El Deportivo Liceo encajó su tercera derrota en la OK Liga. A la esperable en el Clásico contra el Barça (6-0) y al primer tropiezo en casa, contra el Reus (1-2), sumó una más como visitante, en el feudo del Voltregà (2-0), un partido marcado por una tangana, los insultos y las agresiones desde la grada.

No aguantó más el equipo coruñés, que en un hecho insólito y sin precedentes en el deporte coruñés, abandonó en pleno la pista del Oliveras de la Riva cuando faltaban ocho minutos y 24 segundos por jugarse y el Voltregà ganaba por 1-0.

El Liceo tomó la decisión de dejar el partido para solicitar la presencia de las fuerzas del orden ante la sensación de inseguridad en el momento más caliente. A la tarjeta azul que recibieron el local Aleix Molas y Fran Tombita le siguieron sendas tarjetas rojas para los delegados tras un enganchón en los banquillos.

Según fuentes del club, los insultos y los intentos de agresión fueron reiterados desde la grada. La gota colmó el vaso de la paciencia liceísta cuando una persona le llamó “sucada de mierda” al argentino Tombita. “No vamos a tolerar insultos a nuestros jugadores. El respeto está por encima de ganar o perder”, explicó Juan Copa al término del partido.

El equipo coruñés regresó a la pista acompañado por varios agentes de los Mossos d'Esquadra unos 30 minutos después de marcharse y el partido se reanudó con relativa normalidad, pero con una sonora pitada y más insultos pese a que el Voltregá hizo una llamada a la calma y el respeto por megafonía.

En los ocho minutos finales, César Carballeira pudo empatar en una de sus incontables ocasiones, pero el exliceísta Jordi Burgaya sentenció a tres del final. Es la tercera derrota consecutiva en la OK Liga, sexta del curso y el equipo coruñés cae al octavo puesto, poniendo en peligro su clasificación para la Copa del Rey.

Balas de fogueo

Con sólo tres goles en los cuatro últimos partidos, el equipo coruñés volvió a acusar la falta de acierto. Y es que si el pasado domingo contra el Reus ya brilló el portero rival Càndid Ballart, esta vez los verdiblancos hicieron internacional al portero Oriol Codony.

Tomás Pereira abrió el fuego con dos palazos lejanos, Pablo Cancela tuvo una temprana falta directa, Tombita lo rozó a bocajarro, Sito Ricart lo probó también desde fuera... a todos respondió un imperial Codony y el tubo repelió un misil de Guido Pellizzari.

En el área visitante, Tiago Rodrigues salió del banquillo –Martí Serra repitió en el cinco inicial– sólo para frustrar la directa de Burgaya y el palo evitó un trallazo de Molas, las dos mejores del Voltregà.

La ley de los ex

Con 0-0 al descanso, el equipo local dio un paso al frente en el segundo tiempo, con ocasiones para los dos, hasta que Àlex Rodríguez, otro ex, abrió la lata con una bola colgada que se coló en la portería de Serra sin que nadie la desviase.

El propio Àlex y el capitán Eric Vargas se toparon con los palos y el Liceo dispuso de un penalti para empatar. Lanzó César y despejó Codony poco antes de la tangana y el insólito abandono del equipo coruñés, que volvió para terminar dignamente, aunque ya estaba más fuera que dentro del partido. El 2-0 de Burgaya confirmó una derrota empañada por el racismo y el macarrismo. No todo vale.

Séptimo clasificado con 15 puntos, los mismos que el Igualada, octavo, y el Calafell, noveno fuera de los puestos de acceso a la Copa del Rey, el Liceo vuelve el sábado al Palacio de los Deportes de Riazor para recibir al PAS Alcoi (13 horas), sexto con 16, en otro duelo directo por el torneo del KO. La victoria es innegociable.