Cuando los esfuerzos se enfocaban ya solo hacia la vanguardia y la tranquilidad era lo único que revoloteaba si el Deportivo miraba hacia atrás, el castillo de naipes perdió su base de sustentación. El Fortaleza, con su dinero, el atractivo de la gran Copa Libertadores y la morriña llamaron a la puerta de Helton Leite para seducir al meta brasileño y obligar a que el Dépor adelantase varios meses un trabajo que había pospuesto hasta el 2026.

Puede que en el club hubiese otros nombres con guantes subrayados en la libreta de futuribles. Pero la proximidad de la competición y lo avanzado del mercado obligaba a no realizar experimentos. Y el Deportivo ha tirado a tablero. Porque ha fichado a un cancerbero con el bagaje de la experiencia de 138 partidos en la segunda división más competitiva del mundo, un fugaz paso por la Premier League e incluso una Eurocopa. Pero también a un portero con el mismo 'molde' que Leite, para que el equipo no extrañe la presencia de Helton cuando gire la cabeza hacia su espalda.

Daniel Bachmann no tiene la imponente presencia de los 196 centímetros del ‘goleiro’ de Belo Horizonte. Pero su 1,91 metros no le anda demasiado a la zaga. Y sus virtudes y defectos son similares.

Para empezar, el Deportivo ha vuelto a mirar hacia un portero de planta que, curiosamente, no sobresale demasiado en las acciones por arriba. Ya sucedía con Helton. El sudamericano era un cancerbero gigante con características de portero ‘pequeño’. Leite no acostumbraba a abandonar la segura sombra del larguero. Sin embargo, sus voluminoso corpachón no le impedía firmar acciones de extraordinaria agilidad y velocidad de reacción. Cayendo abajo como si no costase movilizar ese cuerpo.

Algo parecido sucede con el que ha sido internacional austríaco en 14 ocasiones, la última hace casi dos años. El portero que el Watford ha cedido al Deportivo no corresponde a su planta con un solvente control del área pequeña.  Es evidente que este es un arte que se ha ido perdiendo cada vez más dentro del manual de estilo de los guardarredes, al igual que el blocaje. Pero dando esto por cierto, uno esperaría que un tipo que se eleva por encima de los 190 centímetros del suelo —por mucho que sus brazos no sean extraordinariamente largos— tienda a intentar imponerse más en las acciones en las que la pelota dividida surca el cielo.
 

Continuidad

No ha ayudado a esta circunstancia su evidente pérdida de confianza y rendimiento en los últimos meses. Se hizo con el puesto en enero de 2021, coincidiendo con la llegada de Xisco Muñoz. Y acabó el curso como el tercer meta con mejor porcentaje de paradas (75,93%), solo por detrás de Tim Krul y Dillon Phillips. 

Bachmann le arrebató el puesto al veterano Ben Foster, que le discutió de nuevo la portería durante ese curso 2021-22 en la Premier League. El regreso a la Championship y la salida del histórico meta inglés le devolvió el puesto de indiscutible, tan solo interrumpido en las dos temporadas siguientes por una doble tarjeta amarilla con la que mostró su visceralidad y que le dio la alternativa a Ben Hamer durante varios encuentros.

Así fue hasta el pasado curso, cuando un esguince de tobillo en enero condujo al fichaje de Egil Selvik. El temperamental capitán del Watford tardó más de dos meses en recuperarse. Por aquel entonces, la meta ya llevaba el nombre del noruego. Y sin posibilidad de cambio.
 

Así, esta escasa tendencia a la hora de salir niega a Bachmann la condición de dominador del juego por alto. Pero, a cambio, el centroeuropeo ofrece una más que notable capacidad para responder ante remates de corta distancia o alta velocidad.

Reacción

Especialmente llamativa es su habilidad para reaccionar con el pie a disparos que van muy cerca del cuerpo y, por lo tanto, son de difícil recepción —más para un portero alto—. A esa habitual parada añade un buen dominio de situaciones de uno para uno: sabe hacerse grande y tiene recursos para ir al suelo.
 

Más dudas ofrece en la capacidad de desplazamiento y de impulso. Su tiempo de reacción, como ya se ha citado, es veloz. Pero no sobresale por llegar con gran facilidad a los palos. Aún así, aunque no sea su fuerte, está lejos de ser una debilidad. Y además, suma puntos con su buena técnica de despeje, que no suele dar pie a segundas oportunidades. 
 

Por último, en cuanto al juego de pies, Bachmann maquilla su pobre manejo de la zurda —apenas la usa ni para acomodarse— con un buen golpeo medio y largo con la derecha. Eso le permite encontrar al compañero buscado, aunque la distribución no es su fuerte: le cuesta ganarse ventajas a través de la orientación y los toques previos al pase. 

Así, aunque en la salida de balón no es solvente y su capacidad aérea podría ser mejorable, Daniel Bachmann apunta a ser un cancerbero de garantías. Líder desde atrás, experto y con capacidad para ejecutar paradas difíciles, si el cambio de entorno le permiten recuperar seguridad y determinación, el Deportivo ficha a un portero de buen nivel para Segunda y con potencial para hacer olvidar a Helton Leite.