El próximo lunes, mientras el Deportivo esté disputando la tercera jornada de Liga ante el Leganés, Fernando Soriano tendrá su atención dividida entre lo que suceda en el maltrecho césped de Butarque y las siempre frenéticas últimas horas del mercado de fichajes de verano. El 1 de septiembre a las 23.59 horas se ha fijado la fecha límite para la inscripción de futbolistas de cara a la primera mitad de temporada 2025-26, lo que le da al director deportivo blanquiazul algo más de cinco días para poner la guinda a lo que hasta ahora está siendo un mercado más que sólido.
Pero la exigencia es una de las señas de identidad del proyecto deportivista y no le queda otra a Soriano que apurar la recta final para buscar el sobresaliente. No tenía una tarea fácil después del año de asentamiento en el fútbol profesional. La intención era la de dar el siguiente paso y tenía que resolver cuestiones complicadas como la renovación de la parcela defensiva y dar un salto de calidad en ataque para ofrecerle al nuevo entrenador, otra de sus tareas estivales, alternativas más allá de los Yeremay, Mella y Mario Soriano, obligados a un sobreesfuerzo el curso pasado ante la ausencia de recambio.
Con el reciente fichaje de Samuele Mulattieri, Fernando Soriano ha cubierto prácticamente todas las peticiones de Antonio Hidalgo. Al menos las pretensiones mínimas del entrenador catalán, que hasta ahora ha sido tan claro a la hora de definir el perfil de lo que necesitaba, como paciente y comprensivo con la dirección deportiva, sabiendo que algunas de esas incorporaciones podían dilatarse en el tiempo.
Algunas llegaron en tiempo y forma hasta el punto de haberse convertido ya en piezas importantes en el inicio de temporada, como es el caso de Miguel Loureiro, José Gragera o Luismi Cruz, que han necesitado pocas semanas en A Coruña para desprender ya aroma a indiscutibles. Ahora debe aprovechar el último sprint para buscar la máxima nota con la competición ya en marcha.
La válvula de escape que ha supuesto el Penafiel ha solucionado lo que a principios de verano apuntaba a ser un problema de atasco mayúsculo. Con destino Portugal han partido Iano, Davo y Alcaina, todos ellos después de rescindir en Riazor un contrato que iba hasta 2026. También se terminó antes de tiempo el vínculo con Omenuke Mfulu, que todavía sigue buscando equipo, todo ello para ir reduciendo una nómina de jugadores que llegó a estar por encima de 30 futbolistas cuando arrancó la preparación.
Quedan todavía asuntos por resolver. Porque después de los últimos movimientos, el Deportivo tiene ahora mismo 24 fichas de la primera plantilla cubiertas, a una del techo de 25 que marca la Liga. Mulattieri y Charlie Patiño, que estrenó ante el Burgos su nuevo dorsal ‘6’, dejan al club deportivista con solo un hueco libre para firmar jugadores mientras desde la dirección deportiva no se terminen de concretar los acuerdos con los descartes de Antonio Hidalgo.
Los nombres en esa rampa de salida están claros desde hace semanas, pero de momento no ha habido fumata blanca por ninguno de ellos. Genreau y Diego Gómez apenas han aparecido durante el mes de agosto en la preparación herculina. Ambos tienen contrato, 2027 el australiano, 2030 el de Amoeiro, por lo que el que tiene la patata caliente entre manos es el Deportivo, que no debería poder permitirse tener en su plantilla definitiva a futbolistas cuyas expectativas de tener minutos son mínimas.
Pero detrás de esos dos nombres que encabezan el grupo de ‘prescindibles’, hay varios futbolistas que no deberían relajarse hasta que el mercado no baje la persiana. Es el caso de Bouldini o Rubén López, aunque en el caso del de Silleda, el hecho de estar inscrito con el Fabril le da flexibilidad al club al menos a nivel administrativo, como ya sucedió el año pasado como Patiño y Obrador. Con dorsal del filial también figura ahora mismo Martín Ochoa, otro de los jugadores sin hueco que todavía no ha resuelto su futuro.
Con el paso de los días ha ido modulando sus expectativas, pero Antonio Hidalgo siempre habló de “un atacante como mínimo”. El técnico deportivista ya tiene a su disposición a ese ‘mínimo’ con la presencia de Mulattieri, pero los primeros encuentros de la temporada han evidenciado que tanto a él como al equipo no le vendría nada mal contar con alguna alternativa más en la parcela ofensiva.
Más allá de lo que pueda acabar sucediendo con Bouldini, la rotación es reducida en cuanto a piezas, con una línea de mediapuntas en la que ni siquiera hay dos futbolistas por puesto. Si el futbolista italiano llega para completar el grupo de delanteros junto al marroquí y Eddahchouri, Fernando Soriano debe centrarse ahora en encontrar ese segundo atacante que aporte llegada y polivalencia como pieza intercambiable cuando se necesite ayuda para la segunda línea.
En estos momentos, Luismi, Mario Soriano y Yeremay están ocupando esas posiciones, con David Mella como primer recambio para mantener la amenaza. La otra pieza en esa zona es Cristian Herrera, que jugó ante el Granada en la primera jornada, pero que frente al Burgos, con el equipo buscando el gol, no llegó a salir al césped.
Los tiempos y los precios del mercado han provocado que el Dépor fuera rebajando la urgencia en una de sus prioridades este verano: la incorporación de un centrocampista dinámico que acompañara a los mediocentros más posicionales. También Hidalgo comentó al poco de arrancar la pretemporada que se buscaba un ‘6’ y un ‘8’. La primera tarea se resolvió con creces gracias a la llegada de Gragera, pero la segunda no ha podido llegar a buen puerto a pesar de tener subrayado al elegido con nombre y apellidos: Riki Rodríguez.
Entre las pretensiones del Albacete y la irrupción de Patiño, la dirección deportiva entendió que era mejor centrar sus esfuerzos en otras zonas del campo para no estancar la planificación. El inglés, Villares, el propio Gragera y un ahora mismo lesionado José Ángel aportan ciertas garantías a la sala de máquinas, con Rubén López como complemento. Pero a nadie se le escapa que incorporar una nueva pieza de nivel, sea Riki o sea otro futbolista, le daría al equipo un gran salto de calidad en la medular.
Desde el Dépor aseguran que la línea defensiva está cerrada. La dirección deportiva está conforme con la remodelación del verano en la cobertura, lo que unido a la gran pretemporada de Samu, que ha convencido a Hidalgo, reduce al mínimo las posibilidades de que haya más movimientos en esa zona.
Pero tanto Soriano como todos sus colegas que están al frente de la confección de plantillas suelen mostrarse reticentes a dar posiciones por cerradas hasta que suena la campana. Siempre pueden aparecer opciones, más en zonas en las que, al igual que en la línea de mediapuntas, los puestos no están doblados. Aunque la polivalencia sea una virtud de muchos de los integrantes de la defensa, la presencia de una figura experimentada que complementase la juventud de los presentes vendría de lujo para apuntalar el muro herculino.