Mayo convulso para el Depor, con adiós al ascenso directo, fallecimiento de un mito blanquiazul, sendas lesiones de Lucas y Alberto Quiles y cambios en su banquillo.

Vayamos por partes. Los coruñeses recibían al Alcorcón en un Riazor engalanado y a cuatro puntos de los alfareros. Una victoria suponía darle un zarpazo a la tabla y que el rival sintiese el aliento en la nuca. Los contendientes firmaban tablas sin goles, las opciones de ascenso directo prácticamente se evaporaban y perdía el Depor a Lucas, debido a una fractura en el arco cigomático malar en un lance de juego.

El presidente Antonio Couceiro ratificaba a Óscar Cano y ese fin de semana, después de la derrota en Linares (3-2), en la que el Depor desperdiciaba una renta de dos goles, sonaban vientos de cambio para el técnico granadino. Era cesado, llegaba de nuevo Rubén de la Barrera, en su segunda etapa en el club, firmaba por lo que restaba de curso y uno más y debutaba con un 4-0 al Algeciras, asegurando el playoff.

Recuperaba para la causa a tres jugadores ‘olvidados’ por Cano: Bergantiños, Trilli y Yeremay y reclutaba a Mella. Una semana después, en Pasarón, ante un Pontevedra ya descendido, el cuadro blanquiazul buscaba un ensayo de playoff. Se llevaba un empate que sabía a poco pero sobre todo el infortunio de una nueva lesión de Quiles, en su vuelta y causaba baja para el playoff. Una promoción de ascenso que, con la vuelta de De la Barrera, se afrontaba con ilusión.