El verano de 2024 parecía marcar el inicio de algo grande para Pablo García (A Coruña, 2008). Con solo 16 años, el lateral derecho fue una de las grandes sensaciones de la pretemporada 2024-25 del Deportivo. El futbolista todavía en edad cadete, que se había hecho dueño del carril diestro del Juvenil A campeón del Grupo 1 de División de Honor 2023-24, llamó la atención de todos: técnicos, compañeros y afición. Su irrupción fulgurante apuntaba a una temporada 2024-25 de salto y consolidación en el Fabril y, quizá, de algún coqueteo más con el primer equipo a lo largo de la campaña de regreso a Segunda División. Pero el fútbol, como tantas veces, no entiende de planes. Las lesiones primero y el quirófano después convirtieron el curso pasado en un calvario. Y el sueño quedó en pausa.
La pretemporada pasado dejó huella. Pablo García jugó las segundas partes ante el Ourense CF (0-4) y el Pontevedra (0-2). Además, fue titular frente al Gil Vicente (0-0), donde completó 71 minutos ante un rival más hecho físicamente, y también sumó minutos ante el GD Chaves (2-0) en la minigira blanquiazul por el norte de Portugal. Su desparpajo, su físico precoz y su capacidad para ir y venir por la banda convencieron a todos. “Me sorprendió para lo joven que es y el desparpajo que tiene”, confesó el delantero Iván Barbero tras uno de esos encuentros. El centrocampista Rubén López, otro canterano que sabe lo que cuesta hacerse un hueco en el primer equipo, también lo elogió: “É un rapaz moi maduro e traballador”.
En un contexto de lesiones en el primer equipo tras lograr el ascenso, Pablo García ya había sido convocado para la Final de Campeones ante el Castellón. No debutó, pero empezó a conocer desde dentro la dinámica profesional. Imanol Idiakez, que ya había advertido que había que ir con calma con el canterano, lo resumió en rueda de prensa: “Tiene una pinta estupenda… pero es muy joven, vamos a dejarlo tranquilo”.
De hecho, de haberse estrenado con el Dépor en ese momento, se habría convertido en el segundo futbolista más joven en vestir la camiseta blanquiazul en un compromiso oficial. El primero, el más joven en hacerlo, sigue Juan Acuña, leyenda deportivista que se estrenó con 15 años y 6 meses el 15 de junio de 1938, en un partido del Campeonato Gallego ante el Racing de Ferrol en O Inferniño.
El mensaje de Idiakez se entendía como una forma de proteger al jugador. En el club tenían claro que la temporada debía pasar por el Fabril, en Segunda Federación, bajo la tutela de Manuel Pablo. El plan parecía diseñado. Incluso renovó su contrato hasta 2027, siguiendo la senda de otras joyas como Yeremay o Mella, aunque en su caso, al ser menor de edad, con un límite de tres años. La idea es ampliar ese vínculo una vez cumpla la mayoría de edad en enero de 2026.
Pero la temporada no salió como estaba escrita. Las lesiones, centradas en un tobillo, truncaron su evolución. Tras jugar solo dos partidos como suplente con el Fabril, cayó lesionado en octubre. Reapareció y enlazó algunas titularidades, pero en noviembre volvió a parar, esta vez por una dolencia en el hombro, un esguince acromioclavicular sufrido en el partido del filial ante el Guijuelo. Apenas había encontrado ritmo cuando, en diciembre, el tobillo volvió a fallar. En enero regresó brevemente, pero en febrero tuvo que pasar por el quirófano para resolver los problemas recurrentes en el tobillo. No volvió a jugar más en toda la temporada 2024-25.
El balance final de catorce partidos con el Fabril, solo ocho como titular, y muchos meses en blanco. Un frenazo para un futbolista en formación que lo tenía todo para aprovechar la inercia del pasado verano. A la hora de planificar la 2025-26, el Dépor no lo ha incluido entre los citados para el arranque de la pretemporada del primer equipo. Toca volver a empezar.
Pablo García sigue siendo el mismo talento precoz que deslumbró hace un año. Lateral potente, con recorrido, capaz de superar rivales en duelos individuales y llegar a línea de fondo con buenos centros, todavía tiene margen para crecer en ciertos aspectos defensivos, como los balones a la espalda o el juego aéreo. Pero su carácter y competitividad son avales sólidos para creer en su recuperación.
La 2025-26 se presenta como una oportunidad para rehacerse. Una temporada para, esta vez sí, consolidarse en el lateral derecho del Fabril, retomar sensaciones y dejar atrás un año difuminado en la enfermería. Porque si algo demostró Pablo García en el verano de 2024 es que, si las lesiones lo respetan, su techo sigue estando lejos.