Efecto dominó en las piezas clave de la salida de balón del Dépor
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Efecto dominó en las piezas clave de la salida de balón del Dépor

Efecto dominó en las piezas clave de la salida de balón del Dépor
José Ángel realiza un pase durante el partido ante el Cádiz en Riazor | Foto: Patricia G. Fraga

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La estructura ideada por Óscar Gilsanz desde el comienzo del 2025 había encontrado, por fin, un equilibrio que convertía al Deportivo en un equipo fiable en campo propio y solvente a la hora de progresar. El cuadro blanquiazul había conseguido dotarse de una identidad nítida en la salida de balón, con un sistema de apoyos precisos, jugadores bien escalonados y una circulación serena que, salvo excepciones ante rivales con una presión bien engrasada, encontraba oxígeno tanto por dentro como por fuera. Pero ese armazón, que tanto costó consolidar, se ha ido desmoronando pieza a pieza, víctima de un efecto dominó que ha arrasado con varios de sus engranajes clave. La línea defensiva y el centro del campo, dos pilares sobre los que descansa esta fase del juego, se han visto diezmados progresivamente. Y, con ello, el Deportivo ha perdido, en buena medida, su hilo conductor.


La primera fisura en esa estructura se abrió en Castellón. Allí, Rafa Obrador sufrió un esguince de rodilla que lo alejó de la competición durante varias semanas. La baja del lateral izquierdo privó al equipo de profundidad por ese costado, pero también de una solución recurrente cuando el rival apretaba. Porque el balear, más allá de su despliegue ofensivo, es capaz de arrancar desde campo propio, acelerar con balón y superar líneas con sus conducciones. Sus primeros metros son explosivos y en ese resorte encontraba el Dépor una válvula de escape ante la presión, sin menospreciar su capacidad de asociación. Sin él, Gilsanz se vio obligado a reajustar. Por ejemplo, ante el Racing de Ferrol, con  la presencia de un Nemanja Tosic de un perfil más defensivo y más tosco con balón, el técnico invirtió las bandas de Mella y Yeremay para intentar compensar la ausencia de profundidad por la izquierda. Pero esa solución solo fue una decisión provisional llevada a cabo únicamente en A Malata.


A la jornada siguiente, la caída fue aún más traumática. Ximo Navarro, uno de los futbolistas con más ascendencia en la plantilla, sufrió una dura lesión tras una acción desafortunada frente al Cartagena. La rotura de dos vértebras lo dejó fuera de combate hasta final de temporada. El lateral derecho, además de su solvencia en el uno contra uno defensivo, aportaba lectura táctica, capacidad para interpretar los espacios y precisión en los primeros pases. Su conexión con Mella por ese carril estaba bien engrasada y su polivalencia permitía alternar registros, incluso convertirse en un tercer central en salida de balón. Sin Ximo, el Deportivo perdió un defensor fiable y también una herramienta valiosa en la construcción del juego.

 

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Dani Barcia, en Riazor | Foto: Patricia G. Fraga


El tercer impacto fue uno de los más dolorosos para la claridad en salida. Dani Barcia, central izquierdo, se lesionó el recto femoral de la pierna derecha con afectación del tendón central y no volverá a jugar en lo que resta de curso. Su baja representa mucho más que la pérdida de un defensor, ya que es la desaparición de una brújula desde atrás. El canterano destaca por su aplomo, su serenidad para iniciar jugada, su temple para conducir y su visión para romper líneas con el pase. Su perfil, inusual por su mezcla de contundencia y finura, era una garantía tanto para iniciar en corto como para buscar desplazamientos largos. Con él, el Dépor respiraba. Sin él, la salida se vuelve más espesa, más previsible.

 

El último mazazo

Cuando parecía que el equipo ya había pagado suficiente peaje, llegó una última sacudida. José Ángel, eje vertebral del doble pivote, vio su quinta amarilla ante el Mirandés y, salvo que el Comité de Apelación dé la razón al club en su recurso, no podrá jugar frente al Tenerife. Su ausencia es capital. Desde que recuperó la titularidad a comienzos de año, tras reducir las molestias derivadas de una pubalgia, el ex del propio Tenerife se convirtió en el metrónomo del conjunto coruñés. Se incrusta entre los centrales, ordena la circulación, organiza desde el primer pase y dota de sentido a cada movimiento. Su compenetración con Villares y su capacidad para conectar con Mario Soriano en tres cuartos son fundamentales en la progresión. Es el hombre que marca el ritmo. Y su baja obliga a redefinir el mapa de la salida de balón.


Sin estos cuatro futbolistas, Gilsanz se ve obligado a reconstruir casi desde cero uno de los aspectos que mejor estaba funcionando en los primeros meses de 2025. Porque los sustitutos, aunque cumplen otras funciones, no ofrecen las mismas prestaciones con balón. Pablo Martínez, que ha tomado el relevo de Barcia, es contundente, pero no tiene su capacidad de pase ni su aplomo en la conducción. Nemanja Tosic, que ha ocupado el flanco izquierdo durante la ausencia de Obrador, tampoco destaca por su sensibilidad con la pelota. Nuke Mfulu, el principal candidato para cubrir a José Ángel, ofrece fuerza y despliegue físico, pero no es un organizador. La calidad de la salida, por tanto, depende de que el colectivo se reconfigure y de que ciertos jugadores den un paso adelante.

 

Petxa, una ayuda

En ese contexto, hay un futbolista que empieza a mostrar señales positivas: Álex Petxarroman. Durante buena parte del curso, el ex del Andorra no logró llenar el hueco de Ximo. Su perfil, más cercano al de un centrocampista que al de un lateral clásico, le impedía replicar las virtudes de su competencia en el puesto. Además, su rendimiento con balón tampoco estaba siendo el esperado. Pero en las últimas dos jornadas ha comenzado a reivindicarse ligeramente, precisamente desde sus fortalezas: lectura del juego, capacidad para interpretar espacios interiores y una buena relación con el balón.


Ante el Cádiz, Petxa ofreció una actuación con más sombras que luces, aunque dejó detalles positivos en fase ofensiva. Actuando desde una posición más centrada, atrajo rivales y liberó a Mella en el costado para que el canterano pudiese recibir y encarar. Desde esa función de señuelo, ayudó a que el Deportivo encontrase superioridades. Además, se animó a romper por dentro, casi como un interior, y fue su centro el que desencadenó la jugada del tanto del triunfo del Mario Soriano. 


Una semana más tarde, en Anduva, confirmó su mejoría. Firmó su primera asistencia como deportivista con un envío medido a Villares para el 0-1 y demostró personalidad para asumir responsabilidades con balón. Poco a poco, Petxa se va sintiendo más cómodo, más suelto. Y el equipo blanquiazul, en un contexto de emergencia en salida de balón, lo agradece.

 

 

 


De cara al duelo del domingo en Riazor (21.00 horas) ante el Tenerife, el Deportivo espera recuperar al menos una pieza de ese puzle incompleto. Rafa Obrador está en la última fase de su recuperación y podría volver al lateral izquierdo. Sería un refuerzo de peso, tanto por su profundidad como por su capacidad para contrarrestar la hipotética presión rival. Aun así, la pizarra de Gilsanz tendría que seguir reinventándose.


La clave estará en generar una estructura que proteja a los más frágiles con balón y que potencie a los más dotados. Villares, cada vez más asentado, deberá asumir galones. Petxarroman, en su progresión ascendente, puede ser una fuente de soluciones. Y Mario Soriano, en tres cuartos, tiene el talento para detectar cómo ayudar al equipo en la creación si es necesario. También Yeremay, que recibiendo entre líneas, es capaz de desatascar la construcción. El sistema deberá adaptarse para encontrar a esos hombres y no exponer a otros futbolistas que cuentan con otras virtudes más allá de la salida de balón.


Lo que empezó siendo un plan coral, basado en automatismos, ahora necesita una mezcla de respuestas individuales y un nuevo mecanismo colectivo. El efecto dominó ha hecho saltar por los aires las piezas importantes que sostenían la salida de balón. Ante el Tenerife, el Deportivo deberá reconstruir sobre la marcha la arquitectura que le daba sentido a su fútbol. 

Efecto dominó en las piezas clave de la salida de balón del Dépor

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