Con cinco jornadas todavía por disputarse, el Deportivo se encuentra en una posición casi equidistante respecto a las zonas de tensión en la clasificación: duodécimo con 50 puntos. Ni en la lucha directa por alcanzar el playoff de ascenso ni inmerso en la pelea por certificar una permanencia que ya tiene en el bolsillo. Su retorno al fútbol profesional, sin embargo, merece una lectura contextualizada. ¿Está el Dépor por encima de la media de otros recién ascendidos desde que en la temporada 2010-11 se instauró el actual formato con playoff a Segunda División? ¿Tiene margen para engordar el mérito de su curso? ¿O corre el riesgo de acabar incluso por debajo de la media si se deja ir en este tramo final?
Las cifras históricas aportan una base sólida para responder y poder evaluar la nota de una temporada que admite verse como un vaso medio lleno o medio vacío. Desde aquella 2010-11, han ascendido 56 equipos a Segunda División procedentes de la antigua Segunda B y la actual Primera Federación. La posición media de esos equipos recién ascendidos al final de temporada ha sido la décimo cuarta: 13,98 para ser exactos. El Deportivo está actualmente por encima de esa media, instalado en la duodécima plaza, aunque las distancias en el pelotón de la zona media son tan leves que apenas le separan uno o dos tropiezos para verse nuevamente igualado a ella.
En términos de puntuación, la media de los recién ascendidos es de 51,58 puntos. El Dépor suma 50, por lo que tiene a tiro de piedra igual o superar ese listón. Es decir, el equipo coruñés ya coquetea con la media tanto en la clasificación como en el cómputo de puntos. Pero ese análisis sería incompleto sin contemplar el escenario restante: quedan 15 puntos en juego. Si los blanquiazules realizan un esprint final meritorio y alcanzan los 60, o incluso los 65 puntos —cifra utópica pero no matemática si el Dépor logra el pleno—, podrían no solo mejorar su propia nota, sino superar con claridad los precedentes de muchos otros recién ascendidos.
Por ejemplo, únicamente el 39,29% de los equipos recién ascendidos entre 2010 y 2024 lograron acabar la temporada en la mitad alta de la tabla (puestos del primero al undécimo). Y apenas un 25% terminaron entre los nueve primeros, el horizonte más plausible al podría mirar el Dépor si prolonga una racha positiva. Alcanzar el noveno puesto significaría batir al 75% de todos los ascendidos de los últimas catorce campañas. No es poca cosa.
Para estar también en el 25% de mejores recién ascendidos en términos de puntuación, el Deportivo debería sumar ocho puntos más y llegar a los 58. Si se analiza la puntuación final de los 56 equipos, solo el 32,14% de los recién ascendidos logró alcanzar al menos los 56 puntos, una cifra que el Dépor podría alcanzar con dos victorias más en el tramo final de campeonato. Si sumara tres triunfos y llegara a 59, se situaría dentro del 23,21% de equipos que alcanzaron o superaron ese umbral. Cuatro victorias lo catapultarían hasta los 62 puntos, una cifra que solo lograron ocho conjuntos, el 14,29% de los ascendidos. Y si consiguiese ganar los cinco partidos restantes, llegaría a 65 puntos, un registro que también alcanzó únicamente el 12,5% de sus predecesores.
Cada victoria, por tanto, no solo suma en la tabla actual, sino que mejora considerablemente la comparación histórica del equipo blanquiazul dentro del grupo de recién ascendidos a Segunda desde que se instauró el playoff. El marco temporal elegido para este análisis parte de la temporada 2010-11. Este cambio estructural del formato modificó de forma sustancial la dinámica de las últimas jornadas de Liga, ya que amplió el número de equipos con objetivos competitivos en la recta final del campeonato. Por ello, para valorar con rigor la temporada del Deportivo y su rendimiento como recién ascendido, resulta más apropiado comparar únicamente con equipos que compitieron bajo este mismo sistema.
Algunos equipos brillaron con luz propia nada más aterrizar en la categoría de plata. El caso más evidente es el del Eibar en la campaña 2013-14, que logró un primer puesto con 71 puntos y ascendió directamente a Primera División. Aquel equipo dirigido por Gaizka Garitano fue una rareza positiva: un recién ascendido campeón de Segunda. Es la única vez que ha sucedido desde el cambio de formato de competición.
Lo acompañan en la cima otros debutantes con grandes campañas. El Barcelona B de la temporada 2010-11 terminó tercer clasificado con los mismos 71 puntos, aunque no pudo disputar el playoff de ascenso por su condición de filial. También el Nàstic de Tarragona, en la 2015-16, ocupó el tercer cajón del podio con idéntico registro. El Granada, que subió la misma temporada que el citado filial azulgrana, concluyó quinto con 68 puntos y ascendió a Primera División mediante el playoff. Por último, el Mallorca de Vicente Moreno fue quinto en la temporada 2018-19 con 69 puntos y también certificó su salto a la élite a través de una promoción cruzada con el equipo coruñés y de aciago recuerdo para todo el deportivismo.
Estos equipos establecen un techo notable. Son la excepción, no la norma. Pero su existencia demuestra que un equipo recién ascendido puede no solo competir, sino soñar con algo más grande.
No todos corrieron la misma suerte. En el otro extremo aparecen equipos que no lograron adaptarse al cambio de categoría. El Bilbao Athletic de la 2015-16, por ejemplo, fue colista con 32 puntos. Le sigue el Racing de Santander de la 2019-20, que también finalizó como farolillo rojo con 33 puntos en una temporada extraña marcada por la pandemia. Lorca (32 puntos en la 2017-18) y Ponferradina (34 en la 2010-11), ambos penúltimos en sus respectivos campeonatos, completan el cuarteto de peores puntuaciones entre los recién ascendidos desde la campaña 2010-11.
Son ejemplos de lo difícil que puede ser el tránsito entre divisiones. En muchos casos, los equipos que bajaron después de solo un año pagaron la falta de adaptación o una debilidad estructural que ya arrastraban desde su etapa en la categoría inferior. No obstante, acabar la Liga en los cuatro últimos puestos no es algo inusual para los recién ascendidos. Le ha pasado a 19 de los 56 equipos que subieron a la categoría de plata desde la campaña 2010-11. Es decir, a un 33,9%, un tercio de los ascendidos.
El Deportivo no está en esa situación. Pero su techo depende, ahora mismo, de su ambición en las últimas cinco jornadas. Con la media de puntos y clasificación al alcance, el Dépor tiene margen para cerrar una gran campaña si logra escalar algunas posiciones más. Alcanzar el noveno puesto, un techo lógico teniendo en cuenta el salto existente respecto al octavo clasificado (ocho puntos), sería sinónimo de temporada notable dentro del contexto histórico de los ascendidos.
Por el contrario, si los coruñeses entran en una dinámica plana, de puntuación corta, podrían quedarse por debajo de esa media que hoy tienen a tiro. Con 50 puntos, sumar tres o cuatro más sería suficiente para cumplir el expediente. Pero el objetivo no parece estar ahí. El club coruñés, que cuenta con más recursos que la mayoría de recién ascendidos de los últimos tiempos, tiene la oportunidad de cerrar el curso en una línea claramente ascendente, desmarcándose del patrón medio que han seguido la mayoría de recién ascendidos en los últimos años. Si el equipo blanquiazul responde en este tramo final, no habrá dudas al valorar su temporada: se podrá calificar como positiva, sin necesidad de matices ni temores a exagerar.