El Deportivo hizo oficial la salida de Álex Petxarroman rumbo al Andorra. El lateral derecho jugará cedido esta temporada en el conjunto tricolor, que se reserva una opción de compra sobre el futbolista. La operación se cierra apenas un año después de que el vasco llegara a Riazor procedente precisamente del club del Principado, previo pago de una cantidad cercana al medio millón de euros. Lo hizo para competir el puesto a Ximo Navarro, pero su rendimiento estuvo lejos de lo esperado y ahora regresa al mismo destino del que partió.

Petxa firmó por el Dépor en el verano de 2024 hasta 2028 como una apuesta de presente y futuro para reforzar el carril derecho. El club pagó un traspaso por un jugador con experiencia en Segunda y que venía de ser titular en el Andorra. Sin embargo, su curso en A Coruña fue irregular y marcado por la falta de continuidad. La lesión de Ximo Navarro en marzo le abrió la puerta a una secuencia de titularidades, pero tampoco entonces logró despejar las dudas que le habían acompañado en sus primeros meses.

El balance final de la temporada refleja 27 partidos disputados, 17 de ellos como titular, para un total de 1.504 minutos en Liga. Una participación baja, en parte por el alto nivel mostrado por Ximo antes de su lesión, pero también por las carencias defensivas exhibidas por el lateral donostiarra.

En pretemporada, con la llegada de Antonio Hidalgo al banquillo y la incorporación de Miguel Loureiro, la competencia aumentó todavía más. La presencia de Lucas Noubi como alternativa en el lateral en algunos partidos reforzó la idea de que Petxa tenía la puerta de salida abierta.

De hecho, su rol en los amistosos de verano fue testimonial. Se quedó fuera de la convocatoria en el Teresa Herrera y solo participó en tramos limitados ante Compostela, Ourense CF y Watford. Una señal evidente de que no contaba en los planes para la 2025-26. Desde hace varios días se ejercitaba al margen del grupo a la espera de que se concretase su salida.

El regreso al Andorra supone un nuevo capítulo, aunque en un destino conocido, en la carrera de Petxa. Para el conjunto coruñés, la operación deja un sabor agridulce. Por un lado, abre la puerta a que el futbolista recupere sensaciones y pueda revalorizarse en un entorno que conoce bien. Por otro, es inevitable recordar que hace apenas un año se pagó por él una cifra considerable y ahora sale cedido de vuelta a su anterior club tras un rendimiento que no convenció. El contrato hasta 2028 permite pensar en un posible rédito futuro, ya sea deportivo o económico, pero por ahora el balance es el de una apuesta que no ha salido como se esperaba.