Charlie Patiño continúa dando pasos firmes en su objetivo de hacerse con un puesto definitivo en la plantilla del Deportivo de Antonio Hidalgo. Frente al Oviedo (2-1), en el que ya fue el quinto amistoso de la pretemporada, volvió a sumar argumentos a su candidatura. Saltó al campo al inicio de la segunda mitad en sustitución de un competitivo Gragera y acabó siendo el gran protagonista del encuentro. Participó en el tanto del empate y firmó, además, el gol de la victoria. Una actuación completa, con presencia en el área rival, que refuerza su papel como uno de los nombres propios del verano blanquiazul.
Tras un primer curso como deportivista prácticamente inédito, con minutos solo en el cierre liguero, cuando el equipo ya no se jugaba nada, el mediocentro inglés está reescribiendo su historia en A Coruña. Pasó de ser considerado un descarte casi seguro a consolidarse como una alternativa real en una de las zonas más pobladas de la plantilla. Patiño ha sobrevivido a un casting exigente en el centro del campo y se ha ganado el derecho a competir por quedarse.
En el Pepe Barrera volvió a actuar como pivote posicional, el rol que ha ocupado durante la mayor parte de esta pretemporada. Pero su actuación no se limitó a ofrecerse en salida de balón y ser el encargado de los primeros pases. Añadió esta vez una aportación decisiva en campo rival.
En el minuto 56 presionó con fe en campo contrario a Santi Cazorla, que perdió el control del cuero. Patiño se anticipó, robó y arrancó la contra. Abrió el balón a la izquierda para Chacón, que centró al área, donde Eddahchouri conectó un buen remate de cabeza. El guardameta Moldovan consiguió despejar, pero el asistente señaló gol al entender que el balón había traspasado la línea por completo. Apenas cinco minutos después del 1-0 de Fede Viñas, el Dépor devolvía el golpe y lo hacía, en gran parte, gracias a Patiño.
Su incidencia ofensiva no se detuvo ahí. En el minuto 62, tras un malentendido en la salida de balón del Oviedo y un despeje defectuoso de Nacho Vidal, Mario Soriano recuperó cerca del área y cedió el balón a Patiño, que no se lo pensó dos veces. Desde el punto de penalti optó por un disparo potente en lugar de buscar la colocación, una decisión que ya había tomado días antes contra el Watford, cuando su intento fue desviado con dificultades a córner por el meta del conjunto inglés. En esta ocasión, el portero carbayón no tuvo tanta suerte. El disparo, aunque centrado, le superó y terminó entrando suavemente en la portería. Así llegó el primer gol de Patiño como jugador del Deportivo.
Con el 1-2, el partido se ensució y derivó en un tramo trabado. A pesar de ese contexto, Patiño estuvo muy cerca de anotar su segundo gol tras cazar un rechace dentro del área en un córner. Rodeado de rivales, hizo una croqueta en un mar de piernas y sacó un zurdazo que se marchó al lateral de la red.
Eso sí, no todo fueron luces. En los minutos finales, cometió un error peligroso al perder un balón delicado en salida. Pero Damián Canedo corrigió su fallo bloqueando el disparo del atacante del Oviedo. Una sombra leve en un partido de muchos matices positivos para el joven mediocentro inglés.
Patiño se marcha de Ribadeo con un gol, una participación clave en el empate, presencia con balón, agresividad sin él y la sensación de estar cada vez más preparado para tener un rol en este nuevo Deportivo.