Nueve meses sin jugar por un dedo: así ha sido el calvario de Gragera
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Nueve meses sin jugar por un dedo: así ha sido el calvario de Gragera

Nueve meses sin jugar por un dedo: así ha sido el calvario de Gragera
Gragera, en un partido con el espanyol | RCDE

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José Gragera era la pieza que Antonio Hidalgo demandaba como ‘6’. El asturiano, forjado en la cantera de Mareo, será propiedad del Deportivo si el conjunto herculino logra dar el salto a Primera División esta temporada. Así lo han pactado Dépor y Espanyol en un acuerdo de cesión con el que tanto la entidad barcelonesa como el futbolista buscan que el mediocentro recupere el nivel que le llevó a ser internacional sub 21 con España en cinco ocasiones. Aquello fue entre el 2021 y el 2022, pero explica parte de por qué el conjunto perico decidió pagar por él casi tres millones de euros en enero de 2023 al Sporting de Gijón por el 70% de sus derechos. 

 

De aquel prometedor mediocentro queda aún el talento, aunque parte de las buenas sensaciones del futbolista se las han llevado por delante las lesiones. Principalmente, la de un dedo gordo del pie que le ha alejado de los terrenos de juego en los últimos nueve meses, justo cuando se afianzaba de nuevo en el Espanyol y en una Primera División en la que ha estado año y medio, pero tan solo ha podido participar en 19 encuentros.

 

La confianza del Espanyol en él era máxima, como demostró el contrato que firmó hasta 2028 y el caché de las otras incorporaciones que llegaron junto a él para rendir de manera inmediata: Denís Suárez y Fernando Pacheco. Y es que por aquel entonces, el equipo de Álvaro Fernández, Cabrera, Darder, Puado, Braithwhite o Joselu intentaba evitar el descenso a Segunda División. José se acabó haciendo un sitio en los planes de Diego Martínez y mantuvo el puesto cuando el club blanquiazul decidió prescindir del vigués y darle la alternativa a Luis García Fernández. Sin embargo, en abril se lesionó el tobillo y tuvo que vivir unos ocho últimos partidos agónicos que acabaron en descenso desde la grada.

 

 

Importante en Segunda

El Espanyol cayó a la categoría de plata, pero redobló su apuesta. Continuaron futbolistas clave y entre ellos un Gragera que acabó sumando cerca de 2.000 minutos repartidos en 34 partidos, incluidos los cuatro últimos de playoff, en los que participó de inicio a fin como ‘ancla’ en el mediocampo junto al albanés Keidi Bare.

 

El mediocentro de Gijón, importante en los planes de Manolo González desde su llegada al banco del primer equipo periquito, forzó la máquina. A dos semanas del inicio del playoff sufrió un esguince de grado II del tobillo derecho frente al Valladolid. Gragera no quería volver a ver los toros desde la barrera en el momento más decisivo del curso y jugó infiltrado, pese a que su articulación no estaba del todo preparada para ello. El equipo ascendió, pero ese sobreesfuerzo pudo pasarle factura durante los meses siguientes, que han sido un verdadero vía crucis para él.

 

José arrancó como titular en Primera División. Acumuló unos 600 minutos en las primeras diez jornadas, con siete titularidades. Hasta que el 19 de octubre, en Bilbao, el fútbol se paró definitivamente para él. Gragera fue sustituido al descanso y por dolor en ese tobillo derecho. 

 

Sin embargo, el pivote sufría un problema en el cartílago del dedo gordo de su pie izquierdo, conocido médicamente como hallux. Esa dolencia artrósica, probablemente potenciada por sus percances en el tobillo del miembro inferior contrario, impedía la dorsiflexión de una falange clave en los apoyos. El dolor era alto. La posiblidad de alcanzar un óptimo rendimiento deportivo, una quimera.

 

Tras intentar evitar el quirófano, finalmente Gragera pasó por el bisturí a finales de noviembre para corregir su hallux rigidus. Se estimaba que en torno a marzo podría estar de vuelta, pero no fue así y acabó sin minuto alguno en las últimas 28 jornadas de liga. En las tres últimas volvió a las convocatorias. Pero con el Espanyol jugándose las 'castañas', González prefirió no apostar por un futbolista sin ritmo tras demasiados meses en el dique seco.

 

Ahora, ya recuperado después de un importante trabajo silencioso, el futbolista no entraba en los planes de Manolo González, que reconoció que, una vez sano de nuevo, no jugaba por motivos deportivos. De nuevo vestido de blanquiazul, en este caso con el escudo del Deportivo, Gragera tratará de dejar atrás los problemas que le han impedido en los últimos años confirmar su proyección como uno de los mediocentros españoles más prometedores de los últimos años. Con solo 25 años, más de 8.000 minutos le contemplan ya en Segunda, adonde regresa para buscar el impulso definitivo a su carrera.
 

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