El 31 de julio de 1996 nacía, con la presentación oficial, el Basquet Coruña, un proyecto que –en palabras de su primer presidente, Quique Caruncho– buscaba devolver la credibilidad al baloncesto herculino.
Un baloncesto coruñés que había tocado el cielo con el ascenso del Bosco –con un Caruncho aún juvenil en la plantilla– a la máxima categoría nacional, entonces denominada Primera División, en la temporada 1967/1968, convirtiéndose en el primer club gallego en lograrlo.
El Bosco dejó de existir en febrero de 1988. A partir de ahí, varios proyectos que no cuajaron, entre ellos el CAB, que al perder la categoría militando en la Liga EBA decidió bajar la persiana.
La unión del CB Arteixo y el CB Ventorrillo dio a luz al Club Basquet Coruña, que empezó su historia en la EBA 96/97. Un curso después rozó su primer ascenso, que caería solo 12 meses más tarde. Cuatro campañas, llenas de apuros deportivos (dos playouts de descenso, ambos ganados) y económicos (sempiterno presupuesto más bajo) en la entonces llamada Liga LEB a secas desembocaron en la venta de la plaza al CB Zaragoza.
Y vuelta a empezar desde la EBA. El siguiente revés llegaría en la campaña 2003/2004, cuando tras lograr el ascenso en la pista un error burocrático no solo lo anuló sino que mandó al equipo a Primera Autonómica, donde solo estuvo la 04/05 antes de regresar rápidamente a la EBA.
Para entonces ya había aparecido la LEB 2, de la que le separó un triunfo en la 06/07, al perder la final de la fase de ascenso contra el Santa Pola. Y nació la LEB Bronce, por la que el Basquet Coruña tuvo un paso fugaz, ya que ascendió a la ahora denominada LEB Plata. Se salvó del descenso en la 08/09 gracias a la renuncia de otro club y, también por la vía burocrática consiguió, en la 12/13, salir de nuevo en la segunda categoría nacional, ya renombrada como LEB Oro.
La primera temporada se coló en playoffs y en primera ronda y tuvo contra las cuerdas al primer clasificado de la fase regular, el Andorra. La llegada de Tito Díaz relanzó al equipo que había cambiado de color: del amarillo al naranja. La 15/16 supuso una cumbre, eliminar al Breogán en primera ronda; y una decepción, desaprovechar el cuarto partido en casa contra el Melilla para meterse en la final. Un revés menor, puesto que aquel club no estaba preparado, institucional y monetariamente, para llegar a la ACB.
Pero supuso un salto de calidad. Creció la afición y el interés por meter dinero en el baloncesto. El fruto de ello son dos las dos últimas campañas. La primera de ellas frenada por la Covid-19 cuando los de Sergio García marchaban terceros y con una inercia positiva que metía miedo a los rivales. La última, con una semifinal ante el Granada que el BC la perdió igual que pudo ganarla.
Y ello después de que la entidad naranja completara, en dos fases, la conversión en Sociedad Anónima Deportiva, paso instrumental para asaltar cotas deportivas de altura.
La credibilidad que buscaba aquella directiva primigenia encabezada por Caruncho está más que conseguida. La mayoría de edad llegó un poquito después de los 18 años, sí, pero el proceso de madurez está siendo rápido. El sueño ACB es más real que nunca. No se concibe mejor regalo para la 25ª temporada del club en una categoría nacional. Y que cumpla muchas más.
Quique Caruncho: primer presidente. Cuenta la leyenda que el club se iba a llamar Basket Coruña, pero él escribía con Q la forma coloquial del deporte en que también triunfó en la pista. Abandonó el cargo en 2005, tras un error burocrático, pero tras resucitar el baloncesto herculino.
Javier Castroverde: Bajo la batuta del técnico de Cuatro Caminos el club logró su único título, la Copa Galicia de 1996, y el ascenso a la LEB, donde se mantuvo en la primera temporada al ganar el playout al Inca.
Gustavo Díaz: el gran capitán en la pista en los primeros pasos de la entidad. Ala-pívot de calidad y garra y carisma tan grandes como su enorme corazón. Nadie ha defendido el escudo en la pista más que él: siete temporadas y 208 partidos.
Juan Díaz: Tomó el testigo de Castroverde y mantuvo al equipo durante tres temporadas, en una al ganar el playout al CB Córdoba, a pesar de contar siempre con el presupuesto más bajo de la categoría. Lo dejó tras la venta de la plaza al CB Zaragoza.
Antonio Pérez Caínzos: En sus siete campañas al frente del banquillo contribuyó con tres ascensos al afianzamiento del proyecto deportivo. Dejó al BC como uno de los equipos punteros de la LEB Plata.
Charlie Uzal: Tras un excelente periplo como jugador empezó otro todavía más exitoso: su magnífico ojo es el principal artífice de la llegada de un buen puñado de jugadores de mucha calidad -y precio económico- a un equipo condenado a reconstruirse verano tras verano. Y además es un técnico ayudante de lujo.
Tito Díaz: su llegada al banquillo, tras un muy buen primer año en Oro con Antonio Herrera, supuso el despegue. Además, su baloncesto ofensivo y atractivo ejerció de imán de aficionados. Dejó un legado de enorme valor.
Zach Monaghan: Uzal pescó en la NCAA II a un chico especial por varias razones: magia en la pista, capacidad para jugar en las dos posiciones del 'backcourt' y, lo más inusual, temprano amor por una ciudad de la que se fue dos veces, y dos veces regresó. Cumplirá su sexta temporada en el club. Iguala en el ránking histórico a Ángel Hernández. Solo Gustavo Díaz les supera.