Adrián Guerrero (Ferrol, 2006) vivió en La Romareda su primera aparición con el primer equipo del Deportivo. Fue la principal novedad en el once dispuesto por Óscar Gilsanz, que premió al potente extremo tras una semana de entrenamientos con la plantilla profesional. Su debut dejó detalles ilusionantes, especialmente por su atrevimiento y físico, aunque aún evidenció imprecisiones propias de quien se estrena a un nivel tan exigente. En un duelo sin trascendencia clasificatoria para el Dépor, pero vital para el Zaragoza, Guerrero aprovechó sus 63 minutos sobre el césped para ofrecer una carta de presentación basada en la verticalidad.
Con once años en las categorías inferiores del club, Guerrero fue uno de los tres jugadores del Fabril citados por Gilsanz junto a Kevin Sánchez y Álvaro Mardones. El técnico había deslizado que alguno de ellos podría tener minutos y fue el ferrolano quien acabó saltando como titular al césped de La Romareda. Lo hizo como extremo derecho, a pie natural, desplazando a Diego Gómez al costado izquierdo, donde el ex del Arenteiro no logró sentirse cómodo.
Desde el inicio, Guerrero mostró personalidad. Cada vez que el balón llegaba a su banda, buscó encarar a su par, el lateral Dani Tasende, hermano de Angeliño Esmorís, jugador de la Roma. En una de sus primeras acciones, Guerrero ya se animó a colgar un centro, aunque lo que ocurrió entonces se repitió durante toda la tarde: ningún envío encontró rematador en el área.
Su influencia en el juego fue limitada, con solo 26 intervenciones durante el tiempo que estuvo sobre el campo. Aun así, casi siempre que recibió cerca de la cal, intentó el uno contra uno. Aunque no logró desbordes claros, sí consiguió sacar varios centros que, como el resto, no hallaron destinatario. Su físico, sin embargo, no pasó desapercibido. A pesar de haber cumplido apenas 19 años en febrero, su potencia no desentonó en el contexto de Segunda División. De hecho, el joven atacante proyectó cierta amenaza en sus conducciones, aunque sin concretar en acciones de verdadero peligro.
La actuación del joven atacante osciló entre aciertos y errores. Entre las luces, su actitud valiente, su capacidad para ganar metros y su criterio al pasar. Completó 13 de los 16 envíos que intentó, lo que refleja un nivel aceptable de precisión. Entre las sombras, sus nueve posesiones perdidas, algunas en zonas delicadas, que permitieron al Zaragoza activar contragolpes. Fue, precisamente, uno de los mecanismos que buscaba explotar el técnico local, Gabi Fernández. Aunque el cuadro aragonés no fue capaz de sacar partido de esos ataques verticales.
Durante la primera mitad dejó un buen autopase en transición ofensiva, aunque la jugada no tuvo continuidad. Fue, probablemente, la mejor muestra de sus virtudes: zancada larga, físico imponente y atrevimiento. Eso sí, su estreno dejó margen de mejora en la toma de decisiones y en la calidad de sus entregas en el último tercio.
Ya tras el descanso, su presencia se diluyó un poco más. Apenas tuvo ocasiones de intervenir y su último centro, bien dirigido, acabó en las manos del guardameta Gaetan Poussin. Ni Bouldini ni los centrocampistas que llegaban desde segunda línea lograron imponerse en los duelos ante la zaga maña. En el minuto 63, Guerrero fue sustituido por Yeremay, cerrando así su primera experiencia con el Dépor en un escenario de enjundia.
Doce minutos más tarde, otro fabrilista entró en escena: Kevin Sánchez. El delantero, que ya había acumulado cuatro apariciones con el primer equipo antes de la presente temporada, sumó su sexto encuentro con el Dépor al relevar a un desacertado Bouldini. Kevin actuó como referencia ofensiva, acompañado por un Cristian Herrera que se movió entre líneas, pero tuvo muy poca participación. Solo intervino en cuatro ocasiones y apenas completó un pase, el único que intentó.
Como le sucedió a su compañero fabrilista Adrián Guerrero, Kevin también lo intentó desde el costado con dos centros que no encontraron destinatario. Otro síntoma de la escasa presencia ofensiva de un Deportivo desdibujado. Aun así, el punta mostró compromiso en la presión y movilidad en ataque, aunque no logró integrarse en el juego colectivo con continuidad.
El partido en Zaragoza fue, en líneas generales, decepcionante para el conjunto coruñés. Sin embargo, la irrupción de dos futbolistas del Fabril se convirtió en una de las pocas notas positivas para el deportivismo. La aparición de canteranos es, en este tramo final de temporada, uno de los pocos alicientes para una afición que, tras certificar la permanencia, reclama nuevos incentivos.
Álvaro Mardones, el tercer integrante del filial convocado, no tuvo la oportunidad de debutar. Aún podría hacerlo en la última jornada de Liga, el próximo domingo 1 de junio en Riazor ante el Elche. Será el cierre de una temporada en la que los focos, al menos por una tarde, apuntaron al futuro con nombre propio: Adrián Guerrero.