Igualdad total en A Grela entre Silva y Racing Villalbés

El Silva sigue invicto en casa tras empate sin goles de ayer contra el Racing Villalbés. El equipo de Javier Bardanca ha ganado dos y ha igualado los otros dos encuentros disputados en A Grela en lo que va de temporada y con un denominador común: ha finalizado con la portería a cero en esos cuatro partidos.

Bardanca dejó en el banquillo a uno de sus tres centrales habituales para modificar el sistema y proponer un 1-4-3-1 frente al Villalbés. Nico Clouston fue suplente y formaron pareja titular Fiuza y Antonio. En los laterales no hubo sorpresas -Brais Lema y Rodri Parafita-, en el doble pivote actuaron Álex Sánchez y Melide, con Marcos Gómez en la mediapunta, Álvaro Rey en la derecha, Antón Garda en la izquierda y Joao Paulo en punta.

El Villalbés, armado en su habitual 1-4-4-2 con Vérez y Tomé como pareja de centrales; y Pedrosa y Otero como pareja de delanteros, tuvo dos ocasiones claras en una primera mitad en la que el local Fiuza tuvo que ser sustituido a la media hora al sufrir un pinchazo muscular. Otero tuvo la más clara del partido al ganar un balón en la espalda de Antonio, regatear a Ríos y, a portería vacía y con poco ángulo, mandar el cuero fuera. La otra del equipo visitante en el primer período fue de Pedrosa tras una asociación con Vela y Javi Rey entre líneas. Su conducción de fuera hacia dentro terminó con un buen remate que, en cambio, no encontró portería.

El Silva también pudo tomar ventaja en el marcador. Fue en una transición en la que el equipo de Javier Bardanca consiguió llevar la pelota a la espalda de la pareja de mediocentros del Villalbés. Álvaro Rey sacó un buen tiro ante el que respondió con fiabilidad Ángel Fraga, el guardameta que le ganó la partida a Javi Rumbo en la portero rojiverde en este inicio de campaña.

El Villalbés tuvo otras dos a balón parado: un remate de Vérez en un saque de banda y otro de Alberto (paró Ríos) en una falta ensayada ejecutada entre Javi Rey y Vela.

En la segunda mitad, tanto Silva como Villalbés movieron sus banquillos con la intención de agitar el encuentro, pero hubo bastantes menos situaciones de peligro que en el primer acto. Un cabezazo de Joao en un centro desde la izquierda, la más clara.