Lleva el Deportivo a otras cosas desde hace varias semanas y por eso nunca podrá reprocharle a sus aficionados que, con la permanencia sellada, tengan también la cabeza en cualquier lugar salvo el césped. Hace ya unos años que lo que pasa en el terreno de juego durante los 90 minutos es lo menos importante de todo lo que rodea al fútbol. Así, y a pesar de que todavía queda más de un mes para que se abra el mercado de fichajes, en la mente deportivista solo se piensa en clave planificación. Por supuesto, la próxima ventana blanquiazul estará marcada por un nombre propio: Yeremay Hernández.
Como cada movimiento a lo largo de las últimas jornadas, todo es interpretado bajo la premisa de que tiene algo que ver con las entradas y salidas que se producirán de cara a la 2025-26. Por eso, buena parte del deportivismo entendió que el empeño del Dépor en retener al canario unos días más en A Coruña para despedir la temporada en Riazor ante el Elche antes de irse con la sub 21 era arrojar la toalla. Un acto consciente de bandera blanca por parte del club herculino, resignado a perder a su estrella.
CLAUSURA
El cierre de curso ante el Elche no será necesariamente su despedida
Nada más lejos de la realidad. Porque si bien es cierto que la decisión de Yeremay será la pieza maestra que marque el mercado blanquiazul, se trata de una decisión que está todavía por tomar. Desde luego no hay garantías de que el ‘10’ blanquiazul siga siendo suyo el próximo curso, pero cuando mayo no ha acabado aún, está lejos de haberlas también de que su futuro más inmediato no pase por continuar en Riazor al menos un año más.
Es entendible el recelo en un mundo en el que predominan, en el mejor de los casos, las medias verdades. Pero si hacemos caso a todas las pistas que desde enero nos han ido dejando ambas partes, serán necesarias unas condiciones muy concretas para que el máximo goleador blanquiazul en el regreso al fútbol profesional cambie de aires. Desde los sillones más altos de la directiva deportivista insisten, en público y en privado, que no hay ninguna necesidad de vender. Y, lo que es más importante, que no quieren hacerlo. Y esto sirve para Yeremay y para otras piezas por las que todavía no ha habido puja aireada a los cuatro vientos. Pero la habrá. Más de 30 millones en ofertas han sido rechazados por la entidad herculina desde el pasado verano, cifra que apunta a seguir incrementándose durante los próximos meses si se mantiene la palabra de los dirigentes. La cláusula o nada. No habrá negociación a menos que sean los propios futbolistas los que soliciten una salida.
VERANO
Su participación definitiva en la Eurocopa sub 21 puede ser determinante
Es esta también una forma de poner la pelota en el tejado de los jugadores. Y en el caso de Yeremay, como suele hacer sobre el verde, la ha domado con su habilidad habitual y no le quema en absoluto. “Ahora mismo, lo normal es que me quede en el Dépor”, apuntó hace unas semanas cuando le pidieron un mensaje para todos aquellos que ya lo daban por perdido. “Entiendo que la gente piense, pero la realidad es otra. La realidad es que soy jugador del Dépor, tengo contrato hasta 2030, que si no es el más largo de la plantilla, de los que más”. Aunque quizá para encontrar las comillas más determinantes en este asunto haya que irse a una comparecencia anterior, aquella que hizo temblar a toda la parroquia blanquiazul nada más comenzar 2025 en los pasillos interiores de La Rosaleda. “Sí que es verdad que hay cosas que no dependen de mí, pero no voy a dejar el Dépor por cualquier cosa. Si dejo el Dépor será para dar un paso más en mi carrera”. Sonó aquello entonces a que cualquier club que quisiera llevarse al canario de A Coruña tendría que poner sobre la mesa algo más que dinero. No da la sensación de que eso haya cambiado, más todavía después de que el Deportivo recogiera el guante y reforzara su apuesta por él premiando su compromiso con una mejora de contrato.
Los palos más recientes para agitar el avispero llegaron desde Italia. Hace unas semanas en el país transalpino hubo desmedido interés en hacer ver que el Como 1907 tenía prácticamente cerrada la incorporación de Yeremay. Que el club que dirige Cesc Fábregas estaba en disposición de pagar los más de 30 millones de euros de cláusula y convencer al atacante deportivista de que su proyecto no es “cualquier cosa”. Porque ahí está una de las claves. Y es que si bien la Serie A supondría un salto deportivo y económico evidente con respecto a la Segunda española, el club lombardo no deja de ser un recién llegado a la máxima categoría. Con un proyecto ambicioso y músculo financiero, como ya ha demostrado, pero al que este año le ha dado para quedar en media tabla.
TRANQUILO
“Ahora mismo lo normal es seguir en el Dépor”, dijo el extremo hace unas semanas
No será la única propuesta que reciban tanto el Deportivo como Yeremay. Por supuesto. Los grandes de Europa todavía no se han activado y el verano promete ser movido, más si finalmente el jugador blanquiazul se pone bajo los focos de la Eurocopa sub 21 que se celebra durante el mes de junio en Eslovaquia. Y es precisamente ese otro de los condicionantes que indica que el desenlace de este culebrón es ahora mismo tan imprevisible como lejano.
Obviamente, esta situación no exime de responsabilidad al club ni debe ser motivo para quedarse de brazos cruzados. La dirección deportiva tiene un duro trabajo por delante este verano y no puede permitirse el lujo de estar pendiente de lo que suceda con su estrella hasta agosto, donde el margen de maniobra sería escaso. Porque más allá de articular dos estrategias diferentes dependiendo de si el Deportivo cuenta con Yeremay para el año que viene, o con el dinero que deje, lo más prudente e inteligente sería, en la medida de lo posible, llegar a un pacto para establecer una fecha límite.
30 MILLONES
de euros ha rechazado el Dépor en diferentes ofertas a lo largo de la presente temporada 2024-25.
El club herculino tiene ahora mismo a 30 jugadores con contrato en vigor para la 2025-26 de los que es probable que al menos un tercio no continúen. Unido a las carencias que hay que resolver en la plantilla, el número de operaciones de este verano rondará la veintena entre entradas y salidas previstas. Quizá algunas, las de fondo de armario, puedan resolverse independientemente de lo que suceda con el canario, pero desde luego las más importantes forman parte de un dominó en el que esa es la pieza decisiva. Caiga o no.
Yeremay será así una de las llaves del mercado del Deportivo. Y la otra tiene que serlo necesariamente el entrenador. Sea el que sea. Porque hace un mes que el club blanquiazul sabe que continuará en la categoría de plata, momento en el que ya empezó a tomar decisiones como la de renovar a Ximo Navarro o descartar la continuidad de Pablo Martínez. Pero de momento no hay rastro de la decisión sobre el banquillo.
En los últimos días se han producido ya las primeras despedidas, en parte con el objetivo de que los interesados puedan decir adiós sobre el césped de Riazor. No hay noticias en ese sentido de momento con Óscar Gilsanz, que desde hace semanas lidia con la incertidumbre de saber si se le permitirá dirigir un proyecto desde cero después de su buen trabajo de este curso cogiendo al equipo en puestos de descenso. A su contrato le quedan poco más de 30 días.
Sea con el de Betanzos al frente o sea con otro capitán para el barco, lo que sí resulta a todas luces desaconsejable es desaprovechar la ventaja que da haber hecho los deberes antes que nadie y permanecer inmóvil a lo largo del mes de junio. La ambición del Deportivo, reiterada de nuevo esta semana por su presidente, es la de aspirar cuanto antes a regresar a Primera División para reverdecer esas “noches de Champions”. Eso exige cuidar hasta el mínimo detalle de la planificación. Porque los ascensos no se ganan en julio ni agosto, pero son meses decisivos para empezar a perderlos.