Al Dépor se le hace eterna la temporada
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Al Dépor se le hace eterna la temporada

Al Dépor se le hace eterna la temporada
Yeremay Hernández | QUINTANA

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La Segunda División de las 42 jornadas se le está haciendo eterna al Deportivo y al deportivismo. En su regreso a la categoría de plata, las certezas del equipo blanquiazul le han permitido alcanzar el objetivo de la permanencia con unas cuantas semanas de competición de sobra. Un hecho evidente y que choca con una realidad paralela. Porque, al mismo tiempo, sus limitaciones le han impedido aprovechar ese tiempo extra para pelear de verdad por algo más. 

 

El Deportivo se ha quedado en tierra de nadie. La noticia solo puede ser observada con satisfacción. No solo por su condición de recién llegado a la categoría y entidad ajena al fútbol profesional desde el 2020, sino también por cómo había empezado la temporada: hasta el duodécimo partido duró el crédito que Imanol Idiakez había recuperado al fabricar una histórica remontada hacia el ascenso.

 

Más allá del debate acerca de la conveniencia o no de destituir al preparador vasco, lo cierto es que el relevo en el banquillo funcionó. El Dépor pasó de ser vigésimo a dos puntos de la salvación a finales de octubre a undécimo el 6 de abril, con nueve unidades de margen con respecto a las posiciones dirección al inframundo. Tan solo 22 partidos después, al término de la jornada 34 y tras ganar al Cádiz en el tramo final del encuentro en Riazor (1-0), el equipo coruñés estaba virtualmente salvado con 48 puntos

 

De hecho, con casi total probabilidad ese puntaje le hubiese permitido finalmente certificar un año más su presencia en la Liga Hypermotion, pues el Eldense afronta las dos últimas jornadas con 49 puntos como cifra máxima. Para alcanzar la cota, deberá ganar a Racing de Santander y Huesca, dos equipos que pelean por el ascenso. Una empresa harto complicada que permite ya esbozar esas 48 unidades como suficientes.
 

El citado triunfo ante el Cádiz fue el empujón definitivo hacia la media tabla y permitió establecer un suelo sin arenas movedizas. Pero los dos empates siguientes frente a Mirandés (2-2) y Tenerife (0-0) otorgaron al equipo la mágica cifra de 50 puntos y, a la vez, le pusieron frente al espejo a la hora de compararse con los más grandes. Su propio reflejo le dijo que no estaba, todavía, para las grandes noches.

 

“Seguir compitiendo”

Sin metas reales, la insistencia de Óscar Gilsanz en su discurso no ha sido suficiente acicate. El mantra del preparador de Betanzos se ha basado en “seguir compitiendo” para “buscar la mejora continua”. Sus obligadas palabras como portavoz y persona encargada de elevar el listón de exigencia en el día a día del vestuario han sido un constante intento de azuzar a un equipo que, pese a todo, ha ido cayendo en la monotonía. A ello ha ayudado la falta de estímulos que le ofrecía el paisaje. También el evidente desgaste físico y mental después de un importante esfuerzo por alcanzar la velocidad de crucero a partir de enero y así escaparse del incendio permanente de la zona baja.

 

De este modo, el rendimiento colectivo ha ido languideciendo con el paso de las jornadas de un modo paralelo a la acumulación de bajas importantes. Sin Ximo Navarro ni Dani Barcia desde hace varias semanas atrás, David Mella fue el siguiente en caer. Y con la permanencia matemática ya en el bote, fue José Ángel Jurado el que dijo ‘basta’ para tratar de la mejor manera posible sus dolencias en el pubis.  

 

 

Mientras, Yeremay Hernández está entre algodones, pendiente de no sobrecargarse y generar un problema físico donde no lo hay. Demasiadas ausencias que ni siquiera los regresos progresivos de Obrador y Escudero han logrado tapar. 
 

La situación abría una ventana de oportunidad a los futbolistas con menos minutos. Pero sobran los dedos de una mano para contar a los que de verdad han aprovechado el contexto para reivindicarse. Ni la mayoría de fichajes de verano que no habían terminado de asentarse, ni los recién llegados en el mercado invernal con cosas por demostrar. Tampoco otros que saben lo que es ascender con el Dépor, pero apuntan a dejar el club este verano después de no consolidarse tras el salto de categoría.

 

Esta plantilla larga no ha respondido en el momento de buscar relevos que mantuviesen el nivel, pero tampoco ha permitido ofrecer resquicios para que los futbolistas de la base se colasen. A pesar de la teórica intención de construir un ‘roster’ con pocos efectivos que ofreciese un contexto de promoción a quien lo mereciese, finalmente tanto en verano como en invierno el número de asientos ocupados ha sido elevado. 
 

Y es que Gilsanz tiene que manejar semana tras semana un colectivo compuesto por 26 futbolistas -contando a Patiño y Obrador, con ficha de filial-, un hecho que dificulta el salto desde abajo hacia el primer equipo pese al buen nivel mostrado por el Fabril y el Juvenil A, ambos capaces de ir más allá de la temporada regular y pelear por metas ambiciosas. Precisamente esa circunstancia de alargar tanto su temporada compitiendo por objetivos importantes ha sido, probablemente, otro freno a la hora de incluir en dinámica a más futbolistas de la base. Quizá ahora, con el Fabril ya 'de vacaciones' pueda abrirse de nuevo la puerta.

 

Un evidente bajón

Así, el Dépor ha pasado de una dinámica de resultados y juego muy regulares a otra en la que le está costando parecerse al equipo que llegó a ser con Gilsanz

 


 

Los datos no mienten. De la jornada 13 a la 34 -fecha en la que se ganó al Cádiz-, el Deportivo jugó 22 partidos con un balance de 38 puntos. Es decir, 1,73 puntos por encuentro o, lo que es lo mismo, el 57,58% del total en juego obtenidos. Además, dejó su portería a cero en siete encuentros, lo que le hizo promediar 1,09 goles en contra por choque y le condujo a tan solo cuatro derrotas. Contando únicamente ese período, el cuadro blanquiazul sería el tercer mejor equipo de la categoría.
 

Los números son radicalmente opuestos cogiendo únicamente las últimas seis jornadas. Desde que el Dépor venció al Cádiz fue a Miranda, recibió al Tenerife, visitó al Racing de Santander, jugó en casa contra el Albacete, se enfrentó al Sporting a domicilio y se midió al Granada en Riazor. 

 

El balance es de tan solo un triunfo y dos empates. Es decir, cinco puntos o, lo que es lo mismo, 0,83 por partido. El promedio es menos de la mitad que el del anterior período. Además, ha encajado diez dianas, con una única portería a cero. El Dépor recibe más y también anota más, en un claro ejemplo de la evidente distensión con la que juega ahora un equipo que, en el balance de estas seis jornadas, sería 18º.  

 

Datos Depor Gilsanz pre y post Cadiz
Los datos del Dépor de Gilsanz antes y después del partido ante el Cádiz

 

Riazor ‘se vacía’ y juzga

Mientras su equipo lucha por no desconectar definitivamente en estas dos últimas jornadas, da la sensación de que el deportivismo ya ha pasado página de esta temporada. Aún con acción en el césped, la hinchada pone el foco desde hace tiempo en otros lugares ajenos al verde

 

Riazor se ha acostumbrado en las últimas semanas a asistencias inferiores a las 20.000 personas. Contra el Albacete acudieron al estadio 15.459, la cifra más baja del curso. Contra el Granada, la cosa remontó hasta las 19.688, una cifra casi idéntica a la del día del Cádiz, cuando fue de 19.980. Así, en estos cuatro últimos partidos, tan solo se superó la barrera de las 20.000 contra el Tenerife, cuando fueron 21.093 las personas que presenciaron en directo el encuentro. A pesar de ello, esa fue la octava peor entrada del curso.

 

Más allá de la marcha de los Riazor Blues como protesta ante LaLiga y los cuerpos de seguridad, el duelo del pasado sábado se convirtió también en un 'plebiscito'. La afición, poco entretenida con lo que sucedía en el rectángulo de juego, aprovechó el penúltimo partido del curso para empezar a cobrarse facturas. Aplausos para Charlie Patiño, a quien la gente sigue pidiendo. Algún silbido suelto al equipo para reprocharle su desinterés por el duelo y muchos en el cambio de Cristian Herrera, un futbolista que no ha terminado de rendir y cuya renovación automática ha dado mucho que hablar. 

 

Precisamente esa misma corriente fue la que provocó cánticos pidiendo la marcha de Fernando Soriano y de un Massimo Benassi, protagonista la última semana en un nuevo encontronazo con el Concello y por el que Yeremay Hernández dio la cara tras acabar el choque.

 

 

 

Sin nada ya en juego, el interés del entorno se centra ahora en el proyecto de cara al próximo curso, en el que el Dépor partirá con 30 futbolistas con contrato en vigor. Con Soriano como capitán del barco en el ámbito futbolístico un año más, el propio club y su hinchada parecen coincidir en la necesidad de dar un evidente salto hacia delante y ponerse como objetivo mínimo el pelear por entrar en el playoff de ascenso. Habrá que ver si es o no con Óscar Gilsanz como titular de un banquillo. Por el momento, sus méritos no le han valido la renovación. Su futuro es otro de los ejes de interés en esta temporada eterna en el que lo deportivo ya parece lo menos importante para el Deportivo.

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