El fútbol, a veces, se convierte en un espejo roto de ilusiones. Juan Carlos Gauto, aquel extremo eléctrico que encandiló en sus primeros pasos en Huracán, publicó en las últimas horas una historia en redes sociales cargada de nostalgia: una imagen suya con el dorsal 33 del Basilea, en blanco y negro, acompañada de un escueto mensaje —“Te extraño ⚽😢”— que lo dice todo.

El jugador argentino, que la pasada campaña estuvo cedido en el Deportivo, atraviesa un momento de ostracismo en Suiza. Con la temporada ya empezada, y el Basilea jugándose esta misma noche su participación en la Champions League, el argentino todavía no ha disputado ni un minuto en los cinco partidos oficiales disputados por su club, lejos del protagonismo que se le auguraba tras su fulgurante irrupción en el fútbol de su país.

Nacido en Perito Moreno (Santa Cruz) en 2004, Gauto debutó con apenas 17 años en Huracán. Su desparpajo, regate y visión de juego le valieron pronto un hueco en la selección argentina sub-20 de Javier Mascherano, con la que disputó el Mundial de 2023. Ese verano, el Basilea decidió apostar fuerte y desembolsó 3,9 millones de euros para hacerse con una de las perlas más prometedoras del fútbol albiceleste.

En su primera temporada en Suiza alternó titularidades y suplencias (19 partidos, 11 desde el inicio), pero en la segunda, el club helvético optó por cederlo al Deportivo, que acababa de regresar al fútbol profesional. Sin embargo, su paso por A Coruña fue algo más que discreto, 16 encuentros, apenas 300 minutos y ninguna participación en goles. Gauto nunca logró consolidarse en los esquemas blanquiazules y terminó su cesión con más sombras que luces.

De vuelta en Basilea, el joven extremo parece vivir entre la melancolía y la necesidad de dar un giro a su carrera. Sus redes sociales reflejan ese anhelo de volver a sentirse futbolista, recuperar la chispa que lo llevó a un Mundial sub-20 y justificar aquella inversión millonaria que hoy parece lejana.