Toni Pérez: el regreso al Liceo del hijo pródigo
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Toni Pérez: el regreso al Liceo del hijo pródigo

“Se me pone la piel de gallina siempre que recuerdo la Champions que gané aquí, ojalá vuelva a pasar”
Toni Pérez: el regreso al Liceo del hijo pródigo
Toni Pérez, con su hija Manuela, en su presentación como nuevo jugador del Liceo cedida

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“Que no pierdan mi teléfono”, se despedía Toni Pérez hace ocho años del Liceo. Porque sabía que antes o después iba a volver. Lo que no podía adivinar es que sería tanto tiempo fuera de casa porque en Lisboa encontró un segundo hogar (o tercero, porque el primero seguiría siendo su Oviedo natal) y un equipo en el que no solo agrandó su palmarés sino en el que creció a nivel personal y deportivo para regresar siendo un jugador nuevo: con lo bueno de siempre y menos puntos débiles. “Ya no es un coladero en defensa”, se reía el director deportivo verdiblanco Antón Boedo en su presentación. El hijo pródigo ya está aquí. “No han perdido mi teléfono, no”, sonríe el asturiano, “yo tampoco había perdido el del Liceo. Estaba grabado en mi móvil y esperando esa llamada hasta el final”. Y aunque hayan pasado ya ocho años, le parece que fue ayer el día que se despidió del Palacio de los Deportes de Riazor. “Me acuerdo perfectamente de esa imagen en el pabellón, sentado en el suelo con los patines delante... pero desde ese día la verdad que siempre he tenido la ilusión de poder volver y poder jugar en el Liceo otra vez”, reconoce.


Es imposible que Pérez no eche la vista atrás, a ese Toni adolescente que salió de casa para buscar sus sueños en A Coruña, tan cerca pero tan lejos, que formó parte de una generación dorada que contra todo pronóstico, además de proclamarse campeona de España, logró el ascenso a la OK Liga; a ese delantero impulsivo, todo nervio, que se fue a los 43 goles para compartir el pichichi con el liceísta Pablo Álvarez en su primer año en la máxima categoría con el Cerceda pero que aun así, no encontró hueco en la primera plantilla y se fue a buscar su oportunidad a Alcoi, lo que le abrió de nuevo las puertas de casa para llegar y ganar una Champions y una Liga antes de marcharse al Sportig para abrir fronteras y vivir nuevas experiencias. Destino o casualidad, casi siempre de verde.

 

 

“Siempre de verde”, bromea, “desde que salí del Oviedo, que era el azul, vine para aquí, que era el verde (aunque el Cerceda era rojiblanco, pero todavía era oficialmente filial verdiblanco), después un año en el Alcoi, que al final fue rápido, y en el Sporting también de verde”, repasa sobre su trayectoria, ya dilatada porque fue precoz y parece que lleva toda la vida en las pistas y en realidad solo tiene 35 años, si bien es cierto que la edad y el paso del tiempo han templado su carácter y ya no es aquel Toni que celebraba cada gol como si fuese el del último minuto de una final del Mundial, y que a nivel personal ya es padre de un niña de 2 años.


“Vuelve un Toni más veterano, con más años”, confirma el delantero ovetense, “y con todavía más experiencia en finales, en los partidos decisivos y espero que con el mismo olfato goleador que tenía años atrás”. Dejó su marca anotadora cuando se marchó en 198 goles (no hace falta que se le diga la cifra, se la sabe de memoria) y desde entonces solo le ha podido adelantar Dava Torres , pero a las puertas de una cifra redonda como los 200. “Espero que sea ya en el primer partido. Es un dato bonito, pero espero pasar ya rápida esa cifra e ir a por más”, apunta el asturiano.

 

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Talismán

Volver a casa también le trae muchos recuerdos. El club no esconde que uno de los objetivos del nuevo ciclo ganador que está construyendo es ganar la Champions y Toni Pérez será como el recordatorio de ese último gran éxito continental en 2012. “Aún lo he estado hablando con los compañeros que me acuerdo perfectamente de esa última Champions y la verdad es que se pone la piel de gallina cada vez que pienso en ello y en que eso se pueda volver a repetir”, asegura. Y eso que ganó otras tres con el Sporting, como si él fuera un talismán secreto. “Ojalá. Llevo cuatro y espero que la quinta sea aquí y me tatúe otra”, dice.


“Nosotros vamos a luchar por ello”, indica. “Desde el primer día iremos tanto por la Champions como por la Liga, primero a por la Supercopa, que es el primer título del año.. Esperemos ir paso a paso a ver cómo se van dando las cosas, pero estoy con muchísimas ganas de ayudar a un equipo que está en crecimiento, que tiene una mezcla de juventud y veteranía muy buena y que yo creo que con los fichajes de este año crearemos un buen grupo para poder luchar por todo”, afirma.

 

Reencuentro con Copa

En el Liceo se reencuentra con Juan Copa. “Al final fue el entrenador que me trajo aquí. Lo conozco desde que tenía dos años, cuando él jugaba en Asturias en el equipo de mi tío. Tenemos una relación de muchísimos años”, valora. Un extra de motivación para su regreso ya que nunca habían coincidido en el primer equipo verdiblanco (sí en categorías inferiores, en el filial y en el Cerceda). “Justo Juan entra el año que yo me fui. No acabábamos de encontrarnos en el sitio en el que ambos queríamos, que era aquí. Por fin se va a dar ahora y esperemos disfrutar mucho y que vengan los títulos”, desea.


Y por desear, que sea también el año de otro de sus equipos de la ciudad, el Dépor, de quien es un gran aficionado y al que tampoco perdió la pista. “Sufriendo un poco más que con el Liceo. Sigo manteniendo el carnet. Mi hija de dos años lleva siendo socia desde que nació. Esperemos ahora poder ir más a Riazor y disfrutar un poco más del equipo y con victorias”. En 2012, con él en A Coruña, el Dépor ascendió a Primera y el Liceo ganó la Champions. Toni talismán. 

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