Con el descenso prácticamente consumado después de perder en Zaragoza, al Leyma Básquet Coruña podría abrírsele una puerta alternativa para mantenerse en la ACB.
Una persona larga y estrechamente vinculada al deporte de la canasta, cuya identidad se mantendrá en el anonimato, asegura que varios de los aspirantes de Primera FEB a dar el salto a la máxima categoría, que ya se ha asegurado el San Pablo Burgos, están pasando por un mal momento económico, un serio obstáculo de cara a (re)ingresar en la Asociación de Clubes de Baloncesto.
En situación especialmente precaria, según dicha fuente, está el Fuenlabrada. Ocupa la segunda posición, seguido del Estudiantes, el Betis, el Obradoiro y el Palencia, pero la buena clasificación contrasta con los problemas que está teniendo para pagar a su empleados. Dificultades financieras reconocidas, hace escasamente un mes, por su entrenador, Toni Ten. Y la ACB no permite que sus miembros no estén perfectamente saneados.
Lo sabe bien el Ourense, que tras lograr el ascenso en la temporada 2014-15, se quedó en la LEB Oro al no poder superar una auditoría de cuentas exigida por el consorcio entonces presidido por Francisco Roca. El club de la ciudad de As Burgas no solo no ha vuelto a pisar la ACB, sino que tras la 2020-21 pasó una campaña en la LEB Plata.
El Estudiantes, que consume su cuarto ejercicio consecutivo en la segunda división, está patrocinado por Movistar, la plataforma que televisa actualmente los partidos de la máxima categoría. Pero a partir de la próxima temporada dejará de hacerlo.
Antonio Martín, actual presidente de la ACB, se habría reunido con el del Gobierno, Pedro Sánchez, para negociar que los derechos de retransmisión pasen a RTVE y las televisiones autonómicas. En el caso de concretarse este nuevo escenario, no parece lógico que la marca de Telefónica siga como sostén económico de la entidad colegial.
El Betis anda inmerso, desde hace un par de años, en una existencia un tanto insegura. Desvinculado del club de fútbol y adquirido, en octubre de 2023, por el conglomerado mexicano Xoy, el oro y el moro prometido por sus propietarios centroamericanos no fue tal. Y menos de un año después de la adquisición le vendieron el 99% de las acciones al español Grupo Hereda, que ya ha esponsorizado a diferentes equipos de baloncesto, entre ellos el Ourense.
La ACB, de acuerdo con la fuente anónima, no tiene en demasiada buena estima a la cabeza visible del patrocinador principal del Obradoiro. Y no ha olvidado que el club compostelano le ganó una demanda, por una alineación indebida del Murcia en el playoff de ascenso a la ACB de la 1989-90 contra el conjunto santiagués, que le costó admitir al Obradoiro en la liga 2009-10 (15 años después del fallo judicial), cuando transitaba por una categoría autonómica, Primera Nacional, donde en la temporada 2004-05 coincidió con el Básquet Coruña.
Tampoco le sentó nada bien que el Obradoiro acabase pagando el canon de la 1990-91 (600.000 euros) en vez del correspondiente a la 2003-04 (casi tres millones). La inscripción del club santiagués se produjo, para más inri, en el último día del plazo, después de que su directiva sopesase fusionarse con otro club o vender una plaza que, por normativa, era nominal e intransferible.
Una espina que clavada en la ACB, un organismo que día a día, especialmente desde hace algo más de una década, se preocupa muchísimo por mejorar y por proyectar al mundo una imagen de modernidad, rectitud y ejemplaridad al estilo NBA. Lo que hace pensar que, en caso de ascenso, pondrá la situación financiera del club compostelano bajo el microscopio.
Y aún hay más. La implacabilidad de la asociación con el estado de las cuentas de sus miembros hace que tenga a uno de la actual competición en el punto de mira. Ningún club se ha caído nunca de la ACB –nacida como tal en 1983– vía burocracia. Sí ha habido, en diferentes etapas, varias renuncias a continuar en ella, en todos los casos por motivos financieros. Pero siempre hay una primera vez para todo.
Así pues, los buenos resultados económicos del Básquet Coruña, con superávit y a punto de encarar una potente ampliación de capital, podrían salvar al equipo de los malos resultados en el parqué. Claro que, para ello, habría que terminar la temporada como mínimo en la penúltima plaza. Por si acaso.
No es, con total seguridad, la manera soñada de mantener la categoría, pero, cuando la necesidad aprieta duro, las formas hincan la rodilla ante los objetivos.