El líder silencioso se hartó de hacer ruido contra el Albacete. Del ostracismo, al primer plano. A lo grande. Hasta que Óscar Gilsanz decidió mandar al banco a un Pablo Martínez cuya continuidad en el Deportivo está condicionada a sus apariciones en el verde, Jaime Sánchez apenas había podido disfrutar de 100 minutos en liga. El central andaluz, importante en sus primeros cursos en el Dépor, ha ido perdiendo en los últimos tiempos peso en el verde de una manera inversamente proporcional al incremento de trascendencia que se le intuye en la caseta blanquiazul, donde es conocido como ‘El Coronel’.
Pero ante el Albacete, la tendencia cambió. Y Jaime pasó de ser coronel en la sombra a general en el campo. A golpe de 4 de mayo, sin apenas habichuelas en juego, el defensor disfrutó de su primera titularidad en lo que va de Liga. No pisaba un once inicial desde hace once meses. Fue en Castalia, en la vuelta de la eliminatoria de campeones. Aquel encuentro fue su duodécimo y último arrancando como titular el pasado curso, temporada en la que la perdió de manera definitiva su rol de indiscutible en el once.
A esa tendencia ayudó una competencia cada vez mayor, sumando a Pablo Vázquez al lado de Martínez. También problemas físicos que no han fructificado en lesiones graves, pero sí pequeñas dolencias reiteradas que le han impedido adquirir continuidad.
Precisamente esa falta de ritmo pudo pasarle factura en un encuentro ante el Albacete que fue de ida y vuelta. Pero a Jaime no le atropelló el partido. El de Chiclana salió en muchísimas fotos en la primera parte: marcó el 1-1 en propia en una acción de mala fortuna, forzó el penalti del 2-1 y fue protagonista al ser ‘bloqueado’ por un Lazo en fuera de juego en una acción que pudo ser el 2-2, pero en la que el árbitro VAR intervino para avisar al colegiado de la infracción.
En un eje de la defensa que por primera vez este curso estuvo compuesta por dos diestros, a Sánchez le tocó jugar en el perfil izquierdo, como ya se había acostumbrado a hacer con Adrián Lapeña en sus dos primeros cursos de blanquiazul. No le pesó participar en ese pasillo, pues Jaime fue protagonista en el inicio de juego, con un alto volumen de pases (56) y también de acierto (95%).
Más allá de su manejo de balón, el central estuvo muy solvente a nivel defensivo. Al límite en algún duelo de todo o nada propiciado por los enormes espacios. Siempre correcto, como demuestran sus cuatro duelos ganados de cinco.
No todo fue positivo, pues los focos también le apuntaron en el gol en propia portería, que supuso el empate. “Fue una pena. Quieres tapar todo y al final.. Son cosas del fútbol. No le he dado mayor importancia y después del resultado, mucho menos”, expuso el tercer capitán del equipo al término del encuentro.
Quizá le ayudó, también, ser objeto del penalti que propició el 2-1 apenas unos minutos después de ese empate del Albacete, en un córner a favor en el que se anticipó al defensa deportivista.
No se frenaron ahí los flashes, pues su presencia fue determinante para que el colegiado anulase el virtual empate del Alba al filo del descanso. Tratando de frenar a la internada de Riki, el central deportivista fue entorpecido por un José Lazo que se encontraba en situación adelantada y, por lo tanto, provocaba una infracción que salvó al Deportivo del empate a dos.
“Todo el mundo quiere jugar lo máximo posible, yo también. Pero para mí hay cosas más importantes, como que con el paso de los años le preguntes a algún excompañero mío y diga: ‘Era un buen compañero’. Una de las cosas que hay que hacer es entrenar bien y, como capitán, dar ejemplo. Me dedico a eso: intentar estar lo mejor posible en cada entrenamiento y en el partido también”, apuntó al término del encuentro el central. Palabras que demuestran por qué se ha ganado a un vestuario del que es tercer capitán desde el pasado curso y ha ascendido un escalafón tras la salida de Lucas Pérez del equipo.
Precisamente sobre ese comportamiento habló hace unos días también su compañero Pablo Vázquez, con quien ayer compartió ayer el corazón de la zaga: “Pienso mucho en él porque compartimos posición y lo que él está haciendo tiene muchísimo más valor que lo que estoy haciendo yo porque este mundo del fútbol a veces es desagradecido y Jaime trabaja todos los días, incluso más que yo, para tener ese momento y por desgracia no lo está pudiendo tener. Entonces le doy muchísimo más valor a ese tipo de cosas que hacen. Cada vez que salgo a jugar me da un abrazo sentido, de esos que sientes cercano y ese es un valor que tiene él que le engrandece”, explicó el zaguero valenciano.
Mientras, más allá de si la situación contractual de Pablo Martínez influyó en la decisión de apostar por Jaime Sánchez, el técnico Óscar Gilsanz quiso poner en valor al defensor andaluz en rueda de prensa, tras la goleada de su equipo: “La aparición de Jaime en el once obedece a que tenemos los dos centrales que vienen jugando habitualmente apercibidos. Jaime está haciendo méritos para entrar por su trabajo. Está encadenando semanas continuas de trabajo, está preparado para jugar y queríamos que entrase en el equipo porque creíamos que era el momento”, apuntó el entrenador.
La consecuencia de la constancia en el día a día tuvo premio ayer para Jaime Sánchez, el capitán en la sombra al que le apuntaron, por fin, los focos.