La fiebre por la NCAA que se ha desatado entre los jóvenes talentos españoles dificulta un poco más la ya de por sí complicada tarea de conseguir el mínimo de cuatro Jugadores de Formación Local (JFL), los popularmente llamados cupos, que exigen tanto la ACB como la Primera FEB (en su caso, el mínimo baja a tres en plantillas de entre 8 y 9 jugadores, algo prácticamente extinguido).
Una fiebre que afecta, cómo no, a un Básquet Coruña que en su temporada de debut en la máxima categoría contó con cinco JFL: Gus Lima, Alex Hernández, Beqa Burjanadze, Aleix Font y Atoumane Diagne.
Las lesiones del pívot brasileño con pasaporte español, que se perdió más de media temporada (solamente pudo jugar 16 partidos) trastocaron notablemente en algunos compromisos los planes de Diego Epifanio, quien además alineó en varios de ellos a Omar Thiam, cupo del equipo vinculado, el Xiria Carballés.
Una muestra de lo caro que ha estado el kilo de producto nacional en este todavía vivo curso 2024-25 es que la competición arrancó con solamente 54 jugadores nacidos en España, una media de tres por plantel. Aunque no solo los españoles son JFL.
También se consideran de Formación Local todos los jugadores que sean ciudadanon comunitarios o de cualquier país que tenga tratado de asociación o similar con la UE y que entre su segundo año de categoría infantil (13 a 14 años) y el segundo de senior (19 a 20), en los dos casos ambos inclusive, hayan estado inscritos en cualquier club afiliado a la FEB en un período, continuado o no, de tres temporadas. Para que puedan ser computadas se exige al menos seis meses de permanencia en cada una de ellas.
De momento, tanto la Asociación de Clubes de Baloncesto como la Federación Española no han dado señal alguna de que se vaya a cambiar el concepto de cupo, algo que se presume urgente en aras de evitar una notable pérdida de calidad (y de atractivo) de sus competiciones. Y es que el efecto NCAA empieza a ser devastador para las canteras y, por ende, para los clubes que las (man)tienen.
Siete jugadores nacionales (Mario Saint-Supery ya ha debutado con la selección absoluta) y un cupo (el madridista Sidi Gueye) que han militado esta temporada en la ACB han anunciado ya que cruzan el charco en busca de un buen puñado de dólares. El Barça, por ejemplo, se queda sin tres de los seis jóvenes a los que Joan Peñarroya ha tenido que recurrir por las múltiples lesiones graves. Raúl Villar fue, este miércoles, el último en dar un paso que antes habían dado dos no JFL, el italiano Dame Sarr –el jugador menos utilizado de la primera plantilla– y el alemán Mathieu Grujicic.
Esta repentina profesionalización del deporte universitario estadounidense ha acabado de un plumazo con la vieja intención de formarse en la cuna del baloncesto. El ejemplo más claro es Rubén Domínguez, este curso en el Bilbao Basket. El jugador que fusiló al Leyma en el Coliseum (8 de 10 en triples) tiene 22 años, con lo que solo puede jugar una temporada en la NCAA. El canterano de Estudiantes psará el próximo curso en la universidad de Texas A&M.
Y es que en la NCAA se ha pasado de no poder regalar ni una goma de borrar a los alumnos-deportistas (bajo el riesgo para las universidades de recibir castigos muy, muy duros) a soltarles dinero a mansalva (incluso el organismo rector abonará 2.800 millones de euros por daños retroactivos a los que participaron en su Division I desde 2016 hasta el momento del nuevo acuerdo).
Pero además de la ida, hay que contar con la vuelta de los españoles ya doctorados en los States. Este ejercicio fue el último universitario de cinco nacionales: Álvaro Cárdenas, Jesús Carralero, Pedro López-Sanvicente, Alonso Faure y Great Osobor. Este último es el que más nombre tiene, tanto que incluso podría encontrar un hueco en la NBA; los otros paracen haberse revalorizado tras la licenciatura.
Lo certifican Faure, pívot formando en el Valencia Basket, que fue contratado por el Oviedo el pasado marzo; y Carralero, alero canterano del Unicaja fichado a principios de abril por el Gipuzkoa. Dos rivales del Leyma Coruña la próxima temporada.
El club herculino tiene muy complicado, sobre el papel, retener a todos sus cupos de esta campaña. Por diferentes motivos. Diagne ya fue tanteado por algún equipo ACB, Burjanadze firmó un tramo final sensacional y Lima ya está jugando en Indonesia.
Aleix Font, que ganó protagonismo en las últimas jornadas ligueras, y Alex Hernández, que cuando Diego Epifanio tiró de él demostró que aún tiene baloncesto que ofrecer, son jugadores susceptibles de revalorizarse a causa de la escasez. Y ambos ya contaban con experiencia en la ACB –que buscará cupos por todos los lados, y esto incluye Primera FEB– previa a la de este ejercicio.
Y además está, según se dice, la fidelidad al nuevo entrenador del Obradoiro. Rumores apuntan a tres e incluso cuatro miembros de la última plantilla naranja que pueden coger la AP9 en dirección a la capital de Galicia. No sería extraño, toda vez que Epi es un férreo defensor de la continuidad. La duda estaría en cuántos de ellos tienen la condición de JFL.