OPINIÓN | No puedes ser neutral
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OPINIÓN | No puedes ser neutral

OPINIÓN | No puedes ser neutral
El exblanquiazul Lemos, junto a Santi Cazorla, celebran el ascenso a Primera. Foto: Paco Paredes

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Este fin de semana pude disfrutar desde la comodidad del salón de mi casa de la final del playoff de ascenso entre el Mirandés y el Oviedo. En este tipo de partidos, en los que los nervios están a flor de piel y cargados de situaciones límite, es habitual que el que retransmite hable de “lo bonito que es para el espectador neutral” ¿Se puede serlo? ¿Puede uno no ponerse en la piel de Santi Cazorla, cuando marcó el gol que le daba la esperanza al equipo de su vida de regresar a Primera? ¿O no empatizar con la pena de los jugadores del Mirandés con el pitido final? Los seres humanos somos animales sociales, que no vivimos al margen de lo que nos rodea. 

 

La capacidad de sentir la alegría o pena ajenas y hacerlas casi propias es algo que hemos aprendido desde que éramos pequeños gracias a nuestras neuronas espejo. Por eso un bebé muchas veces te devuelve la sonrisa. Está intrínseco en nosotros. Era imposible para mí no contagiarme de esa alegría de los miles de seguidores del Oviedo, que invadieron el campo del Tartiere y que el año que viene verán, 24 años después, de nuevo a su equipo en Primera.


Y siendo testigo de esa felicidad que parecía traspasar mi televisión fue inevitable no recordar aquella que sentí hace poco más de un año, cuando el Dépor regresó a Segunda. Ese día las redes sociales se llenaron de mensajes de aficionados de diferentes equipos que también compartieron, festejaron e hicieron propio el jolgorio blanquiazul. Porque para mí, aunque quieras, no puedes ser neutral. 

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