El Dépor asciende a Patiño y le asigna dorsal de primer equipo
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El Dépor asciende a Patiño y le asigna dorsal de primer equipo

El Dépor asciende a Patiño y le asigna dorsal de primer equipo
Charlie Patiño en el Dépor-Real Oviedo | Fernando Fernández

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Los más clásicos suelen afirmar que con esfuerzo y perseverancia todo llega. Y la historia de Charlie Patiño en el Deportivo es hoy un ejemplo de estas palabras llevadas al césped. El club blanquiazul ha confirmado que el centrocampista inglés pasa a formar parte del primer equipo a todos los efectos, con el dorsal número seis a la espalda y un rol que, a estas alturas, ya no se discute en A Coruña.

 

El camino de Patiño hasta este punto no ha sido sencillo. Criado en la academia del Arsenal, una de las canteras más prestigiosas de Europa, debutó con los “gunners” a los 18 años en el Emirates Stadium, y lo hizo dejando su sello, gol en sus primeros minutos como profesional ante el Sunderland. Aquella aparición fulgurante apuntaba a una carrera meteórica en la élite inglesa. De hecho, durante las dos siguientes campañas sumó protagonismo en la Championship —segunda división británica— con 67 partidos, 5 goles, 8 asistencias y más de 3.600 minutos de juego entre las temporadas 2022-23 y 2023-24.

 

 

 

Con semejante carta de presentación, la llegada de Charlie a A Coruña generó una enorme expectación. Además, su vínculo personal con Galicia, pues cuenta con raíces coruñesas y una familia profundamente deportivista, reforzaba la sensación de que el destino estaba escrito. El anuncio de su fichaje se produjo con un emotivo vídeo grabado en Londres junto a su padre, un gesto que encendió de inmediato la ilusión de la afición.

 

 

 

Sin embargo, el aterrizaje en el fútbol español no fue idílico. Imanol Idiakez, entonces entrenador del Dépor, apenas confió en él. Su primera titularidad llegó en el siempre exigente campo del Levante, en un partido donde el joven mediocentro fue sustituido al descanso y señalado por su discreta actuación. Apenas pudo sumar minutos en la Copa del Rey ante el Ourense y se mantuvo a la sombra hasta el tramo final del curso, cuando, con el equipo ya salvado, Óscar Gilsanz optó por rotar piezas y dar protagonismo a jugadores menos habituales.

 

Ese bache, que podría haber frenado a cualquiera, sirvió a Patiño como aprendizaje y motor de superación. En lugar de dejarse arrastrar por la frustración, redobló esfuerzos en el trabajo invisible: gimnasio, sesiones extra y una mejora física evidente que lo preparó para esta pretemporada.

 

El cambio ha sido notable. Bajo la dirección de Antonio Hidalgo, Charlie ha pasado de formar parte de la rotación a convertirse en uno de los nombres propios del verano. En cada amistoso ha ofrecido solvencia, personalidad y lectura de juego, además de un despliegue físico que demuestra que se ha adaptado al ritmo de la categoría. Sus actuaciones han convencido tanto al cuerpo técnico como a la dirección deportiva de que puede ser un futbolista clave en la lucha por el ascenso, el gran objetivo del Deportivo para este curso.

 

 

 

 

 

La decisión de otorgarle un dorsal del primer equipo simboliza mucho más que un gesto administrativo, es un reconocimiento a su constancia y resiliencia, y una manera de blindar un talento que ahora parece haber encontrado su lugar. La grada, que nunca dejó de arroparle por su historia personal y por ese vínculo sentimental con el escudo, celebra que aquel fichaje ilusionante comienza a convertirse en una realidad palpable.

 

Con apenas 21 años, Charlie Patiño encara una temporada decisiva. Ha logrado lo más difícil, pasar del cartel de promesa al estatus de jugador importante, y ahora el reto es demostrar que puede liderar al Dépor en su ambicioso regreso a Primera. Porque, como suele repetir el director de fútbol deportivista, Fernando soriano, “aquí nadie regala nada, todo se gana en el campo”. Y Charlie, a base de paciencia y trabajo, ya se ha ganado su sitio. 

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