Alex Hernández (Murcia, 1990), capitán del Básquet Coruña en el ascenso y en el descenso, está actualmente de baja, a causa de una operación –reciente– en la muñeca izquierda, y a la espera de que la directiva del club naranja se siente con él a hablar de un posible futuro juntos.
¿Qué tal fue la operación?
Bien, dentro de que es una lesión un tanto compleja. Tenía roto el ligamento escafolunar y debía pasar por quirófano. Había la duda de si se podía hacer por atroscopia o se iba a necesitar cirugía abierta. Por suerte fue vía artroscopia, que es mucho mejor, mucho menos invasiva para la muñeca y mucho mejor para la recuperación. La semana que viene ya me quitan los puntos el 9 de julio me pondrán una férula algo más cómoda y que me permitirá hacer algún ejercicio.
¿Cuál es el tiempo estimado para volver a la actividad?
Es una lesión que tiene un punto de incertidumbre. Podrían darme el alta en cuatro meses, aunque también podría ser, por ejemplo, en seis meses.
¿Supone alguna ventaja que sea la muñeca ‘mala’?
Claro. Si hubiese sido la derecha, cuando me la hice no podría ni haber entrenado. Empecé a sentir molestias a mitad de abril y a hacer tratamiento y a jugar con ella vendada. Al ser la izquierda fui trampeando como pude. La cosa fue empeorando y el doctor decidió hacerme una resonancia porque había la sospecha de la rotura. Y ahí estaba.
¿Su idea, pese al poco protagonismo en las dos últimas temporadas, es seguir jugando? Lo digo no por jubilarle, sino porque Epi habla de usted casi como un entrenador.
Seguramente yo tenga parte de culpa, porque en mis últimos años me he ido formando en cosas ajenas a ser jugador, como cursos de entrenador, un máster de dirección deportiva y otro de gestión de entidades. Supongo que mi inquietud en formarme para después de ser jugador hace que se hable más de ello. Y también porque ya voy teniendo una edad (risas). Estoy preparado para esa siguiente fase, pero mi idea es que me he lesionado como jugador y quiero recuperarme como jugador.
¿Se ha puesto un límite de años vestido de corto?
No, no. Voy año a año, sabiendo, lógicamente, que el final de mi etapa como jugador está cada vez más cerca. Es algo que siempre da respeto, pero no le tengo miedo porque me he ido preparando estos últimos años. Cuando llegue, llegará, pero continuaré mientras me siga encontrando bien físicamente y con ganas. Si alguien considera que merezco seguir jugando, lo haré.
El aficionado piensa, por razones tal vez muy obvias, que los bases son los más capacitados para ser técnicos.
Siempre se dice eso, pero creo que no es real. Cualquier jugador puede ser entrenador, solo se necesitan conocimiento y unas determinadas características. No creo, para nada, que la posición sea determinante. De hecho hay bastantes pívots entrenado a equipos de élite.
Una vez que escuche lo que el club tenga que decirme, veré por dónde van los tiros
¿El efecto NCAA encarece el kilo de cupo, abre nuevas posibilidades para ciertos jugadores nacionales?
Seguramente sí. El hecho de que jóvenes promesas se estén marchando a Estados Unidos hace que haya una cierta escasez de cupos, aunque estoy convencido que hay muchos jugadores nacionales de nivel suficiente. Lo que pasa es que hay pocos que los han puesto en la palestra. Eso sí, también abre oportunidades a cupos que no estaban en posición de seguir en la ACB o en la LEB. Puede ser beneficioso para este tipo de jugadores, y una oportunidad de demostrar que tienen el nivel suficiente.
¿Es usted uno de los tres jugadores con cláusula en caso de descenso?
No. Aunque es cierto que esa cláusula existe, yo la he tenido en alguna ocasión.
¿Ha recibido alguna oferta?
No. Estoy a la espera de tener una conversación con el club. Tuve una con el presidente y el vicepresidente a primeros de abril; muy buena, muy positiva, pero dejamos el tema abierto y quedamos en volver a hablar al acabar la temporada. Una vez que escuche lo que el club tenga que decirme, veré por dónde van los tiros.
Me he lesionado como jugador y quiero recuperarme como jugador
¿Hay ganas de quedarse?
Mi primera opción, se lo dejé claro a mi gente y a mi agente, es escuchar lo que el club me diga, porque A Coruña es un lugar donde me encuentro muy cómodo y además también me siento muy identificado con el club, con su proyecto y su ambición. Por ello tengo claro que me gustaría seguir en el Básquet Coruña.
Un club que se ha topado con un descenso. ¿Cómo se digiere algo así?
Es difícil de digerir porque había mucha ilusión en esta primera temporada en la ACB. Siempre cuesta asimilarlo, porque sabemos todo el trabajo que hay detrás, el que se hizo para conseguir el ascenso, y nos hubiese gustado salvarnos. Aun así, se pueden sacar muchas cosas positivas. Por ejemplo, la afición, cómo ha reaccionó al primer año en la ACB y cómo sigue reaccionando después del descenso; es algo muy esperanzador para el club y que nos tiene que llenar a todos de energía para seguir adelante con la máxima ambición.
¿Qué falló? ¿Qué se pudo haber hecho mejor? Defensa al margen, claro.
Todos tenemos que hacer autocrítica. Empezando por mí. Sabemos que podíamos haberlo hecho mejor. Al mismo tiempo también tenemos que sentirlos tranquilos porque hemos hecho todo lo que hemos podido, aunque las cosas no nos han salido.
Lógicamente, en el deporte de alto redimiento es el resultado el que manda. Ha sido difícil gestionar tantas derrotas, verte abajo en la clasificación, ese momento en que ves que te alejas de la permanencia... Pero el equipo trató de luchar hasta el final, que era lo mínimo que se nos exigía. Ojalá fuese fácil decir qué ha fallado, pero una vez acabada la temporada tampoco sirve de mucho hacer análisis más allá de los de autocrítica. Como capitán, asumo mi parte de culpa, y al mismo tiempo estoy orgulloso del esfuerzo que hemos hecho toda la gente del club.
Vivir cada partido como si fuese una final es un planteamiento peligroso
Las lesiones tampoco ayudaron. ¿Llegaron en el peor momento posible?
Ningún momento es bueno para las lesiones. Todos los equipos las tienen; la clave está en gestionarlas bien. No me gusta echarle la culpa a las lesiones o a los arbitrajes. El análisis tiene que ser de cómo manejarlas para que no afecten o lo hagan de la menor manera posible. No soy partidario de buscar excusas fáciles.
Ha metido el dedo en una llaga. No se debe pasar de largo de los malos arbitrajes, aunque no suelan ser la causa de los descensos. ¿Un peaje por ser novato? ¿Hubo algún momento del curso en que se sintiesen maltratados?
Honestamente, no lo creo. En momentos puntuales todos los equipos de la liga se han sentido perjudicados. A nivel global no creo que nos hayan perjudicado; los árbitros han podido tener errores, como tenemos los jugadores, pero ellos no van con la predisposición de fastidiar al novato. Así lo pienso. Creo que es algo que genera más ruido de lo que realmente es.
Se puede negar que el arbitraje les privase de alguna victoria, pero no que sí lo hicieron varios finales de partido apretados en los que faltó acierto, suerte o ambas cosas.
Todo pesa cuando acumulas derrotas. Vives cada partido como si fuese una final. Y a veces este planteamiento es un peligroso. Esa sensación nos ha perjudicado en el momento de la temporada que cada partido era una final: Breogán, Girona, Bilbao... Ahí perdimos un poco la perspectiva; eso hace que cuando no se ganan este tipo de partidos la decepción sea enorme y que sea más difícil reconducir el estado anímico del equipo.
¿Es más una presión externa que interna?
Partidos marcados en rojo, en casa, finales... No me gusta usar esas expresiones porque no tengo muy buena experiencia. A nivel colectivo me ha deparado malos resultados. Pero sobre todo porque, si ganas, muy bien; pero si pierdes, entras en un bucle de negatividad del que no es fácil salir, porque somos todos personas y todos queremos lo mejor para este proyecto y sientes que se está escapando de las manos algo que te ha costado mucho conseguir. En ciertos finales de partido nos perjudicó. Empezamos la temporada jugando bien los finales, aunque se nos escapase alguna victoria, porque esto depende de que entre la pelotita.
El club tiene que disfrutar de este camino, no pensar en la liga que ha dejado
¿Descender después de haber ganado a los transatlánticos nacionales, el Real Madrid y al Barça, lo hace más duro?
Es que esos partidos no estaban marcados en rojo ni eran una final (risas). En este tipo de partidos hay un poquito más de tolerancia al fallo, un poco menos de frustración cuando algo no sale bien, y eso te hace reaccionar más positivamente para las siguientes jugadas. En esos dos partidos tuvimos que remontar una cantidad importante de puntos; el equipo mostró mucha fe y carácter.
Usted tiene experiencia sobrada en ACB y en Primera FEB. ¿La filosofía general de ACB es válida para FEB? ¿Puede reportar algún beneficio?
Yo creo que es beneficioso, por el crecimiento que ha tenido el club en todas sus áreas. Es cierto que la ACB te exige un mayor crecimiento repentino; es algo que el club ha hecho y que nos (sic) puede dar una ventaja respecto a otros. Viendo que la masa social no va a decrecer en gran número, va a ser una temporada de seguir haciendo las cosas bien, y de no pensar tanto en la ACB. El club tiene que afrontarlo como que va a disputar una liga que es apasionante, excelente para todo el mundo. Y que cada año es más difícil y emocionante.
Pienso que el club también tiene que disfrutar de este camino, no pensar tanto en la liga que ha dejado, porque podría ser perjudicial, viendo lo que ha pasado con otros equipos que han descendido de la ACB. Hay que hacer el esfuerzo de prepararse lo mejor posible para una liga muy dura.
“Epi ha sido una influencia máxima para mí” |
Diego Epifanio siempre ha hablado maravillas de Alex Hernández. El técnico burgalés ha citado al base murciano en muchas ruedas de prensa y entrevistas como un ejemplo de jugador y de persona.
¿Qué ha supuesto para usted trabajar a las órdenes de Epi?
¿Se ve algún día a su lado vestido de largo?
|