exponencial a medida que las dificultades para firmar futbolistas contrastados en la parcela ofensiva se incrementaban. Desde el club coruñés asumen que en la recta final del plazo para inscribir jugadores la estrategia más inteligente es centrar todos los esfuerzos en firmar a ese goleador de garantías que complete la punta del ataque junto a Eddahchouri y, claro, Bouldini.
 

No hay nada descartado, por supuesto. Y la intención de la dirección deportiva es mantener todas las opciones abiertas hasta el último segundo. Pero lo que sí tienen claro en el Deportivo es que Antonio Hidalgo nunca contará con menos de tres delanteros puros a su disposición. O, lo que es lo mismo, la salida del exjugador del Levante solo se producirá en caso de que lleguen dos arietes. Independientemente de su perfil.
 

Poco margen

Lo cierto es que una hipotética salida de Bouldini del Dépor nunca se planteó como un escenario fácil este verano por más que la intención fuera hacer una remodelación profunda de la posición de ‘9’. Con contrato hasta 2028 y después de que el club blanquiazul pagara traspaso por él, todo desenlace que no fuese una venta que neutralizara la amortización de su fichaje implicaría un lastre en el Límite de Gasto en Plantilla Deportiva. El poder negociador estaba, por lo tanto, en manos del jugador, cuya idea pasa por reconducir su situación como blanquiazul después de un primer año decepcionante.

642 minutos y un gol. Esa fue la hoja de servicio del atacante africano en los 20 partidos que disputó la temporada pasada con el Dépor. Solo seis como titular. Llegó a última hora y tuvo la oportunidad de salir de inicio, pero terminó perdiendo la titularidad con Barbero y en la segunda vuelta ni siquiera fue una opción de competencia real cuando llegó Eddahchouri y quedó relegado al fondo de la rotación.
 

Buenas sensaciones

Después de un final de curso amargo,  el punta se tomó el regreso a la pretemporada y el cambio en el banquillo como una oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva. Empezó la preparación con gol y dispuso de minutos en todos los amistosos, aunque Hidalgo marcó clara la diferencia de roles entre él y Zaka. También en la primera jornada de Liga en el Nuevo Los Cármenes, donde el neerlandés fue elegido para formar de inicio en el estreno del campeonato. Las sensaciones de Bouldini fueron buenas, en todo caso, con media hora de juego en la que ofreció soluciones al equipo cuando el Granada más apretaba e incluso tuvo un par de acercamientos al área en los que sus compañeros no le detectaron.

Si hay algún camino para cambiar su destino como blanquiazul es el que inició el pasado sábado. El domingo tiene un nuevo examen, esta vez con Riazor como tribunal. Todo ello mientras que la última palabra la tendrá la dirección deportiva y, sobre todo, un mercado que hasta ahora no le ha ofrecido al Deportivo nada que le haga compensar el prescindir de Bouldini.