“Yeremay todavía va a acabar en las Ríax Baixas recogiendo mejillones”, dice un periodista portugués durante un debate en el canal luso Now ante la negativa del Deportivo a aceptar los 30 millones de euros que ofrece el Sporting de Lisboa por el ‘10’ blanquiazul. Y se queda tan ancho el tío. En primer lugar, si el canario algún día decide dejar el fútbol para dedicarse a ser bateiro y cultivar mejillones, o cualquier otro tipo de bivalvos, no será un motivo para avergonzarse. Quien sí debería ponerse colorado es ese periodista por tratar de desprestigiar una profesión que tantas bocas alimenta en Galicia solo porque Yeremay y el Dépor le han dado un portazo en toda la cara al fútbol portugués.
Durante su exposición, el reportero repite varias veces que le parece “irracional” que el club coruñés rechace 30 millones de euros por ‘Yere’ y que tampoco haya aceptado vender a su otra perla, David Mella.
¡Que no os enteráis! Claro que es irracional. Es que el deportivismo es un sentimiento que no debes tratar de entender, que supera cualquier tipo de explicación y que, aunque cabree a los periodistas portugueses, está por encima del dinero y del, muchas veces, frívolo fútbol moderno. ¿No lo pillasteis cuando Lucas Pérez abandonó la Primera División el 31 de diciembre de 2022 y se pagó de su bolsillo la mitad de la cláusula de rescisión para regresar al Dépor, que estaba en Primera RFEF? ¿Tampoco lo captasteis cuando el pasado mercado de invierno el Dépor le dijo al Como italiano que el ‘10’ no está en venta?
El deportivismo no quiere 30 millones de euros en sus arcas, sino a Yeremay corriendo la banda, rompiendo el récord de regates de Segunda, marcando goles, dando asistencias, regalándonos su ilimitado recurso de genialidades y liderando el regreso del equipo coruñés a Primera División. Porque sí, aunque digáis que es “irracional”, el Dépor volverá a la élite y, ojalá, sea con Yeremay como jugador franquicia.