Antonio Hidalgo no compareció ante los medios de comunicación al término del Teresa Herrera, en una forma de proceder del Deportivo a la hora de gestionar su trofeo que no tiene precedentes en el pasado reciente. En la presentación ante su afición, el club mantuvo la política de comunicación que ha ejecutado durante toda la pretemporada: solo un protagonista al término de cada encuentro.
Nada cambió en el Teresa Herrera, pues el encargado de comparecer ante la prensa fue Luismi Cruz. Así, no hubo mensajes del entrenador hacia su nueva hinchada al término del encuentro, como sí sucedió en la previa. No habló el preparador catalán ante los micrófonos, pero sí desde el banquillo. Porque en su planteamiento, Hidalgo dejó evidentes pistas de sus intenciones. El técnico apostó por un once que, con los futbolistas que tiene a su disposición a día de hoy, bien podría ser el que pusiese en liza dentro de seis días en Los Cármenes, en el estreno liguero ante el Granada.
Pero no solo con el once dejó pistas el entrenador, sino también a la hora de gestionar los cambios. 45 minutos para un Arnau Comas que sigue rodándose y que regresó tras sus problemas de tobillo. Lucas Noubi como primer reserva, pieza polifuncional y candidato a entrar en esa zaga en el caso de que haya algún problema.
Luego, tras un cuarto de hora del segundo tiempo, la primera remesa de cambios, con el juvenil Samu Fernández, Giacomo Quagliata, Charlie Patiño y David Mella como futbolistas en la cornisa entre el once inicial y el rol de revulsivo. Los quince minutos finales para Rubén López, Cristian Herrera y Moha Bouldini. Y los últimos segundos para Damián Canedo y Martín Ochoa, pensando casi más en las ovaciones a Loureiro y Yeremay.