La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha dado la razón al Montañeros en su caso contra el árbitro Extremadura Hernández. El colegiado arbitró un encuentro del equipo juvenil del club contra el Celta el pasado mes de febrero, tras el que redactó un anexo al acta denunciando haber sufrido vejaciones como insultos, escupitajos o lanzamiento de objetos a su vehículo.
El Montañeros contestó con un comunicado negando dichas acciones y acusando al árbitro de falsificar la redacción del acta. El pasado catorce de abril, la RFEF emitió una resolución sobre el asunto, dictando el sobreseimiento del caso contra el club.
"El testimonio del empreado del RC Celta, que presenció los hechos, tras ser requerido por el árbitro, afirma que no escuchó ningún insulto de los que constan en el acta arbitral. En cuanto al análisis pormenorizado de las imágenes, este Instructor considera que son contrarias a lo que se señala en el Anexo al Acta del encuentro. El visionado de las mismas permite apreciar que las personas presentes no forzaron la parada del árbitro del encuentro ni impidiesen que abandonara las instalaciones. De igual manera, no se observa presencia de persona alguna que pudiera escupir al espejo frontal del vehículo cuando este se detuo, ni en su cara, cuando se dirige al interior de la instalación. (...) No existe evidencia suficiente para sancionar al club expedientado por un comportamiento inadecuado de algunos aficionados, al haberse desacreditado el anexo al acta", recoge la sentencia.
El Montañeros considera demostrado que "el Colegiado faltó deliberadamente a la verdad en cada una de sus palabras", califica dichos actos de "bajeza moral" y cree que se ha querido dañar la imagen del club y las personas que forman parte de él "de una manera fría, calculada y premeditada, aprovechándose de la presunción de veracidad que los Colegiados poseen en la redacción de las actas arbitrales".
El club espera que el Comité Gallego de Árbitros actúe "con la firmeza y determinación que la gravedad de los hechos requiere y que la misma sea pública". "Nosotros hemos tenido mucha suerte de que este suceso ocurriese en un recinto deportivo donde había una cámara", añaden. El Montañeros solicita "que sancionen de manera ejemplar esta conducta del señor Extremadura Hernández con el único propósito de que ningún Colegiado se vea tentado a realizar una acción similar en el futuro".
El anexo del acta arbitral de dicho encuentro recogía lo siguiente:
“Cuando me dirigía a abandonar las instalaciones deportivas, un grupo de diez aficionados del Montañeros se pusieron delante de mi vehículo impidiendo o queriendo dificultar que pudiera abandonar las instalaciones con el mismo, forzando mi parada” inició en el anexo del acta.
Una vez conseguido que me detuviera, uno de ellos lanza un escupitajo al espejo frontal de mi vehículo alcanzándolo, tras lo cual me bajo del mismo, estando aún dentro de las instalaciones deportivas, y recibí yo el impacto de otro escupitajo en mi cara, procedente del mismo grupo de aficionados. Momento en el que ese grupo de padres empieza a dirigirse a mí con gritos como ‘¡a ver, hijo de puta, expúlsame a mí también ahora!’, ‘¡desgraciado, a ver si te matas con el coche y ya no nos pitas más!’, indicó.
“Al disponerme a entrar en el coche, uno de esos aficionados se dirige a mí, llegando a estar a un metro escaso del vehículo mientras trataba de cerrar la puerta, y dice de manera reiterada ‘¡eres un cabrón y un hijo de puta, lárgate de una puta vez y deja de montar el espectáculo!’, añadió.
“Tras ello, arranco y abandono las instalaciones, y es en ese momento en el que siento que algo contundente alcanza mi vehículo en la parte de arriba, provocando un estruendo, sin poder precisar lo que era ni quien me lo lanzó. Observando la situación generada y al ambiente reinante, decidí continuar la marcha, temiendo males mayores si me detenía a ver lo que me habían lanzado o de donde provenía”, finalizó Extremadura Hernández.