En Santander la ilusión sigue persiguiendo a una afición que no abandona a su equipo, pero que comienza a tener cierta impaciencia en este verano. El Racing, que rozó el ascenso la pasada temporada, aún no ha dado el golpe esperado en el mercado de fichajes para dar el salto de calidad a su plantilla. Con solo una incorporación confirmada —la del portero búlgaro Plamen Andreev, cedido por el Feyenoord— y con las palabras de José Alberto López tras el último amistoso resonando con fuerza, el club cántabro apura los días de verano sabiendo que debe actuar si quiere aspirar de verdad a todo.
“Tenemos que firmar en todas las posiciones. A día de hoy no hemos mejorado nuestra plantilla”, declaró el técnico tras vencer al Athletic Club por 2-1 con el que se alzó con el II Trofeo Nando Yosu en La Maruca. Fue un aviso a la dirección deportiva, pero también una declaración de intenciones para quienes dudaban de la exigencia interna.
Y es que el Racing no quiere volver a cometer los errores del pasado curso. Entonces, los de José Alberto arrancaron con un ritmo imponente: 36 puntos en 15 jornadas, líderes destacados y la sensación de ser el equipo más hecho de la categoría. Pero el guion se torció. Lesiones, desgaste y falta de fondo de armario pesaron demasiado. El equipo se fue desinflando y acabó pidiendo la hora para entrar en un playoff en donde el Mirandés de Lisci los arrolló con un global de 7-4 que dejó huella.
Ahora, con la herida aún reciente y la ambición renovada, el club no quiere fallar. La dirección deportiva busca refuerzos que no solo completen, sino que eleven el nivel del equipo. Tan solo la llegada tras cesión de Yeray Cabanzón le ha ofrecido a José Alberto una alternativa a su plantilla de la pasada temporada. La buena noticia para los cántabros es que la base del equipo se mantiene. Jugadores diferenciales en la categoría como Íñigo Vicente y Andrés Martín, que siguen siendo sus mejores armas ofensivas.
La línea más débil en este momento parece la defensa. Javi Castro es la pieza más sólida atrás, pero Javi Montero está más fuera que dentro, y las dudas sobre su salida han generado cierto ruido. Tampoco hay refuerzos en los laterales ni en el eje del centro del campo, donde se necesita competencia.
A estas alturas del verano, el Racing necesita algo más que confianza en el bloque. La Segunda División es una carrera de fondo, exigente y sin margen de error para los que aspiran a subir. La planificación, como se vio el curso pasado, es clave para sostener el nivel durante los nueve meses de competición.
El club trabaja, pero el mercado no perdona. Otros rivales directos como Valladolid, Almería o Leganés ya han comenzado a reforzarse con más determinación. En Santander, mientras tanto, el tiempo pasa… y el ascenso no espera.