“Metiendo 28 puntos en la segunda parte es muy difícil competir fuera de casa en la ACB”, reconoció apesadumbrado Diego Epifanio tras la derrota del Básquet Coruña en Zaragoza, una más. Y van 23 en 29 partidos. La nefasta serie de triples en la segunda mitad (2 de 20) explica, en parte, el colapso anotador y la debacle del Leyma en el Príncipe Felipe. Con 48 puntos al descanso y una docena de promisoria ventaja, tras el paso por los vestuarios solo anotó 28, veinte menos que su rival. Sí, el equipo local le dio la vuelta a la tortilla con los mismos 48 que la parroquia naranja se permitió soñar durante los 15 minutos de descanso.
El 13-3 para empezar el tercer cuarto enganchó a los de Porfirio Fisac. “En la segunda mitad el Zaragoza ha creído que podía ganar y nosotros nos hemos tambaleado un poco con demasiados errores consecutivos. Nos hemos descolocado por cosas que no dependen de nosotros. No aprendemos”, lamentó Epi.
Pese al bloqueo anotador del tercer cuarto –solo 14 puntos– y un premonitorio 1 de 9 desde la línea de tres, el Básquet Coruña llegó por delante al inicio del último parcial (59-62). “Luego nos hemos vuelto a poner otra vez por delante con buen control en la toma de decisiones, sin mucho acierto pero pasándonos muy bien el balón”, destacó el entrenador burgalés, que lamentó otro apagón en el desenlace, también con únicamente 14 puntos y un desastroso 1 de 11 en triples.
Y eso que Aleix Font (0 de 3) y, especialmente, Yunio Barrueta (0 de 4) asumieron los tiros que debían, casi siempre liberados y en las esquinas, la posición ideal para un tirador. “En los últimos cinco minutos hemos tenido otra vez muy poco acierto para poder competir contra Casademont”, aceptó Epi, que pese a la derrota felicitó a sus jugadores por la actitud y el compromiso pese a las dificultades del viaje –once horas en autobús– y la losa de la clasificación.
“Es una pena porque los chicos han hecho un magnífico esfuerzo. Venían muy concienciados y la predisposición era muy buena a pesar de todos los problemas que hemos podido tener, después de cómo ha sido el viaje y en la situación en la que estamos, pero otra vez el último cuarto nos ha pesado mucho. Es una lástima”, insistió el técnico del Leyma.
Porfirio Fisac, entrenador jefe del Zaragoza, también tuvo buenas palabras para el comportamiento del equipo coruñés: “Quiero felicitarles, de verdad, y felicitar a Epi porque no es nada fácil, cuando todo el mundo te da por perdido, tener esa hombría y honestidad en el juego que están teniendo. En los últimos partidos han ganado –contra el Granada hace dos semanas– o han perdido de poco. Es un equipo que muestra hambre cada vez que juega”, reconoció.
El hambre y el carácter competitivo ya no es suficiente para un equipo que se desinfla con el paso de los minutos en cada partido. Para muestra, la actuación de Brandon Taylor, líder indiscutible sobre la pista con 16 puntos y 9 asistencias, pero con un rendimiento de más a menos.
El base californiano anotó siete de los diez primeros puntos de su equipo y luego se dedicó a repartir juego, con seis asistencias y solo una pérdida al descanso. En el tercer parcial entendió la necesidad anotadora del Leyma, forzó en ataque y sumó otros seis tantos con una canasta de dos, cuatro tiros libres y solo un error, desde el triple, además de otros dos pases letales.
En los cinco minutos finales no fue el líder que el Básquet Coruña necesitaba para ganar: firmó un 1 de 3 desde más allá del arco y solo añadió una asistencia más (se quedó a una del doble-doble), aunque en su defensa conviene recordar los fallos de sus compañeros.
La congestión de Taylor y el Leyma en el clutch-time contrasta con la inspiración de Santi Yusta (9 puntos con dos triples decisivos) o Trae Bell-Haynes (6 con 2 de 2 más allá del arco) y el criterio de Spissu (6 con tres asistencias), las dos caras de la moneda en Zaragoza.