El Imperátor está recogiendo los frutos de una apuesta bonita: jugar con un grupo muy joven en el que más del 75% lleva desde benjamines en el club. Y es que esos chavales viven sus primeros días como sénior, pero ya saben lo que es pasar de forma consecutiva de Tercera a Primera Futgal. Si algo no les falta es entendimiento, pues llevan juntos desde una época en la que, si se quedaban con ganas de fútbol tras entrenar, continuaban en el parque.
Su entrenador es Alberto Moscoso, quien lleva en el club desde 2014 y da valor a la temporada siete días después de lograr el ascenso en el campo del Cacheiras. “Fue tan sufrido como deseado por todos: entrenadores, jugadores y el entorno que rodea al equipo. Conforme pasa el tiempo, le vamos dando más valor, ya que a veces la gente daba el ascenso por conseguido”, apunta.
Alberto reconoce que le gustaría seguir comandando al equipo en Primera, pues es consciente del potencial que tiene la plantilla. “Es obvio que hay desventajas como la falta de experiencia y ese ímpetu que a veces te hace no saber gestionar resultados, pero son muchas las ventajas: ilusión, unión, hambre, ganas de vivir experiencias en diferentes categorías...”, valora el hecho de contar con jugadores jóvenes.
Hombre de club, no duda a la hora de señalar la clave de los últimos éxitos: “Todos sabemos de todos y vamos a ver las diferentes categorías el fin de semana. Es un equipo de barrio —Sagrada Familia— en el que se anteponen muchos valores al resultado y también hay que resaltar que una parte de los jugadores son entrenadores en la base. Todo ello genera un gran sentimiento de pertenencia al club”.
Javi Roade tiene 26 años y con ello ya es uno de los jugadores más veteranos. “Para que la gente se haga una idea, en el partido que nos dio el ascenso acabamos jugando la prórroga con cuatro juveniles, entre los que estaba Eloy, el portero que fue clave”, expone el central, que ahora vive una situación muy distinta a la de sus inicios como modesto.
“En mis primeros años, el equipo se reestructuraba con fichajes cada año. Bajamos de Primera a Tercera en poco tiempo, pero ahora le hemos dado la vuelta con gente del club. Fue una alegría enorme para todos, porque hubo altibajos y se nos escapó la posibilidad de pelear por el ascenso directo en el tramo final. Creo que tiene mucho mérito lo logrado al ser nuestro primer año en la categoría”, enfatiza.
Otro de los jugadores destacados es Manu Peña, que puede actuar como central o lateral. En el último partido le tocó sufrir tras su cambio obligado, pero el final iba a ser feliz. “Me quedé KO unos minutos por el golpe en las costillas, pero en cuanto me recuperé me entraron los nervios. Eso sí, sabía que íbamos a ascender por el apoyo que teníamos y es muy bonito haberlo logrado con compañeros con lo que llevas toda la vida”, se congratula.
Incansable por banda, Diego Rubiños ha sido el jugador con más minutos (3.352). “No tengo ningún secreto, todos damos lo máximo, pero si tuviera que destacar algo sería como Moscoso y Toño —su segundo— gestionan el desgaste físico de los jugadores durante los entrenamientos”, indica.
El segundo es Óscar Lodeiro (3.301 minutos), quien es entrenador en el Infantil junto a Brais González, otro de los encargados de hacer funcionar al equipo en la creación. “Siempre intento dar lo máximo cada semana para llegar preparado a los partidos y además esta temporada puede haber ayudado que empecé a ir al gimnasio”, argumenta el centrocampista.
Y si bien el grueso de jugadores se conoce a la perfección, hay otros como el mediocentro Carlos Santana y el extremo Álex Merino que son la excepción a la regla. Llevan poco tiempo en el club, pero su aportación ha sido decisiva para lograr el objetivo.
Carlos tuvo claro a qué podían aspirar cuando llegó hace dos años procedente del Deportivo, donde su salida estuvo relacionada con un tema físico. La calidad estaba ahí, igual que la de un Álex que, tras dejar el Relámpago durante la temporada, probó en los entrenamientos del Ímper y acabó ayudando en el tramo final.
Y para el final, el pichichi del equipo, un Varito que reapareció en el momento justo para marcar tres goles en los playoffs. “En febrero me rompí la fascia plantar y me recomendaban operarme, pero no me convencía mucho y las ganas de jugar te pueden. Le di descanso y en principio no iba a participar, pero gracias al brujo Fraile y a vendajes me vi bien y les pedí que contaran conmigo”, narra el delantero. Visto el resultado, mereció la pena.