Segunda final en cuatro días para el Liceo. Porque si el sábado se la jugó en Lleida, donde si perdía decía adiós a la temporada, hoy se vuelve a encontrar en el Palacio de los Deportes de Riazor (20.30 horas) en la misma tesitura en el tercer y definitivo partido de los cuartos de final del playoff por el título de la OK Liga. El que gane se clasificará para disputar las semifinales contra el Reus, que empezarán ya este viernes, otra vez en A Coruña en el caso de que sean los verdiblancos los clasificados. Pero no hay que adelantarse a los acontecimientos. Esperan 50 minutos (o sesenta si hay prórroga como en el primer duelo de la serie) en los que el factor pista puede ser fundamental. El efecto Palacio es casi infalible. De las seis veces que el conjunto coruñés se enfrentó en casa a un último partido de una eliminatoria de playoff, bien el tercero o bien el quinto, salió victorioso en cinco de ellas, incluida una contra el Lleida en 2002, y solo falló en otra, en 2003 frente al Lloret.
Después de dos partidos, la eliminatoria llega empatada a casi todo. Una victoria para cada uno. Ocho goles a favor y otros tantos en contra para los dos equipos. Incluso hay igualdad en tarjetas, dos para el Liceo (Carballeira y Ferruccio) y dos para el Lleida (Moncusí y Giménez). Por eso la baja en el bando ilerdense de Tombita, autor de dos goles en el duelo en A Coruña, puede ser otro de los factores a tener en cuenta. Sobre todo porque Edu Amat no suele utilizar una rotación completa ya que el cuarto del banquillo, Sergi Duch, no intervino en ninguno de los dos encuentros previos, lo que le dejaría solo dos recambios. Aunque esto no fue impedimento para alcanzar la final en la Copa del Rey, donde los catalanes no pudieron contar con Nico Ojeda por lesión.
Los dos enfrentamientos del playoff también han sido muy diferentes entre sí. El primero, en A Coruña, con muchos goles, demasiados para el gusto de Juan Copa, y todos en jugada, ya que ninguno llegó a bola parada o en power play. El de hace tres días en Lleida, con la victoria del Liceo, se movió ya en los registros que más le convence al técnico herculino, no solo con menos goles, sino con menos ocasiones y llegadas para el rival y más control del juego y de sus ritmos por parte de sus jugadores, sobre todo de Dava Torres, que fue el encargado de llevar el partido al terreno que querían los verdiblancos: primera parte para coger ventaja, segunda para mantenerla en un ejercicio de contención más que de creación, aunque con opciones a la contra para sentenciar, que es una asignatura pendiente para llegar a la final de los partidos con menos apuros.
El Liceo tiene que hacer valer el factor cancha y el Palacio también hacer notar su presencia. Pero la configuración y planteamiento de este playoff tampoco ayuda en exceso a los que se ganaron el derecho, por su mejor clasificación en la liga regular, a jugar en casa el desempate en el caso de que hiciera falta. Estos encuentros decisivos están programados todos en martes, día laborable y al principio de la semana, lo que seguramente merme la asistencia: el tercero de los cuartos de final es hoy; el quinto de las semifinales sería el 10 de junio y el de la final, el 24. En Portugal, tanto el Barcelos como el Sporting fueron a la negra, como se conoce allí, en sus enfrentamientos de cuartos contra el Sanjoanense y el Oliveirense respectivamente. Jugaron el sábado y el domingo. Por no hablar de que el que gane, ya sea el Liceo o el Lleida, lo mismo que el pulso entre el Igualada y el Calafell, tendrán que jugar tres partidos en la misma semana.
Sea como sea, las reglas ya están escritas y en el Liceo esperan que pese a la fecha, su afición responda una vez más a la llamada del equipo. También los partidos de Champions contra el Barcelos fueron entre semana, un jueves, y los seguidores verdiblancos no se perdieron la cita ni en el Palacio ni en la localidad portuguesa. Las estadísticas además le favorecen porque el Liceo jugó seis veces en casa este partido decisivo y se llevó la victoria en cinco de ellas, la última en 2002, en las semifinales contra el Noia. A las dos victorias como local, 6-5 y 5-2 le siguieron dos derrotas a domicilio, 6-0 5-4, por lo que A Coruña decidió con un 4-2 el pase a una final en la que los de Juan Copa levantaron el título al vencer al Reus por la vía rápida.
La primera vez que ocurrió fue en 1990, precisamente en la final del primero de los tres títulos ligueros que el conjunto coruñés levantó en un playoff. En aquella ocasión, como en esta, perdió el primer partido, aunque en este caso a domicilio, en la pista del Igualada, por 3-2. Igualó la eliminatoria ya en el Palacio, al ganar por 7-3, para rematar en el tercer duelo con un 3-1 con protagonismo estelar de Daniel Martinazzo, que firmó el triplete.
Riazor volvió a ser decisivo en 1996 en unas duras semifinales contra el Reus. El Liceo ganó los dos primeros encuentros, 5-3 y 9-4 en A Coruña, y viajó a Reus con dos opciones de cerrar la eliminatoria. En ambas perdió por 3-2, con un segundo partido que se calentó por momentos y que los árbitros tuvieron que parar por el lanzamiento de objetivos desde las gradas reusenses. Con este ambiente la serie regresó a Coruña, donde el rival recibió impactos ya durante el calentamiento y como no mejoró la situación, amenazó en el descanso con no salir a jugar la segunda parte. Finalmente lo hizo pero el Liceo aprovechó las circunstancias para ganar por 5-2 y pasar a una final que cedió contra el Barça también en cinco partidos, el último en el feudo azulgrana.
En 2002 los verdiblancos también se la jugaron en un tercer partido de cuartos contra el Lleida tras ganar el primero (4-2) y perder el segundo (4-3), sentenciando en el Palacio por 7-3. Y en 2008 un 6-0 contra el Blanes decidió en el quinto una serie en la que los equipos se repartieron las victorias en casa (2-0 y 3-3, 1-0 en penaltis para unos; 3-1 y 5-0 para otros). Solo falló en 2003 contra el Lloret, curiosamente la única vez que había abierto un playoff con derrotas en casa (2-6 y 2-7). Pero fue una serie muy extraña, con una Champions ganada por los verdiblancos por el medio y en la que ningún equipo se impuso como local (allí fue 0-2 y 3-3, 1-2 en penaltis), incluido un quinto en el que Liceo cedió por 4-5.