OPINIÓN | Lo peor de la traición...
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OPINIÓN | Lo peor de la traición...

OPINIÓN | Lo peor de la traición...
Marcus Smart durante su etapa con los Celtics | Boston Celtics

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Lo peor de la traición es que nunca viene de un enemigo. Eso debió pensar en su día uno de mis jugadores favoritos, como es Isaiah Thomas, cuando los Celtics lo traspasaron a Cleveland a cambio de Kyrie Irving después de volver a hacer competitivos a los verdes. Y eso pensé yo la noche del sábado cuando recibí una notificación diciendo que Marcus Smart iba a firmar con Los Ángeles Lakers tras acordar una rescisión de contrato con los Wizards.


Lo de que Smart podía terminar siendo cortado era algo que llevaba varios días sonando, por lo que me hice (tontamente) ilusiones con que uno de los ídolos del TD Garden podría llegar a volver a casa, al lugar del que no se debería haber marchado nunca. Sin embargo, todo apunta a que va a tomar la decisión más cruel que podía tomar para la afición de los Celtics, firmando por el eterno rival. 


Marcus Smart caminó para que Jayson Tatum y Jaylen Brown pudieran volar. Ellos eran los tres pilares de un proyecto que se quedó a las puertas del décimo octavo anillo de la franquicia más ganadora de la historia de la NBA. Crecieron juntos y para la historia queda esa imagen de los tres abrazados tras clasificarse para sus primeras finales en 2023. Esas a las que llegaron mermados físicamente y en la que Curry “los mandó a dormir”. 

 

Celtics nba
De izquierda a derecha: Smart, Tatum y BrownNBA History


En aquel momento no lo sabían, pero estaban jugando sus últimos partidos juntos. Brad Stevens tomó la decisión de traspasar a Marcus Smart para que pudiera llegar Kristaps Porzingis. También se fue Robert Williams y vino Jrue Holiday. Esa temporada los Celtics ganaron la NBA, pero a los aficionados (o a mí personalmente al menos) nos faltaba algo, o alguien. Nos faltaba el jugador que creaba ambiente, que era pura pasión y corazón sobre la pista. El primer ‘pequeño’ en ganar el premio a defensor del año desde Gary Payton en 1996. 


No era, ni es, el jugador más talentoso, pero lo dejaba todo en cada jugada sobre el mítico parqué del TD Garden. Uno de sus partidos más míticos y del que siempre me acordaré fue contra los Rockets de Harden en diciembre de 2017. Boston perdía de veinticuatro puntos al descanso y terminó ganando con Smart como protagonista. 


El base le sacó dos faltas en ataque a James Harden en dos posesiones consecutivas a falta de pocos segundos para el final, lo que permitió a Al Horford (que también suena ahora para los Lakers) anotar la canasta ganadora para los Celtics. Dolió cuando se fue a Memphis, pero duele más cuando se va al eterno rival. Por un lado me gusta que Doncic y LeBron tengan un equipo competitivo, pero no que sea a costa de mis sentimientos como seguidor de Boston. Porque empecé a serlo cuando estaban en el ‘barro’, cuando precisamente Marcus Smart era la gran esperanza de futuro y Avery Bradley la estrella de un equipo que iba a la deriva tras “deshacerse” de Kevin Garnett y Paul Pierce.

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