Mientras Eddahchouri hace lo que debe, Fernando Soriano continúa trabajando para satisfacer esa petición que Antonio Hidalgo ya ha verbalizado en más de una ocasión en la sala de prensa de Abegondo. El técnico catalán reclama “uno o dos atacantes”, haciendo especial énfasis en el perfil de delantero dinámico que tenga capacidad no solo para finalizar jugadas, sino también para participar en el juego.
Las hojas del calendario van pasando y al director deportivo blanquiazul se le acaba el tiempo para firmar a ese deseado goleador, o goleadores, que pongan la guinda al ambicioso proyecto herculino. El casting para tal empresa, claro, tiene que ser de máximos. Y en esas anda el club, llamando a la puerta de diferentes equipos de Primera que cuentan en sus filas con delanteros cuyo instinto está acreditado en la categoría de plata, pero que prefieren exprimir sus opciones de subir un escalón más.
La agenda deportivista cuenta con nombres como el de Urko Izeta, que el domingo se sentó en el banquillo de San Mamés para el Athletic-Sevilla, aunque no llegó a salir al césped, Carlos Martín, del Atlético, otro de los diamantes que el Mirandés pule en Segunda y sirve como trampolín a la élite del fútbol español, o Karrikaburu, uno de los arietes más cotizados de los últimos años en la categoría y que de momento tiene ficha en la Real Sociedad, propietaria de sus derechos. El futuro de todos ellos está en el aire, en el caso de Martín lo que es seguro es que no seguirá a las órdenes de Simeone, e incluso no se descarta que alguno consiga hacerse hueco en la plantilla definitiva de su club.
Es por eso que en el Dépor son conscientes de que será complicado hacerse con alguno de los delanteros del catálogo nacional, por lo que al mismo tiempo que se sondean las opciones cercanas, también se mira al mercado extranjero, como es el caso de Osmojic, del Preston, según apuntó Riazor.org.
Como ya sucedió precisamente con Zaka, la posibilidad de buscar más allá de nuestras fronteras abre el abanico, tanto de perfiles como también de precios. En el otro lado de la balanza está la incertidumbre que siempre existe con los futbolistas que llegan de otras ligas y otros países, algo que irremediablemente requiere un periodo de adaptación que puede ser más problemático teniendo en cuenta que llegará ya con la competición en marcha.